“Está muy bien”, dice entre risas la mamá, Analía Boutet. La mujer, que permanece en una sala del hospital Perrando casi todo el día (sólo se va por las noches a descansar a su casa de Fontana), alienta esperanzas de festejar este primer mes con un kilo de peso. Y no es para menos, porque entre el martes y el miércoles, la niña aumentó 20 gramos y ayer alcanzó los 980.
“Hace dos semanas que permanece estable, no tiene cambios ni nada malo”, remarca Analía desde esa sala donde -en un banco- improvisó una suerte de cama abrigada.
Allí permanece desde las 6 de la mañana hasta bien entrada la noche. Asegura que no hay límites para estar con su bebé, y sólo debe dejar la sala de terapia intensiva cuando ingresan otros bebés o cuando los médicos hacen su trabajo.
Este primer mes implicó para la familia grandes e intensos cambios. Desde el vacío indescriptible de pensar a la bebé muerta hasta la esperanza de recuperarla con vida de una morgue y luego ser testigos de la lucha minuto a minuto por sobrevivir. Hoy, los Verón sobrellevan el día a día alentados por la fuerza de la beba: “El padre viene a verla y luego se va y está con los chicos, Santiago, Micaela y Camila”, cuenta Analía.
3 de mayo de 2012