Construyó su "paraíso" con imaginación y chatarra

Una situación límite llevó a Raúl Bacarin a levantar "Casapueblo", un monumento cultural hecho con materiales reciclados.

En lo profundo de José C. Paz, a metros del límite con San Miguel, sobre una calle de tierra que Carlos Paez Vilaró no se hubiese animado a pisar, existe una casa que es diferente a todas las del Conurbano. Durante décadas, a fuerza de imaginación y trabajo, Raúl Bacarin transformó ese lugar en un mundo con artefactos insólitos construidos a partir de chatarra. Sin ayuda de ningún tipo, hoy lamenta que su sueño se desgaste por el clima y la desidia municipal.


“A mi casi nadie me llama por el nombre, cuando voy por la calle me gritan ‘Casapueblo’ y yo ya me doy vuelta y saludo”, relata a 24CON mientras muestra con orgullo su fortaleza. Con 57 años a cuestas, jura que nunca visitó la obra de Vilaró en Punta del Este, de la que solo tomó el nombre, y que sus inventos convierten a su casa en una expresión artística completamente diferente. Incluso sueña con poder construir un barrio futurista a partir de escombros “como un paisaje lunar”, aunque cuando se lo presentó a Ishii, el intendente lo “miró raro”.


Desde la calle, el contraste con las opacas casas bajas del barrio Jardín hace imposible pasar sin mirar extrañado. Por eso es común que la gente se saque fotos como recuerdo. Sobre la puerta, una figura humana con una bandera argentina en la mano da la bienvenida. “El cuerpo lo hice con los restos de un techo que se cayó y la cabeza es del tanque de nafta de una moto”, explica Bacarin mientras improvisa una visita guiada por sus obras.


La insólita motocicleta bañada en cemento se expone en el jardín del frente. Un poco más atrás, un mástil de colegio es custodiado por “El guerrero del camino”, un carro romano de carreras devenido en macetero. Más atrás, una colorida guitarra de piedra descansa al lado de un banco. Arriba, en el techo, un astronauta posa al lado de una nave esférica. Más al fondo asoma el “Nautilus”, una habitación con periscopio y forma de submarino. Resulta complicado pensar que todo eso surgió de la imaginación de este trabajador del INTI al cuál una situación límite despertó su vocación artística.


 

Construir para olvidar

 

“Esto empezó en el ’90, cuando tenía mi Dodge 1500. Se me metió un tipo con una moto de contramano, terminó abajo del auto y se mató. Entonces o me pegaba un tiro en el bocho o me ponía a hacer algo y se me ocurrió esto. Lo usé como una terapia, para olvidarme”, recuerda quien hasta ese momento jamás había tenido nociones de albañilería.

El cañón que apunta a la calle lo hizo con dos tarros de helado y cemento. El relieve en las paredes, con botellas de gaseosas cortadas. El frente de la “nave espacial” está armado con tambores de secarropas que encontró tirados y una tele vieja. Dos aisladores que sobraron de Atucha funcionan como columnas. Acá nada se pierde, todo se transforma.


Sin embargo, el “hobby” de la construcción no convencional se convirtió luego en un homenaje a la que fue su compañera a lo largo de la vida. “Mi señora falleció en el 2008 y me quedé sólo con mi hija. Ella fue al que me apoyó para que siga adelante, la que me incentivó para que termine, por eso esto es a la vez un homenaje para ella”, confiesa el artista del fratacho.


Reconocimiento y olvido


Antes de pasar a las invenciones del patio de atrás, Raúl saca de un placard una serie de papeles arrugados. Son resoluciones del Municipio y el Concejo Deliberante en donde se reconoce a “Casapueblo” como “Patrimonio cultural del distrito”. “Ahí están las firmas del Intendente y el jefe de Gobierno en donde legitiman mi trabajo, pero nunca se acercaron ni colaboraron para mantener esto. Todo lo hice siempre sólo, sin ninguna ayuda”, aclara Bacarin. El reconocimiento, claro está, quedó sólo en el papel.

“Ahora está todo venido un poco abajo, falta pintar, este invierno fue muy crudo y se me hace difícil mantenerlo. De cualquier manera, cuando pase del todo el frío voy a tratar de restaurar un poco”, explica el hombre al que como miles de vecinos paceños aún no le llegó la red de gas natural.


“Yo hice esto con la idea de que el barrio progrese, que crezca y sea más lindo. Como dijo Perón, los pueblos crecen con la cultura”, afirma Bacarin, al tiempo que redobla los proyectos. “A Ishii le conté mi idea de hacer un barrio redondo, de casas bajas, futurista, todo con material reciclado de demolición. Es más, le pedí vagones y colectivos quemados, para convertirlos en casas y le aseguré que nunca se vendría abajo. Pero me miró raro”, confiesa.


“La cultura no se discrimina”


En el final del recorrido, Bacarín muestra los tesoros de su patio: “el coliseo” (una especie de decoración romana de exteriores), “la tapera” (un horno de barro al lado de un pequeño comedor con un mural de “Casapueblo”) y “El ojo de la naturaleza”, la obra que más lo enorgullece. Se trata de un jardín de invierno con una ventana circular desde la cual se observan un “Floripondio con campanulas y una planta de flores rojas” (SIC).

 

“Es como si de la oscuridad de la casa vieras del otro lado la naturaleza que nace. Es un pensamiento, como que de este lado estamos destruyendo al mundo pero del otro lado está el paraíso y la eternidad”, explica. Incluso piensa hacer remeras con la foto y esa consigna para repartir en el municipio.


“Los ingenieros y arquitectos copian todo de los libros. Lo mío salió de mi cabeza, usando la imaginación. Con 2 ruedas de carro hice todo un jardín de invierno, es todo creación pura”, distingue el artesano. Y adelanta su nuevo proyecto: Construir una habitación completamente circular, a la que se acceda desde abajo y que esté repleta de ventanas redondas “para acostarse y mirar las estrellas”.


“Yo aprovecho todo, todo sirve. A veces vengo juntando cosas por la calle, veo algo en un basural y ya se me ocurre para que lo puedo usar. Cuanto más laburo, mejor, me saca de los problemas y de la tristeza de quedarme solo en la vida”, sentencia. Y cierra la nota con una frase maradoniana: “Las autoridades no le dan pelota a la cultura. Eso me gustaría que lo pongas en alguna parte. La cultura no se discrimina”. Ni se mancha. Cumplido.

 

20 de septiembre de 2011

 

 

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