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Buena parte de esos logros fueron durante el mandato de Néstor Kirchner, pero la sociedad le dio en el 28J un voto “no positivo” al gobierno de Cristina…
Acá no hay Kirchner I y Kirchner II. Éste proceso comenzó en 2003 e hizo una apuesta muy fuerte al trabajo y a la producción. Nada de esto cambió. El mandato es el mismo: si no hay trabajo formal, no hay posibilidad de solidificar el sistema de seguridad social. Es la Argentina del campo y la industria, del mercado financiero y la sociedad. El que quiso plantear el debate del “o”, se equivocó. Al gobierno de Néstor y Cristina se lo va a revalorizar por esto. Nosotros dimos 15 aumentos en las mínimas, porque había que sacar de la pobreza al que menos tenía.
Usted hace una lectura que podía ser adecuada en 2007, pero, en el medio, hubo una crisis internacional y una crisis política en la que el Gobierno es directo responsable.
Es cierto que, en 2008, pasaron cosas en el mundo y los argentinos sentimos el impacto.
¿Eso explica todo?
No, también nos está pasando que, en este contexto, dimos un debate por la desmonopolización de la comunicación y eso hace que, a veces, se digan cosas que no son reales. Y ahora estamos en medio de una batalla militante, la de transmitir constantemente los logros que este Gobierno
tuvo y tiene.
¿O sea que la culpa es de los medios o de la incorrecta comunicación? ¿No hubo errores?
Ahora quieren que digamos que el gobierno es deficitario. Eso no existe. Tuvo superávit desde 2003. Eso generó confianza. Además, están despegando Brasil y China, que son socios estratégicos. El 2010 será un año muy bueno para la Argentina.
Podría ser que 2010 fuera de recuperación económica, pero, en términos políticos, la situación del kirchnerismo es, por lo menos, muy complicada.
Este proyecto tiene continuidad. El año que viene se hará el debate que tiene que darse en el peronismo. Tenemos que ofrecerle a la sociedad el proyecto de inclusión, pero tambien un peronismo más sólido.
¿Y cómo se hace después de una derrota como la del 28J?
Esto se logra a partir de que el PJ tenga una definición de roles y candidatos en una elección interna abierta. El peronismo tiene que dar un debate como el de julio de 1988.
Pero, en ese momento, el oficialismo del PJ era Cafiero, y terminó derrotado por Menem.
En ese momento, Cafiero se equivocó y fundó la Renovación. Quiso profundizar tanto que se distanció de las bases peronistas. Y permitió permitió que apareciera un candidato que cambió todos los planes.
¿Quién queda para defender el modelo?
No hay dudas: Néstor o Cristina… Y Scioli también es y será un protagonista central.
¿Y del otro lado?
Lo vemos a Reutemann con su indefinición o diciendo que debería ser Duhalde. Posiblemente, aparezca un gobernador del norte, como Alperovich o Capitanich… Das Neves ya dijo que quiere ser candidato. Bueno, puede haber un crisol de candidatos.
¿Pero la verdadera batalla sería con Duhalde, si es que se presenta?
Estoy convencido de que, en democracia, la gente no vota para atrás.
Usted hace un diagnóstico político en el cual no ve a ningún opositor no peronista en la Rosada. ¿No es muy sesgado ese análisis?
La sociedad tiene un voto particular: cuando se vota cargos ejecutivos, vota al peronismo, porque vota gobernabilidad.
Eso es decir “peronismo o caos”…
Estoy ansioso por ver el Congreso del año que viene: va a estar todo dividido. Después de escuchar a Cobos y a Carrió, qué otra cosa se puede pensar. La ambición de poder de estos sectores va por encima de los objetivos de la República. Con el peronismo, no pasa eso. Si a nosotros nos hubiese tocado ganar por dos puntos en el 28J, hoy estaríamos discutiendo en la Junta Electoral y nos hubieran acusado de fraude. Pero perdimos por dos puntos la provincia de Buenos Aires, que era la madre de todas las batallas, una derrota que todavía duele, y Kirchner se hizo cargo. Hoy volvimos a tomar iniciativa, a gobernar
¿Y quién desafía el modelo?
De Narváez, absolutamente. El “danger” es De Narváez. Decir que volverían al sistema de jubilación privada es terrorífico. Eso es un modelo con empleados públicos despedidos, un Estado que volvería a ser manejado por corporaciones. De Narváez es un tipo con mucha plata que se dedicó a la política y nada más. A él no se le cae una idea. ¿Saben quién debería estar muy contento con De Narváez? Su coaching, porque es puro marketing. Y eso va a quedar demostrado en la próxima elección.
¿Cómo le iría si va como candidato a Gobernador?
Estoy seguro que muy mal.
Pero hace tres meses él ganó una elección y dice que es peronista, o sea que podría participar de las internas.
No puedo decir que De Narváez es peronista. Uno no es peronista porque compra en Sothesby’s la biblioteca de Perón. Creo que fue la resultante de algunos errores cometidos. Uno pierde elecciones porque se equivoca. O por la forma de comunicar.
Vio que hubo errores…
No hubo errores estratégicos, hubo errores tácticos. Errores estratégicos hubo en el ‘99, cuando se perdió por más de 10 puntos...
Fotos gustavo bosco