Sin sexo, pero con el espíritu de haber plantado una bandera blanca en signos de paz, los concejales de La Matanza parece que prefirieron “hacer el amor y no la guerra”. Ayer por la noche, el Concejo Deliberante se convirtió en una especie de jardín político en donde todos se arrojaron “flores” mutuas y creyeron por un momento olvidar los calientes encontronazos que vivieron más de una vez en las sesiones de estos últimos cuatro años.
La jornada fue especial. Se despedían 12 ediles para darle lugar la semana que viene a los nuevos, producto del armado de las listas presentadas en octubre. Hubo apretones de manos, abrazos, besos, risas y llantos, un combo emotivo con aplausos y gritos que, de alguna u otra manera, siempre terminaron invocando al “General” y a su “compañera” Eva. Ojo, también sobraron halagos para el “conductor” Alberto Balestrini, y para Néstor y Cristina.
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Vencedores y vencidos. Oficialismo y oposición. Todos fueron prácticamente uno solo. Y eso no es un dato menor en el municipio más populoso del Conurbano (“el más importante del país”, exageró el saliente presidente del HCD, Daniel Castro), un bastión peronista a ultranza de casi 2 millones de habitantes hoy comandado por Fernando Espinoza.
Cada uno de los concejales que se despedía tuvo su turno de hablar y fue galardonado con un diploma, las damas, además, con flores. Algunos se quebraron en llanto, recordaron buenos y malos momentos, y casi todos pidieron disculpas a sus familias por las horas de ausencia debido al “desgastante” oficio de ser político.
Estuvieron presentes los presidentes de los Concejos de Moreno (Jorge Mendieta), San Fernando (Diego Herrera) y Ezeiza (Edgardo Amarilla) |
“Nosotros vinimos a fundar en Matanza, a crear consensos con todos los sectores. Me llevo de este concejo deliberante los mejores recuerdos”, agregó orgulloso.
Como ya dijimos, se trató de hacer el amor y no la guerra, y qué mejor para la muchachada militante que cerrar la “fiesta de egresados” entonando su propio himno con el pecho inflado y los deditos en “V” bien levantados. “Los muchachos peronistas…”, estalló el recinto y casi se arma el pogo.
02 de diciembre de 2011