Conocé las zonas donde roban más perros
Los venden en Internet. "Los ven como cosas, no piensan en el dolor de las familias", dicen a 24CON
Los dueños de perros deberán prestarle mucha más atención a las zonas que transitan cuando los sacan a pasear y a las personas a quienes le delegan su cuidado. Es que una nueva modalidad delictiva se impuso en la Ciudad y el Conurbano bonaerense para lucrar con las mascotas: robarlas en espacios públicos o veterinarias para luego venderlas por Internet.
Desde la ONG Defendamos Buenos Aires advierten que, mientras el año pasado recibieron 368 denuncias de este tipo, en lo que va del 2012 ya hubo 400. Es decir, de continuar esta tendencia, la cifra se habría duplicado. “Antes robaban a los perros en las plazas y los vendían en ferias como La Salada o la de Pompeya, pero ahora empezaron a trabajar cada vez más fuerte en los sitios Mercado Libre, Mundo Anuncios, Adoos y la red social Facebook”, explica a 24CON Javier Miglino, presidente de la entidad y especialista en delitos informáticos.
Las bandas operan mayormente en las plazas de San Justo, Morón, Castelar, San Isidro y Olivos. En cuanto a los barrios porteños, se destacan la plaza Alberti de Belgrano, el Parque Las Heras de Recoleta y Parque Centenario, en Almagro, además de Núñez y Flores. “Eligen perros más bien chiquitos. Los más robados son los coker spaniel, los caniches toy y los shih tzu, que valen entre 2400 y 3000 pesos”, revela el abogado. En cuanto a los grandes, los más buscados son los pastores alemanes.
Una vez que logran hacerse del animal, los ladrones suelen llevarlos a “aguantaderos, donde también tienen las computadoras”. Allí lo bañan, le sacan fotos, suben el material a la Web y, por la gran cantidad de solicitudes que reciben, “los venden antes de que los dueños puedan siquiera poner carteles por el barrio para buscarlo”.
Si bien ofrecen a los perritos a un valor menor que el real, “tampoco los regalan, porque saben que la gente los compra igual”. En general, la venta es por la mitad del precio de mercado y se concreta a domicilio, contra entrega del dinero. “En los sitios Web se presentan como criadores, dicen que no tienen papeles pero que pueden garantizar que el perro es de raza, porque también tienen a los padres”, asegura Miglino.
En este sentido, la ONG recomienda comprar siempre a las mascotas en veterinarias. En caso de hacerlo por Internet, hay que fijarse si el usuario que ofrece a los perros tiene ventas anteriores y cuáles son sus calificaciones. Aunque el presidente de la entidad señala que, en las páginas de compraventa online, “las bandas tienen formación permanente y cuando hay una denuncia – por ejemplo, de alguien que vio a su perro robado en las fotos – automáticamente se borran. Los administradores de los sitios no colaboran con la justicia, y así los ladrones tienen tiempo de desaparecer de los aguantaderos antes que vayan a buscarlos”.
A cara de perro
Las veterinarias tampoco están exentas de los robos de canes. Casos como el de una en Almagro, de la que se llevaron 15 cachorros, o el intento frustrado de sustraer un caniche en otra de Quilmes, hace más de dos meses, últimamente se multiplicaron, por la creciente demanda en este mercado negro. “Ven que la venta de animales es un negocio próspero, que la gente se los pide por correo electrónico, y necesitan robar cada vez más. Para ellos, los perros son una cosa, como una computadora o un televisor. No tienen en cuenta el daño que pueden causarle a una familia”, sostiene el especialista.
Otra modalidad “cobarde y cruenta” muy utilizada por estos días – y quizás la más peligrosa – es la de los llamados “paseaperros truchos” que “se ofrecen con carteles en la vía pública, se ganan la confianza de los dueños que los contratan y, cuando acumulan diez o doce animales, desaparecen con ellos”. Defendamos Buenos Aires registró hasta ahora ocho casos de este tipo, que derivaron en un falso paseador detenido y otros tres identificados, que pertenecerían a la misma banda.
La preocupación llevó varias personas, y sobre todo veterinarios, a probar un modelo experimental de microchip, que se inserta en las chapitas de las correas – esas que llevan el nombre del perrito – y permiten rastrearlo como si fuera un GPS. Sin embargo, Miglino aclara que a este sistema “le falta perfeccionarse” porque, obviamente, los ladrones pueden deshacerse fácilmente de las correas.
“Por ahora, lo más inteligente y práctico es que los dueños vayan con la soguita, sin soltar a su mascota, lo que evita robos y accidentes. Hace algunos años, los robos se centraban en computadoras y notebooks, y antes eran los televisores LCD. Pero se dieron cuenta que la tecnología queda obsoleta, y un perro no. Está claro que estas bandas llegaron para quedarse”, reflexiona el abogado.
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