Zafaron de los ladrones pero casi los mata la policía

Delincuentes los tomaron de rehenes en su Falcón y cuando llegó la bonaerense "disparó sin reparo". Un verdadero calvario desde Merlo a Morón.

Un viaje de Merlo hasta Morón se convirtió en un verdadero calvario para Roberto Mario Gaytán. Cumplía 56 años y había planificado su día para festejarlo con la familia. Pero algo sucedió mal.


Su mujer recibió un llamado de último momento para realizar un servicio de enfermería domiciliario. Entonces Gaytán encendió su Ford Falcón cerca de las once de la noche del lunes y él junto con su cuñada discapacitada y su esposa encararon a destino.


Cuando el hombre aguardaba en la puerta del domicilio a que su señora termine la atención, dos maleantes que huían de la policía irrumpieron en su auto, le apuntaron a la cabeza con un revólver y lo tomaron de rehén.


“Pensé que nos mataban, pero no los ladrones sino la Policía”, dijo a Clarín. ¿Por qué? Cuando llegó la bonaerense los “confundió” con los maleantes y les dispararon "sin reparo".


Gaytán terminó en el hospital con heridas en la cabeza y en el brazo y ya está fuera de peligro.


El raid había comenzado horas antes cuando cuatro delincuentes interceptaron a Herson Montoya, un ciudadano boliviano de 25 años que llegaba con su auto a su casa de Boatti al 300 de Morón. Los bandidos entraron al chalé y tomaron de rehén al resto de la familia pero una de las hermanas, que estaba en la planta alta, logró llamar al 911.


Miembros de la Departamental de Morón rodearon la casa y dos integrantes de la banda se enfrentaron con las fuerzas, pero fueron reducidos. Los otros dos lograron escapar y se dirigieron hacia el Falcón donde estaban Gaytán y su cuñada.


“Yo vi que a 40 metros de donde estacionamos había una camioneta de la Policía de contramano. Con mi cuñada pensamos que había ocurrido algo, porque había mucho movimiento. Cuando vemos a esos muchachos venir, algo sospechamos”, contó.


A los pocos minutos, las luces de la policía encandilaron al conductor.

 

Gaytán relató que hizo tiempo para arrancar al tiempo que intentaba sortear el desesperado grito de los malechores de que acelerace, y que ese fue su error: “Me pedían que arrancara y le dije al ladrón que parecía más tranquilo que bajara el arma. Enseguida siento ruidos, gritos, no sabía qué era. Veo luces. Estaba como aturdido... sentí algo que me sacudió y me vino de frente, abrí la puerta y rodé. Quedé en el piso, con sangre en la cabeza. No sabía qué había pasado. Ahí recuerdo que un policía me pone un borceguí en el pecho... yo le decía que era un rehén, pero igual me pisaba”, contó al matutino.


Ambos le gritaron que eran rehenes y, haciendo caso omiso, la policía disparó.


 “Yo estaba agachada, pero si los ladrones no me hubieran obligado a eso ahora estaría muerta, porque el balazo que vino de frente rozó la cabeza de Roberto, agujereó el apoyacabeza y siguió”, narró la mujer y agregó: “Yo hubiera estado ahí. No sé por qué nos tiraron, si los ladrones estaban tranquilos y nunca dispararon. De afuera se veía, porque estábamos con las ventanillas bajas. Estamos shockeados... esto fue una pesadilla y pudo terminar en desgracia”.

 

20 de enero de 2011

FOTOS: Clarín