Subasta sus pulmones para salvar a su hijo: "Lo decidí por un chiste de mi familia"

"Los órganos se venden al precio que cierre la subasta el 10 de abril", dijo a 24CON.

El mensaje en Facebook lo dice todo. Grafica la desesperación de una madre que intenta salvar a su hijo y que quiere entregar, literalmente, parte de su vida para lograrlo.

“Me llamo Patricia Canosa tengo 27 años y vendo un pulmón y un riñón para poder comprar una casa antes de la operación de columna que deben practicarle a mi bebé Nicolás Leiva, el día 19 de julio de 2012 en el hospital Garrahan, soy 0+ (cero positivo) no fumo, ni bebo bebidas alcohólicas ni tampoco consumo drogas, no tengo antecedentes de enfermedades patológicas ni significativas, lo hago voluntariamente, acepto firmar acuerdo de confidencialidad, por favor difúndanlo porque se me termina el tiempo en que puedo conseguir un hogar acorde a las necesidades de mi familia”.

Patricia no tiene empleo. Está en pareja con Juan Fernández, quien hace changas de vez en cuando en el campo. Su hijo, Nicolás, tiene 2 años y tres meses y sufre síndrome de Goldenhar, una enfermedad congénita que se manifiesta en el momento del nacimiento, producto de malformaciones. En el caso de Nico, en las vértebras del cuello y la espalda.

El día 19 de julio de 2012 será sometido a un operación en el hospital Garrahan, que consiste en la colocación de un implante de titanio, compuesto de dos barras y ocho tornillos que le permitirá fijar la columna. Además, deberá ser sometido a otra operación en el pie y de tendón, un corte en el frenillo de la lengua y una cirugía estética en el oído.

Vida o muerte

Viaja en micro al momento de la comunicación con 24CON. El sonido de fondo la delata. Patricia está algo nerviosa pero muy atenta a la conversación. Piensa milimétricamente en lo que va a responder a cada pregunta. Lo irónico, pero entendible debido a las circunstancias, es que nunca dudó en hacer su oferta.

“No lo pensamos ni un minuto”, dice sobre su polémica decisión de subastar uno de sus órganos vitales y otro de su marido. La realidad de la familia supera cualquier intento por subsistir. Viven en un departamento de un ambiente donde habitación, cocina y baño se confunden. Por tal motivo, necesitan una casa “con las condiciones adecuadas para que mi chiquito pueda salir adelante”, sostiene.

Entre los recuerdos de cómo surgió la idea, la mujer revela que fue parte de una conversación con sus “hermanitos”. Ella cuenta que, “entre un montón de posibilidades, chistaron que me cortara una mano o una pierna y que la vendiera. Ahí nos miramos con Juan y dijimos: ‘si tenemos pulmones y riñones, ¿por qué no venderlos?’”.

Es lógico, ninguno de los dos quería llegar a eso. Pero “es a lo que nos llevaron”, dice enfurecida porque, de acuerdo a lo que agrega, “ningún funcionario nos atendió ni nos ofreció solución posible”.

Lo más desalentador desde que publicaron sus órganos en Facebook, aclara la joven, es que suponía que “se pagan hasta 140 mil euros” por cada uno, y la máxima oferta que recibieron “fue de $85 mil”.

Y aunque sabe que se trata de una actividad ilegal y penada por ley, Patricia sostiene que “voy a vender los órganos a lo que cierre la subasta el día 10 de abril”.

"Cuando en el Garrahan nos preguntaron por nuestra situación habitacional le explicamos y nos dijeron que no estaba acorde a las necesidades de Nicolás. Por eso vino todo esto”, menciona durante la conversación.

El gobierno bonaerense anunció que colaborará con el "alojamiento y la rehabilitación" de Nicolás pero Patricia dijo a este medio desconocer ese comunicado. Según consta en la página oficial de la gobernación, “la Provincia de Buenos Aires, por decisión del gobernador Daniel Scioli, pondrá a disposición de Patricia Canosa, todos los medios necesarios para el alojamiento y la rehabilitación de su hijo”.

Sin embargo, ella descree de todos. “El que ponga más plata, o lo que vale una casa, se los lleva”, finaliza.

26 de marzo de 2012
¿Quiere recibir notificaciones?
Suscribite a nuestras notificaciones y recibí las noticias al instante