Lo que siempre quiso saber: ¿Cómo copulan los bichos?

Penes en la cabeza, sexo en grupo y apareamientos en vuelo. Una bióloga explicó a 24CON las relaciones sexuales, y no tanto, más extrañas de la naturaleza.

Por todas partes, y por donde se mire. En cada rincón del planeta y en cualquier medio. Vuelan, nadan, se entierran y caminan. Los insectos, u otros tantos animalitos, llevan a cabo desde hace siglos los comportamientos y formas de apareamiento más raros que puedan imaginarse.


Desde cópulas colgando de un árbol, hasta penes que son vaginas al mismo tiempo. Sexo grupal y en vuelo. Cosas rarísimas, imposibles para los humanos, aunque algunas poses de algunos bichos recuerdan directamente al Kama Sutra.

Así se pueden ver escarabajos, uno sobre el otro como si estuvieran haciendo el amor en pose perrito, o bien otros invertebrados abrazados como si se trataran de besos apasionados. Con el fin de recaer en cualidades llamativas de estos animalitos, no se distinguirán insectos de arácnidos, ni invertebrados en general. Todos los bichos copulan, y muchos de maneras extravagantes.

Bonitas y pintorescas las libélulas, alguaciles o simplemente helicópteros, según el vulgo, vuelan sin discriminar campo de ciudad. Aterrizan donde pueden y, según los ancianos, anuncian lluvias y humedad. El cielo y el vuelo son su vida, inclusive a la hora de copular.

“La cópula de las libélulas ocurre en vuelo. Se trata de un vuelo en tándem (uno delante del otro). El macho va delante, los dos vuelan y aletean. En algún momento la hembra se curva y forman un corazón”, explicó a 24CON la licenciada María Laura Libonatti, entomóloga recibida en la Universidad de Buenos Aires, becaria doctoral del Conicet.

Según explicó la especialista, el macho toma a la hembra por la cabeza, o por el cuello y la lleva volando consigo. La hembra se curva y pone en contacto el extremo de su abdomen con la parte delantera del abdomen del macho, “allí tiene un pene secundario que no está asociado al tracto reproductor del macho por lo que debe cargarlo con esperma antes de la cópula”.

Todo el procedimiento se realiza en vuelo, y cuando la cópula se ha completado, aun sin soltarse se acercan al agua donde ponen sus huevitos. El macho no suelta a la hembra ya que los huevos son fecundados recién cuando se ponen. Si la liberase, otro macho podría colarse y dejar su propio material genético eliminando el del macho anterior.

Más comunes y simples de reconocer a la vista, la mayoría de los escarabajos copulan estando uno sobre el otro casi como los humanos, pero con algunos pormenores. “El macho va arriba con su vientre en contacto con el dorso de la hembra, que va debajo. En otros insectos, durante la cópula ambos sexos están a la misma altura y ocurre con los abdómenes del macho y la hembra enfrentados”. Aun estando en esa posición, el método no responde a la comodidad, “los efemerópteros, cuyo nombre hace alusión a su efímera vida adulta, son insectos voladores con larvas acuáticas. La cópula se realiza en vuelo con el macho debajo sosteniendo a la hembra con el primer par de patas, que es bastante más largo que las restantes patas”.

Pero si de comportamientos extraños se trata, le Mamboretá, Tata Dios, o Mantis religiosa, según sus nombres populares, se lleva el premio. El mito dice que la hembra termina matando y comiéndose al  macho tras el acto sexual. Algo de realidad y otra cuota de leyenda, pero la ciencia tiene una versión aún más llamativa. La hembra en pleno acto le corta la cabeza a su pareja para que la cópula sea más exitosa.“El movimiento copulatorio que hace el macho esta controlado por una parte del sistema nervioso ubicado en el abdomen que a su vez está regulada más centralmente por la cabeza. La parte central lo que hace es inhibir ese movimiento. Al cortarle la cabeza, se libera esta inhibición y lo que se cree es que aumenta el movimiento del macho durante la cópula. Es una hipótesis, estaría favoreciendo la transferencia de esperma”. Así, se llega a la conclusión de que la mantis, el macho al menos, pierde la cabeza por una noche de lujuria. “No es un hábito común de los insectos. Es decir, menos común de lo que se cree, se popularizó ese comportamiento en la mantis, pero es poco común”.

 

Otros que no pueden separar la cabeza del sexo son los opiliones. Son arácnidos, muy parecidos a las arañas, primos de los escorpiones y ácaros.  De cuerpo débil y con los sentidos del olfato y la vista reducidos, cuentan con sus genitales justo debajo de la cabeza. Cada cópula se realiza cara a cara

El fin último de la cópula en estos animalitos es la reproducción. No existe el concepto de placer, o el acto por el placer mismo, o al menos no se lo conoce. Pero sí existen los celos y los métodos para garantizar la paternidad de los futuros hijos. Esto conlleva a procedimientos que podrían ser extenuantes para cualquier ser humano. Un tipo de chiche acuática, de la familia Belostomatidae mantiene el récord de más de cien cópulas en una misma jornada. “En general, el macho es quien porta los huevos, cuida los huevos llevándolos consigo pegados en el dorso. Para asegurarse la paternidad, ya que es un esfuerzo y un costo portar los huevos, lo que hace es la cópula e inmediatamente después la oviposición. Copulan y la hembra deposita los huevos, y vuelven a copular y la hembra vuelve a depositar los huevos. Pueden hacerlo cientos de veces seguidas con el fin de garantizarse la paternidad”. Sin pastillita azul y sólo por instinto.

