El exministro se muestra dispuesto a ir a una PASO y aleja versiones de "ir por afuera" del peronismo.
A pocas semanas del cierre de listas, el peronismo de la provincia de Buenos Aires es un hervidero. Se multiplican reuniones en hoteles, recorridas por barrios, asados y cruces telefónicos entre los bandos en pugna. Lista de unidad o PASO es el gran dilema que de a poco parece ir quedando atrás.
El primero que sorprendió fue el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, alineado con el sector de Fernando Espinoza, cercano al kirchnerismo. En una entrevista televisiva aseguró que como uno de los apoderados del PJ "garantizaba" que habría elecciones internas si alguien las pedía. Al día siguiente el diputado Máximo Kirchner se manifestó en el mismo sentido.
Los intendentes peronistas temían quedar en medio de una guerra interna, como ocurrió en las elecciones de 2015 entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez que dejó como resultado la inesperada victoria de María Eugenia Vidal. Es simple: el jefe comunal que pierde la mayoría en el Concejo Deliberante se expone a una casi segura destitución.
El sector de Florencio Randazzo, impulsado por el movimiento Evita, un puñado de intendentes, gremios y dirigentes, es el que más insiste con la PASO.
Tras la ofensiva de Espinoza, un grupo de diputados hasta la propia Cristina Fernández de Kirchner que, asado mediante, intentaron cerrar la disputa interna, desde el otro bando hicieron trascender que tenían dos sellos partidarios para ir por afuera en caso de que no se les dejara competir y se mostraron dispuestos hasta a sumarse al Frente Renovador de Sergio Massa.
Según pudo saber ARG Noticias, el exministro está muy confiado en lo que está haciendo y repite a quien lo escuche que le gana "a quien le pongan", sea el alicaído Daniel Scioli, la poco conocida intendenta de La Matanza, Verónica Navarro o la propia Cristina Fernández de Kirchner.
De la misma manera, quienes frecuentan a Randazzo no tienen ninguna duda de que "va a dar la pelea adentro del peronismo". Sucede que su máxima aspiración es ganarle una interna a la expresidenta para erigirse como el nuevo líder del justicialismo, algo que no sería tan sencillo: las encuestas no se condicen con el optimismo del hombre que cimentó su carrera a fuerza de entregar documentos, reformar el sistema político y comprar trenes en China.
Los sondeos ubican al peronismo no kirchnerista, al que busca seducir Randazzo, en torno al 7 por ciento de intención de voto, mientras que la vertiente vinculada al Frente para la Victoria no baja en ningún escenario del 30 por ciento. No obstante, en el entorno del hombre de Chivilcoy cree que si enfrenta a la expresidenta podría conseguir el apoyo del electorado anti-k que lo votaría con tal de derrotar al kirchnerismo.