Su ascenso político se cocinó a fuego lento. Frente a una parrilla llena de achuras, choris y mollejas, el calor de las brasas le hacía sudar la frente. Era y es el patrón de la estancia. Sin embargo, los que lo conocen desde hace años aseguran que Alejandro Granados nunca perdió sus dotes de buen parrillero, y aún siendo dueño de El Mangrullo (el categórico restaurant que fue boom en la era menemista), algún que otro día se calza el delantal blanco para comandar la cocina.
Ahora, después de 16 años de haber asumido como intendente de Ezeiza (el único que tuvo hasta ahora) tampoco perdió sus dotes de “barón”, y se convirtió en propietario de un hotel de lujo Holiday Inn, que costó una inversión de 18 millones de pesos.
Se trata de un edificio de la cadena IHG de siete pisos, inaugurado oficialmente el 9 de enero y emplazado sobre la colectora de la Autopista Riccheri en un terreno de su propiedad, que incluye una estación de servicio Shell y el restaurante El Mangrullo.
Como “donde se come no se caga”, Granados prefirió hacer el negocio en terruños linderos. Es que el mega complejo se ubica en Ciudad Evita, localidad del partido de La Matanza, y fue justamente allí donde se desató la polémica: su construcción violó una ordenanza municipal.
-“¿Walter?”- La que pregunta y se confunde es nada menos que Isabel Beatriz Visconti, más conocida como Dulce Granados, actual diputada, esposa y socia del alcalde de Ezeiza. Faltaban minutos para que sean las 14 de un martes común y corriente y en el hall del Hotel Holiday Inn Ezeiza-Airport prácticamente no hay nadie. Pero sí un tal Walter, a quien “la Dueña” buscaba. También estaba el casi mediático Silvio Kleim, otrora concejal de La Matanza, actor de teatro de revista, y poseedor de su segundo de fama de la mano de Tinelli. Dulce y él, de repente, se fueron juntos ante una urgencia familiar con Santiago, el niño mimado de los Granados.
Otra vez la soledad. Sólo se escuchan las carcajadas de las recepcionistas y los golpes de los tacos de los encargados de limpieza. Gonzalo, por su parte, va y viene por el hall central. Él es el Director del edificio y las responsabilidades del cargo que ejerce parece que lo abruman. Es lógico, tiene apenas 23 años.
Desliza con cautela que es “un conocido” de la familia. Sin dudas, la hazaña de comandar semejante estructura millonaria es todo “un desafío”, según cuenta el joven de apellido “García” a 24CON. Con cierta timidez y preocupación, afirma que como empresa nueva en estos momentos están “intentando crecer”. “De a poco va subiendo la ocupación, venimos bien”, lanza.
El poco escándalo matancero
La decisión final de que se viole una norma que rige en todo Ciudad Evita casi no tuvo objeciones en la última sesión del año pasado en el Concejo Deliberante de La Matanza. Ese día se resolvió hacer una excepción a la ordenanza 9430/90 vigente, que prohíbe en la zona construcciones superiores a tres niveles con la intención de “preservar el patrimonio arquitectónico natural” del barrio.
El tema es que este Holiday Inn “made in Conurbano” tenía siete pisos ya construidos para diciembre. Por tal motivo, el Concejo matancero firmó además la “aprobación de Planos de Obra y posterior habilitación del Establecimiento, cuyo rubro es “Hotel Residencial”.
“Se fue votando desde 2007. La primera ordenanza era la de radicar el hotel en ese lugar, la segunda fue una excepción, en la que se modificaba los planos originales, y la última otra excepción con respecto a la altura”, dijo a 24CON la edil de Libres del Sur - FAP, Sandra Oviedo, la única que votó en contra.
Asimismo, criticó: “Es una construcción monumental que tiene un gran contraste con la realidad que se vive en el distrito, donde hay grandes problemas habitacionales”. En tanto, hace ya dos años presentaron un proyecto para que se considere reserva natural a los bosques de Ciudad Evita, pero hasta el momento no se debatió.
Sin embargo, uno de los fundamentos que motivó la decisión de los ediles, según se pudo oír en esa sesión, es que “servirá para hospedar a delegaciones internacionales a las que, hasta la fecha, hay que alojar en hoteles de la Capital”, además de darle prestigio y categoría a la zona.
