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Ningún diario repara en el auge de narcotráfico. Tapados por el humo de las noticias que se repiten en la coyuntura mediática que necesita autolegitimar titulares, no leo nada que pise el freno y abra la agenda para escribir sobre el aumento del tráfico de drogas. Vamos camino a Colombia y México y lo único que vemos de la política es el gran cuñado. En nuestro programa GPS del jueves pasado contamos como aumentaron los cargamentos de marihuana (secuestrados) en los últimos días. Mientras se emitía el programa, se incautaban más de 1.200 kilos de marihuana como resultado de un procedimiento en inmediaciones a Colonia “Polana” en la provincia de Misiones por un valor que supera los 3 millones de pesos. Un par de días atrás se decomisaban 4.100 kilos en plena selva misionera, cerca del paraje conocido como “Sombrero Caá”, próximo a la localidad de Colonia Delicia. “Allí, oculto en el monte nativo a 100 metros de la ruta, había 3 montículos cubiertos con hojas de banano que ocultaban 257 bolsas arpilleras con 2995 ladrillos de marihuana con 4075 kilos por un valor de 20 millones de pesos”. Para evitar allanamientos en lugares urbanos se usa la modalidad de dejar abandonados los cargamentos en la selva. Durante esta semana, todos los noticieros mostraron las cantidades de marihuana secuestradas en el conurbano que pasaron la frontera. En lo que va del año se secuestraron más de 25 mil kilos de marihuana.
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Se sabe que las cantidades decomisadas son sólo una muestra de todo lo que pasa. Y la marihuana sigue pasando. Y también pasa el paco y los precursores químicos para hacer drogas de diseño que se venderán en noche porteña. Otra parte “se cocina” de este lado de la frontera de la droga más vendida en el mundo: la maldita cocaína. Desde 24CON alertamos con crónicas de las madres y bebés mulas destinados por el trafico de droga (especialmente en Salta). Todos hacen falta y el colmo son las mulas jubilados. Tiene 68 años y, como a la mayoría, no le alcanza la jubilación. Como la mayoría, pensó que podía hacer. Y no tuvo mejor idea que traficar cocaína. Vivir en Salta, en “La linda”, tiene sus cosas feas. Sobretodo si se está cerca de la ruta 34, verdadero territorio narco. Una ruta en dónde hasta los remiseros son un eslabón del tráfico de droga (cada tanto matan alguno que se quiere salir), dónde pululan las mulas, las cocinas y las pistas clandestinas. De ahí era este jubilado con tiempo libre y sin dinero para sus medicamentos. Una edad donde el cuore puede fallar (sin remedios), las arterias pueden estar enfermas, pero se supone que la experiencia de haber vivido ayuda con mejores decisiones. Pero no. Lejos del glamour, los trajes y el auto importado que se exhibe en la película “El transportador”, este jubilado (también pelado) cargó el auto que ni siquiera era suyo con 30 kilos 410 gramos de cocaína por un valor de más 300 mil pesos. Manejaba nervioso con una idea fija: llegar a destino. Desembarcar en Buenos Aires, en el conurbano y cobrar su viaje. No hubo tiempo ni espacio. Sin experiencia, ni vocación de narcotraficante, el jubilado pasará parte de su ocaso tras las rejas. Seguro había pensado en esa posibilidad, pero pesó más sus necesidades inmediatas y su escasa jubilación que, tal vez, lo empujó a rebelarse del sistema de la peor manera. Tal vez.
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El jubilado está preso, pero la maldita cocaína sigue su curso. Un par de días antes, dos chicas y un muchacho (con toda la vida por delante) viajaban en un micro a Buenos Aires con más de 3 kilos de cocaína en su ropa interior. También ocurrió en la provincia de Salta. “Fueron descubiertos por integrantes de la Sección Agüaray perteneciente al Escuadrón 52 Tartagal mientras realizaban controles vehiculares”. Detuvieron la marcha de un ómnibus procedente de Salvador Mazza que se dirigía a Buenos Aires. Al realizar los controles los gendarmes “observaron estado de nerviosismo en 2 mujeres bolivianas de 24 y 22 años. Con la intervención del personal femenino de la Fuerza, se constató que ambas tenían adherido debajo de la remera (a la altura de los senos) un sostén hecho con cinta adhesiva de color blanco donde se ocultaban bultos similares a protectores mamarios que contenían cocaína. Y en las botas y debajo de la ropa interior (a modo de toalla femenina) llevaban paquetes de cocaína. Lo mismo tenía un joven boliviano de 29 años que llevaba cocaína debajo de la bocamangas del pantalón y en una faja de cinta adhesiva en el abdomen”. Eran 14 paquetes en total cuyo valor ronda los 37 mil pesos.
Por último, ayer se secuestraron 21 kilos más de merca con un valor de 200 mil pesos, también en la ruta 34, en Salta. “Para hallar la droga se cortaron los guardabarros del vehículo. Gendarmería Nacional detuvo a un argentino que intento pasar la droga oculta en dobles fondos creados en la parte de los zócalos traseros de su vehículo. Ocurrió en “Senda Hachada” cuando el personal del Escuadrón 52 Tartagal detuvo la marcha de un automóvil en el control ubicado sobre las Rutas Nacionales 34 y 81. Una vez más, el “estado de nerviosismo” delató al conductor. Se revisó el auto que tenía “remaches nuevos en los guardabarros traseros”. Había 83 paquetes de cocaína. El transportador era “un joven jornalero, casado, con domicilio en la ciudad de Tartagal”. Dos chicas, dos muchachos y un jubilado se jugaron por unos pocos dólares y están presos. Todo (lo secuestrado) por un valor de más de medio millón de pesos en tres días. Todo por la maldita cocaína.