 

 

Grupos, tríos, sadomasoquismo y felatios

 

La primavera es el momento ideal, el aumento de la temperatura remueve las hormonas y los bichos responden. Durante el verano también se dan épocas de apareamiento y a muchos de estos invertebrados se les da por inventar cosas. Así surgen situaciones de sexo en grupo. A simple vista pueden verse insectos en un frenesí erótico, pero la ciencia deja de lado cualquier especulación. “Hay muchos ejemplos de insectos que realizan enjambres, como muchos mosquitos, la abeja común y los efemeròpteros. En un espacio en particular se reúnen gran cantidad de individuos, pero en general cada uno copula una única vez y con una única pareja", afirmó Libonatti. Empero, algunos insectos se garantizan la supervivencia y la continuidad de la especie realizando cópulas mayoristas. Tres son multitud, reza el refrán pero esto no asusta a algunas especies de mosquitos donde es posible ver a dos machos con una sola hembra. 

 

Aún cuando llame la atención y se puedan apreciar poses extrañas, no todas los apareamientos conllevan la introducción de una protuberancia como si se tratara de un pene, sino que puede haber fecundación indirecta, o apenas con frotamientos y acercamientos de ciertos orificios. Incluso, existen invertebrados hermafroditas, en donde sus genitales son al mismo tiempo penes y vaginas o con el tiempo pasan de un estado a otro.

Es el caso de las babosas, que si bien no son insectos, son incluidos en este informe por la rareza de su reproducción. Cada individuo tiene su propio pene el que se encuentra en el costado derecho de la cabeza. Este pene oficia de vagina al mismo tiempo y para llegar al clímax, algunas familias, son capaces de danzar y acariciarse mutuamente casi como dos amantes. Las babosas leopardo son las más llamativas en donde su pene puede llegar a alacanzar un tamaño extraordinario y un irreal color azulino.

Entre las raras practicas de estos moluscos, destaca un tipo de caracol que es capaz de clavar a su pareja con tal de estimularse apropiadamente, sadomasoquismo natural. “Los caracoles terrestres también son hermafroditas. Y la vagina posee una bolsa que secreta un dardo calcáreo (carbonato de calcio). Éstos tienen la particularidad de que durante el cortejo, uno le lanza el dardo a su pareja y se lo clava en el cuerpo. Eso estimula la cópula, el individuo que lanza el dardo se ve estimulado a copular", destacó la entomóloga. Una especie de cupido sádico.

Las lombrices, por su parte, también realizan procedimientos extraños. “Las lombrices terrestres tienen una porción del cuerpo que se ve como un cinturón o una silla de montar, que se llama clitelo. Esa sección es un conjunto de segmentos modificados de su cuerpo, con un epitelio glandular que produce sustancias mucosasdurante la cópula para adherise a la pareja. Durante la cópula hay transferencia mutua de esperma, y ocurre en las superficies ventrales anteriores en contacto. La parte anterior (delantera) de cada lombriz dirigida hacia la parte posterior de su pareja. El esperma se guarda en compartimientos llamados espermatecas y los dos individuos se separan. Tiempo después, el mismo clitelo segrega un capullo donde primero depositan los óvulos y luego el esperma. La fecundación ocurre en el capullo", señaló la especialista. Las lombrices se frotan en una pose que a la vista puede parecerse a un 69, pero al final de cuentas, todo sucede fuera de su cuerpo.

 

"El calamar, de la familia Liliginidae, tiene ocho brazos y dos tentáculos, uno de los brazos se modifica en órgano copulatorio. Con él transfiere su esperma a una zona cerca de la cavidad bucal de la hembra, justo debajo de la boca", finalizó Libonatti. Las similitudes son sólo eso. Las prácticas humanas no se repiten en otros seres y reconocerlas parecidas es sólo una casualidad o se basan en la interpretación.


Pero no todo es extravagancia. Otros bichos tienen métodos más comunes. Las mariposas ponen en contacto su abdomen ya que tanto el macho como la hembra poses sus órganos reproductores al final de su cuerpo. Otros se mantienen sobre la hembra durante todo el acto, como es el caso de algunos mosquitos. Y otros no dudan en copular en la misma flor donde se encontraron comiendo.

Los humanos, en comparación, no inventaron nada. Los récords son ínfimos en comparación con estos invertebrados y los rituales de apareamiento son meras formalidades sociales. No obstante, frente a lo visual, las babosas superaron a cualquier otra especie. Mirá el video:




4 de octubre de 2012

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