Dos "chacales" drogan chicas en los boliches para después violarlas

Actuaron en Ituzaingó, Moreno y San Miguel. Fueron atrapados una vez cuando se llevaban una menor pero un juez los liberó. “Les dan burundanga, no les quita la conciencia pero sí la voluntad”, explicaron a 24CON.

En medio del boliche y mientras todos se divierten, ellos buscan a su presa. Miran de un lado al otro hasta que dan con dos chicas solas, desprevenidas y atractivas. La charla es el primer paso, el último es el abandono luego de la violación. El medio es la confianza y la burundanga.

Dos hombres de 27 años son buscados en la zona oeste acusados de intoxicar chicas para desinhibirías y luego violarlas. Tras el primer encuentro en el boliche les suministran la droga en algún trago, preferentemente espumante, y luego las convencen para salir ya cuando los efectos de la mezcla son evidentes. Ellas, bajo las sustancias psicoactivas, no tienen control sobre sus actos, no pueden emitir respuestas ni evitar que sean llevadas a cualquier parte.

El mismo método se repitió en abusos iniciados en boliches del corredor oeste y en San Miguel, aunque se cree que otros delitos similares se cometieron siguiendo los mismos patrones en boliches de todo el Conurbano.

 

Son peligroso y tienen varias denuncias sobre sus cabezas. Sin embargo, cuando fueron detenidos un juez de garantías los liberó por considerar que faltaban pruebas. “A mi hermana la violaron el 9 de julio. Salió con una amiga al boliche Me Vengo de Ituzaingó. Ahí a las cuatro de la mañana se les pusieron a hablar dos tipos, unos gorditos con caras de buenos, se hicieron amigos. Las invitaron a tomar algo y ahí se empezaron a sentir mal, como si la bebida les hubiera pegado mal. Fueron al baño y cuando salieron estaban los dos tipos esperándolas. Ya estaban entregadísimas”, explicó a 24CON Juan, hermano de María, una de las víctimas. Los nombres son ficticios ya que por la investigación judicial es preciso resguardar sus identidades.

Las dos chicas salieron trastabillando del boliche, según pudo verse en las cámaras de seguridad. Abrazadas a los dos instigadores. “Les habían dado burundanga (Escopolamina), esa droga no les quita la conciencia pero sí les quita la voluntad. Se fueron en el coche de ellos y en el de mi hermana. Las llevaron a una casa en La Reja y ahí las violaron completamente drogadas”, apuntó el hermano.

Ya cometido el delito las volvieron a drogar y las acompañaron al auto indicándoles el camino para llegar a la autopista. Según los familiares de las víctimas la intención era que en el estado de intoxicación chocaran y murieran en el camino para así borrar toda prueba. Pero las chicas tuvieron suerte. La conductora se desmayó y el vehículo volcó tras impactar contra un camión estacionado. Recibieron fuertes cortes en la cara y golpes por todo el cuerpo pero sobrevivieron. “A mi hermana la encontré como aparecen las chicas violadas en las películas. Con la pintura corrida, la ropa rota, desconcertada. Hicimos la denuncia, le hicieron todos los peritajes y le dieron el coctel de medicamentos que se dan en casos de violación”, narró Juan.

La semana pasó rápido y los chacales volvieron a atacar al siguiente fin de semana. Cumpliendo con los mismos procedimientos se llevaron del bar Petra de Moreno otras dos nuevas víctimas, pero esta vez la droga utilizada no causó el mismo efecto. Las dos chicas recobraron la lucidez al llegar a La Reja pero esto no logró amedrentar a los violadores. Las golpearon y las amenazaron de muerte para poder doblegarlas. “Esas chicas la pasaron peor que mi hermana, por estar más consientes. Sufrieron lesiones anales y vaginales, pero la lucidez les permitió recordar la patente del auto y la ubicación de la casa. Estos datos le sirvieron a la policía para poder identificarlos y tenderles una trampa”, continuó Juan.
 

Al siguiente fin de semana la policía se apostó en el boliche de Ituzaingó. Allí estaba el auto de los violadores seriales, un Chevrolet Astra. Los uniformados esperaron a que los delincuentes salieran del boliche con una nueva víctima. No faltaron a la cita. Fueron sorprendidos saliendo con una menor de 16 años completamente inconsciente. “La chica estaba dada vuelta. Cuando estos dos vieron a la policía la soltaron y cayó desmayada. Los atraparon y tenían todavía en los bolsillos las tabletas de las pastillas que le habían dado. Fueron a parar a la comisaría tercera de Ituzaingó. Empezaron a averiguar y hay otras 8 o 9 causas iguales, en San Miguel, en González Catán. Llamaron a mi hermana y a la amiga que los reconocieron y luego fueron llevadas hasta la casa donde las habían violado para hacer un allanamiento y chequear el lugar. Cuando volvimos los habían liberado”.

El Juez de Garantías de Morón, Gustavo Robles, había decidido que no era necesario tenerlos detenidos ya que aún no había pruebas suficientes que demostraran que habían cometido un delito. “El juez de garantías tuvo muy poco criterio ante un hecho más que violento. Aprehendió a una persona en la misma situación y no buscó su había alguna investigación previa”, dijo a 24CON Héctor Ibarra, titula de la ONG Li-May, especializada en dar ayuda las víctimas de abusos sexuales.

La justicia demoró lo suficiente como para que los chacales pudieran escaparse. Días después de que habían sido liberados se dictó el pedido de captura cuando se pudo comprobar que las chicas raptadas en el bar de Moreno efectivamente habían sido violadas. Pero cuando los uniformados los fueron a buscar en sus domicilios ya no los encontró: “Están prófugos. Los jueces no dictaron el pedido internacional. Todos los beneficios, con el tiempo que corre, son para los delincuentes. Si están libres pueden comete otras violaciones”, manifestó Ibarra.

Las distintas fiscalías que tomaron los delitos buscan la forma de dar con los chacales, pero hay sospechas de que los violadores fueron informados de que son buscados: “el auto pertenecería a un policía federal, que sería custodio de un alto juez de la Nación. Uno de los violadores sería hijo de este custodio. Están identificados los dos, se llaman Cristian Alberto Omar Yenzi Muñoz y Nahuel Alejandro Aralla Valdez, y siguen prófugos, libres de seguir drogando y violando mujeres”, finalizó el hermano de la víctima.

“Dentro de la franja oeste es muy frecuente el trabajo de abusadores con estas drogas, suele pasar que usen drogas para llevarse chicas. Es muy posible que haya otros casos que todavía no fueron denunciados”,  explicó Ibarra.

La familia de María y de las demás víctimas están a la espera de que la policía de con Los Chacales y se pueda frenar la ola de violaciones que desataron en la zona oeste del Conurbano.


28 de octubre de 2011
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