Cabe destacar que el lujo y las comodidades que ofrece el edificio difiere también de los verdaderos paisajes urbanos de Ezeiza (descontando Canning, una de sus zonas más pudientes), ya que existe en el partido gran porcentaje de calles sin asfalto, y barrios completos sin servicios de agua, gas ni cloacas.
Los datos son alarmantes. Según las estadísticas arrojadas por el INDEC a raíz del censo de 2010, sólo 7.379 de los 44.487 hogares del municipio cuentan con cloaca. El resto se divide entre el uso de cámara séptica, pozo ciego, “hoyo o excavación en la tierra”, y hay más de 1000 viviendas que ni siquiera tienen baño. A su vez, la población creció el 37,8 por ciento en una década, por lo que actualmente cuenta con 163.700 habitantes. Un contraste a flor de piel, y con números oficiales.
“El lujo es vulgaridad”
Esta franquicia de la cadena Intercontinental Hotels Group (IHG) fue en realidad contratada por la firma Granados Hermanos S.R.L, en la que figuran a la cabeza Bárbara y Gastón Granados, dos de los cuatro hijos del intendente. El “Gato”, tal como le dicen, es también presidente del Club Tristán Suárez, fanático de la pesca y la aviación, y “cholulo serial” de todos los famosos que pasan por El Mangrullo, con quien se saca fotos y las publica en su propia cuenta de Twitter.
Según figura ante la ley, el objetivo jurídico de la SRL es la “explotación negocio de bar, confitería, restaurante y otro rubro de rama gastronómica. Negocio de hotelería. Producción y organización de eventos y espectáculos públicos, artísticos, musicales y deportivos. Compraventa de artículos regionales, artículos y accesorios para damas y caballeros. Explotación de estaciones de servicio. Instalación y explotación de lavaderos automáticos. Compra y venta de jugadores de fútbol”.
De esta forma, la edificación del hotel se logró llevar a cabo gracias a un crédito de 18 millones de pesos que financió el Banco Nación. Hace un tiempo atrás, n bien se forjaban sus cimientos, la misma Dulce decía: “A partir de la nueva creación del distrito de Ezeiza (1995), entendimos que es la puerta grande de la Argentina. Y desde El Mangrullo concebimos en materia turística que al pasajero que llegaba a la Argentina le faltaba un hotel”.
El hotel está hecho a todo trapo. Su ubicación es óptima, ya que se encuentra a escasos minutos de la Ciudad de Buenos Aires y muy próximo al Aeropuerto Internacional. En uno de los halls de entrada más de un centenar de botellas de vino reposan empotradas en las paredes, las luces dicroicas iluminan una decena de toneles de vino y el estilo en general combina lo rústico y lo elegante.
Hay cosas que el dinero puede comprar
Según averiguó 24CON, una habitación doble cuesta 170 dólares más IVA, unos $756,5 la noche. Con impuestos, el precio superaría los $900. Eso sí, incluye desayuno. Sin embargo, el precio en comparación con hoteles de la misma marca en los principales lugares del mundo es considerablemente menor. Por ejemplo, en el Holiday Inn Express de Nueva York, cercano al Central Park, la habitación estándar cuesta 254 dólares, y la doble 294 dólares la noche. De igual forma ocurre en Londres, donde una habitación simple cuesta 199 euros, cifra que supera los $1100 argentinos.
El edificio tiene un total de 114 habitaciones, y ese martes por la tarde, tal como aseveró el joven Director del complejo, Gonzalo García, había un “35 por ciento de ocupación”.
“Si bien somos un hotel de Aeropuerto, apuntamos no sólo a ser eso, sino que se puedan hacer reuniones empresariales y congresos. Además tenemos muchas actividades para entretener a nuestros clientes, como jugar al golf, cabalgar, y hasta podemos llevarlos de paseo al shopping Las Toscas de Canning”, comentó.
También cuenta con una suite presidencia y una piscina lúdica (que funciona con sistema de nado contracorriente), circuito hídrico, masajes, salón de belleza y gimnasio, además de un restaurant interno terciarizado, aunque lógicamente los dueños recomiendan deleitarse con las “típicas comidas argentinas” de El Mangrullo, “que nos presta sus instalaciones”. Ahora bien, el hotel no es un cinco sino Cuatro estrellas.
¿Qué categoría le falta? “Ah, no. Eso no lo sé”, contesta Gonzalo… el Director.
10 de mayo de 2012