Por aquellos días, dos anónimos se presentaron ante la Justicia e incriminaron a Madaf por la desaparición de la menor, que supuestamente también se había practicado un aborto.
"En ese momento lo detuvieron a raíz de presiones políticas. Quería resolverse el tema y debían encontrar un culpable", denunció el abogado del hombre, Carlos Jorge Pereyra.
Madaf fue obligado a autoinculparse como autor del presunto hecho, mediante diferentes torturas sufridas durante meses, hasta que optó por incriminarse y hasta dio las supuestas coordenadas del eventual cadáver de su particular novia.
A raíz de las confesiones, la Justicia le dictó la prisión preventiva al hombre, que hoy tiene 39 años, aunque su abogado aseguró que no existió un argumento válido y "fue algo irracional".
Sin embargo, el cuerpo nunca fue encontrado por la Policía y el acusado permaneció más de tres años en prisión, donde habría sufrido abusos sexuales y contrajo el virus del Sida.
Finalmente, por falta de pruebas, fue dejado en libertad en 1994, luego de que la Argentina se adhirió al pacto de San José de Costa Rica, por los Derechos Humanos.
A 15 años de aquella libertad, el joven Madaf sufre consecuencias psíquicas y físicas muy graves con un 90 por ciento de incapacidad, según pericias oficiales.
El tratamiento es paliativo y no tiene una cura definitiva, además de estar medicado de por vida.
En tanto, la chica en cuastión, Díaz, apareció en 1998 en San Juan, donde se había casado y tenido hijos con otra pareja.
Por todo lo que debió vivir Malaf durante los años ´90, decidió iniciar acciones legales contra el Estado de San Luis y recibió un indemnización de 349.639 pesos, en un fallo dividido que hizo lugar "íntegramente a la demandada por daños y perjuicios".
¿Y la “novia”? Bien, gracias.