Así se robaron un millón de pesos de una joyería

Ocurrió en Arrieta al 3200. Los autores redujeron a tres empleadas y una clienta, y vaciaron la caja: "No hagas nada que nos comprometa porque mato a tu amiga, ¿estamos?", les dijeron.

Nunca perdieron la calma. No hubo gritos, pánico ni llanto. En apenas tres minutos dos hombres armados lograron reducir a tres empleadas y una clienta, vaciaron la caja de una joyería y escaparon con un botín estimado en un millón de pesos.

 El atraco se produjo este lunes 2 de noviembre en un local comercial ubicado sobre la peatonal Arrieta al 3200, en pleno centro comercial de la localidad de San Justo, partido de La Matanza. En las imágenes de la cámara de seguridad se ve claramente como el primer delincuente que ingresa se muestra interesado en un artículo que estaba exhibido en la vidriera. "Es para hacer un regalo", le explica a una de las empleadas. De esa forma logra engañarla y entrar al comercio. 

 Con el casco de la moto en el brazo, se frota sus manos con alcohol en gel y recién después saca una pistola plateada con la que amenaza a una mujer -que sí estaba comprando- y a las dos empleadas que se encontraban detrás del mostrador. "Esto es un robo, se quedan quietitas, tranquilas", les dice sin exaltarse, mientras habilitaba el ingreso de su cómplice. 

Las víctimas siguen al pie de la letra las indicaciones de los ladrones. Uno de los sujetos lleva a la clienta y a una de las empleadas hasta el fondo del local. Allí amenazan a otra trabajadora.

 En el video, que dura exactamente 3.44 minutos, se ve todo lo que sucede en el sector de atención al público. El delincuente que permanece en ese lugar pide que le entreguen las joyas de oro que están en la vidriera y hasta consulta por su calidad. "¿Es oro bueno, no?", se interesa para sorpresa de la joven empleada.

Los autores se muestran serenos en todo momento. En un tramo, uno de ellos amenaza de muerte a una de sus víctimas pero lo hace en un tono moderado: "No hagas nada que nos comprometa porque mato a tu amiga, ¿estamos?", dice.

Recién cuando se cumplen 2.30 minutos uno de los delincuentes comienza a preocuparse: "Dale, mami que ya me quiero ir", señala y al rato apura a su compañero para que que le entreguen la "plata grande".

Ya con el dinero en su poder, los autores salen caminando. No tienen apuro. "Se quedan quietitas ahí, no hagan nada que nos comprometa", les pide el que lleva el ladrón que lleva el casco.



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