Eduardo Aracil, empresario de la noche marplatense y dueño del mítico boliche Sobremonte, confirmó el cierre definitivo del complejo bailable, luego de haber estado abierto al público durante 47 años. La noticia se conoce en el primer fin de semana de la segunda quincena de enero, cuando en otros tiempos era de recaudaciones récord.
"Lo que no pudo la guerra de Malvinas, ni los militares, ni la maldita policía, lo pudo un juez influenciado por los fiscales de la AFIP, que le contaron el cuento de la asociación ilícita como si fuéramos unos delincuentes. No entendió el derecho al espectáculo y como no lo entiende, lo rompe", se despachó el empresario, quien se refirió a la investigación que lleva adelante la justicia federal y que el año pasado determinó el procesamiento de los dueños del boliche y otras personas por el delito de asociación ilícita fiscal con la que habrían realizado maniobras de evasión tributaria entre 2003 y 2014 mediante la interposición de personas físicas y jurídicas con la finalidad de eludir el pago de tributos nacionales.
El aumento en las tarifas de los servicios también influenció en la decisión. "Llegaban $160.000 de luz y $80.000 de agua", contó. Al momento de los balances y sobre la historia de Sobremonte, Aracil destacó que "nunca hubo un muerto" en el boliche y que "se cuidó a cuatro generaciones de marplatenses".
El famoso establecimiento, ubicado en Constitución entre Carballo y Torres de Vera y Aragón, fue el escenario de múltiples recuerdos de residentes y turistas de variada edad. Con su oferta gastronómica y más de cinco pistas, Sobremonte supo convertirse en un ícono de la noche marplatense.
Un paseo obligado para los jóvenes y adultos que querían divertirse, representó la esperanza de que el último boliche de la zona de Constitución se mantuviera en pie, tras el cierre de GAP, Chocolate y Pinar de Rocha, entre otros. Fue inaugurado en el verano de 1972 cuando era sólo un pequeño espacio estilo español con una capacidad para 400 personas.
Actualmente ocupaba toda la manzana, transformándose en un megacomplejo con 3.500 metros cuadrados y preparado para 4.000 personas. Dos discotecas, cinco pistas de baile, parques ambientados, terrazas al aire libre, doce barras, pileta climatizada, escenarios para shows, un restaurante cantina, uno de comida mexicana y otro con cocina mediterránea. Un cyber bar, mesas de pool y una parrilla típica argentina.
Sobremonte logró albergar a los padres, los hijos adolescentes y las parejas que querían fusionar la salida romántica con un poco de baile. El ocaso del mítico boliche concluirá con la demolición de su tradicional edificio que se prevé para los próximos meses.