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- Clasificalas: A la hora de ordenar las especias, podés optar por varias formas de clasificación: por orden alfabético, por su uso en productos dulces y salados (algo que me habría venido muy bien tener en cuenta), de acuerdo a la frecuencia de uso, por especias individuales y mezclas de especias. Si bien no existe un criterio ideal, porque dependerá de con qué sistema de sientas más cómoda, el mejor consejo que podemos darte es que ordenes tus especias en una forma que te haga más fácil el acceso al cocinar.
- Organizalas: Si descubrís que tenés cuatro frascos de albahaca o un frasco de semillas de los años ‘90, este es un buen momento para organizar las especias. Deshacete de todas las especias que tengan más de un año (en general habrán perdido buena parte de su sabor al cabo de un año), juntá las especias iguales guardadas en paquetes o frascos distintos en un solo recipiente, y regalá aquellas especias sin abrir que estés segura nunca vas a utilizar.
- Almacenalas: A continuación es hora de evaluar el sistema de almacenamiento que estás utilizando para las especias. ¿Podés ver, identificar y acceder fácilmente a tus especias? Si no es así, considerá cambiar a un nuevo organizador de especias. Primero tené en cuenta la ubicación del almacenamiento primario de tus especias (armario, cajón o sobre la mesada) y luego buscá un organizador de especias que mantenga las especias fácilmente a la vista y al alcance.
- Etiquetalas: Si la forma de almacenamiento no significa que sea fácil distinguir la albahaca seca del orégano agregá etiquetas a los frascos o envases de especias. Añadir etiquetas hará que sea más fácil encontrar tus especias y te ayudará a evitar errores a la hora de cocinar.
18 de noviembre de 2014
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