El bebé de Messi vino con un triunfo bajo el brazo

Barcelona venció 3-1 al Celtic en el Camp Nou. Papá Pulga fue titular a horas del nacimiento, pero no pudo meter goles.

El Barcelona selló el mejor inicio de la Liga española de fútbol de su historia gracias a una victoria por 3-1 sobre el Celta de Vigo.

En diez jornadas disputadas, el equipo dirigido por Tito Vilanova apenas relegó dos puntos, con nueve victorias y un empate. Así, superó la marca del Barcelona de la temporada 1997-98, bajo las órdenes de Louis van Gaal, que había cosechado ocho triunfos, un empate y una derrota en la misma cantidad de encuentros.

Así, el conjunto azulgrana volvió a acomodarse como único líder del certamen, tres puntos por encima del Atlético de Madrid y a once unidades del Real Madrid.


La fiesta del Barcelona no llegó a ser completa ya que, pese al triunfo, su estrella Lionel Messi se quedó con las ganas de anotar un gol y dedicárselo a su hijo Thiago, nacido en la tarde del viernes.

El delantero David Villa, autor de un gol y de una asistencia mágica de taco, fue el hombre más desequilibrante del encuentro, mientras que Adriano y Jordi Alba completaron la cuenta anotadora de los anfitriones.

El Celta, que todavía no pudo sumar puntos como visitante, había igualado el encuentro transitoriamente gracias al tanto de Mario Bermejo.

Vilanova decidió patear el tablero en el inicio del encuentro y ubicó a Sergio Busquets como defensor central, para darle lugar en el mediocampo a Cesc Fábregas.

Mientras tanto Messi, que se sumó a la convocatoria recién hoy al mediodía, tras el nacimiento de su hijo, se presentó una vez más como titular.

El Barcelona comenzó el partido con posesión pero sin tanta asfixia sobre la salida de su rival.

Mientras Messi aparecía recién a los 11 minutos para picar la pelota por encima de Javi Varas y ver cómo Jonathan Vila la despejaba a pocos metros de la línea de gol, el Celta tenía la apertura del marcador en los pies de Iago Aspas, pero el tiro del delantero
fue atajado de manera magnífica por Víctor Valdés.

El gol inicial del partido se produjo a los 21 minutos, cuando Pedro desbordó por la derecha y lanzó un centro de la muerte para que Adriano se zambulliera y desviara la trayectoria de la pelota hacia el centro del arco.

La ventaja no le duró tanto al anfitrión, ya que el Celta respondió tres minutos después, cuando Bermejo se aprovechó de un rebote de Valdés en el área chica y definió con lo justo ante el cierre de Adriano.

Pero una vez que le mojaron la oreja, el Barcelona no tardó demasiado en exponer sus lujos: Villa habilitó con un taco a Iniesta sobre la izquierda del área, el mediocampista desbordó hasta la línea final y cedió un pase atrás para que el propio ex delantero del
Valencia anotara con un toque seco.

A falta de siete minutos para el descanso, Messi dispuso de la mejor ocasión para anotar su gol tan necesitado. Encaró en soledad ante Varas, quiso eludir al arquero, se vio preso de la ansiedad, ignoró a un David Villa en posición de gol y terminó por perder la pelota ante la marca de cuatro defensores.

Por momentos, el rosarino pareció obsesionado por marcar el gol con dedicatoria para su primogénito.

En la segunda parte, el Celta amenazó con un tiro suave de Aspas apenas desviado y el Barcelona hizo lo suficiente como para matar el ritmo del partido y empezar a sellar el triunfo.

El partido se definió a los 60 minutos y mediante un gol polémico. Villa asistió de un modo fantástico a Alba, quien dejó en el camino a Varas y anotó el tercer tanto del Barcelona sin resistencia alguna.

Así y todo, el gol debió haber sido anulado a causa de un claro fuera de juego del lateral en el momento del pase de Villa.

El duelo ya sentenciado sólo dio lugar al gran susto de la noche, en los últimos tres minutos, cuando Messi se quedó tendido en el suelo con un dolor fuerte en su rodilla derecha. Luego, el argentino permaneció en el campo y no mostró signos de molestias.

 

3 de noviembre de 2012

 

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