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“Alrededor de 5.000 personas inician por año la subida, de las cuales sólo 300 son argentinas. De ese total, apenas el 30 por ciento llega a hacer cumbre”, contó la mujer y agregó que “son muchas menos las mujeres que suben al Aconcagua, un 4 por ciento”.
Bainotti es oriunda de General Villegas, una localidad del noroeste bonaerense “que no tiene ninguna montaña a la vista”, por lo que considera al andinismo un “hobby que practico, sobre todo, en vacaciones”.
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Bainotti remarcó que “el andinismo me ha templado el espíritu porque al estar sola durante muchas horas la cabeza tiene que trabajar con optimismo y vencer temores”.
Contó que el primer cerro que escaló fue El Champaquí, en Córdoba, de 2.884 metros; luego hizo el Volcán Lanín, en Neuquén, de 3.776 metros y más tarde viajó a Tanzania, para subir los 5.891 metros de la montaña Kilimanjaro. “Cuando terminé esa experiencia, me dije `tengo el Aconcagua cerca, la montaña más alta del mundo fuera de los Himalayas, tengo que hacerlo’”, narró. Así fue que emprendió en enero pasado el recorrido junto a dos guías y otros cinco andinistas.
La mujer dijo a esta agencia que “la cumbre del Aconcagua está a casi siete mil metros, por lo que es más difícil para el cuerpo” y añadió que “lo encaré con mucha expectativa y muchas ganas de hacer cumbre, pero no sabía si iba a lograrlo”.
11 de febrero de 2013
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Lo hallaron en un refugio a 5.500 metros de altura.