Ricardo Ivoskus se dio el gusto de refrescar la memoria colectiva, y hasta la personal, en la sesión de asunción de las autoridades del Concejo Deliberante de General San Martín, cuando ante una nutrida presencia opositora, fundamentalmente de los sindicatos de la UOM y Municipales, cuando dijo: "hoy cumplo diez años como intendente. Un día como hoy, pero en 1999, asumía este cargo con el que me honró el pueblo sanmartinense".
La barra, que estaba a los gritos, casi enfurecida porque había escuchado a algunos concejales que calificaba de "traidores", se calló de golpe. Como si esa simple frase les hubiera dado un baño de realismo que hacía tiempo no tomaban.
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Ivoskus esperó pacientemente su momento. Sentado, solo, en la oficina de la Subsecretaría Administrativa. Gabriel Arrigasi, su titular, ya estaba en el recinto y le había dejado su sillón para que, cuando llegaran todos los concejales, lo vinieran a buscar.
Pero ese momento parecía interminable. Quizás fue el más largo de todos los que tuvo que soportar siendo intendente en el Concejo Deliberante. Es que la oposición, PJ más Unión Pro se oponían a bajar a las bancas en desacuerdo por la manera que el oficialismo distribuyó los cargos que conducirán al Cuerpo.
Juan Callegher, presidente; Marcelo Rodrigo, del ARI, vicepresidente; Pedro Buonsante, del Pro disidente, vicepresidente primero. Uno propio y dos aliados. La oposición bramaba. Y se hacía esperar para la jura de rigor.
Entonces, Ivoskus iba repasando cada momento vivido en este tiempo, hasta que se dio cuenta del día en el que estaba. Quizás no se había dado cuenta, o no lo había transmitido, esperando la fiesta que sería dos días después, como es su costumbre.
Pero cuando vio el recinto con tanto "calor" opositor, con una sutileza propia en él, dijo lo mismo que Diego Maradona popularizó pero con la facilidad que lo hace un canciller.
"Es bueno el intercambio de opiniones, las expresiones de diferentes expresiones políticas, todo contribuye… Y hoy recordé que todo eso fue lo que me sirvió en estos diez años que llevo como intendente y que justamente hoy se cumple el décimo aniversario".
El silencio se hizo profundísimo. Parecían lejanísimas las acusaciones por falta de diálogo surgidas desde el peronismo de Alejandro Mellea o la mirada a los ojos de un "opositor responsable" como se definió el presidente de la bancada de Unión Pro, Diego Perella. Todos sabían lo que el intendente quiso decir. Con delicadeza pero contundencia. Porque todos los que le reclamaban "apertura, transparencia, diálogo", fueron los que le dejaron un municipio incendiado que le permitió, solo con el contraste, durar, por ahora, diez años en el poder.