Comenzó el debate: ¿cuál es el límite para la inocencia?
Los crímenes de Barrenechea y Capristo avivaron la discusión sobre si es conveniente o no apresar a los menores que delinquen. Chucky, Kitu, los mellizos de La Plata: ¿grandes inocentes o pequeños delincuentes?
Era julio de 2002, la tarde fría se transformaba en noche. Todos los canales de televisión mostraban lo mismo, tenían delante de sus cámaras una historia más perfecta que cualquier ficción. Un chico de 14 años, a quien apodaban Miguelito, se había metido en un supermercado de Gerli y tenía como rehenes a los que estaban adentro. Las horas pasaron. Chucky, como también lo llamaron los medios en los primeros instantes, se movía adentro del negocio mientras comía y tomaba vino, amenazaba con un arma y ganaba popularidad nacional.
Cuatro horas duró el episodio. Cuando fue detenido, Miguel Ángel Buro estaba borracho y vomitó delante de la policía. Fue internado en un instituto de menores, salió y el año pasado lo volvieron a apresar, acusado de encabezar una banda de delincuentes que había realizado al menos cuatro secuestros exprés.
Miguelito tuvo la fama que otorga el convulsionado mundo de la información. Fue tapa de diarios, icono de múltiples informes y luego “desapareció”. Los rehenes salieron del supermercado pidiendo que cuiden a Chucky, que lo entiendan. ¿Síndrome de Estocolmo? Algo parecido. Pero también pudo tratarse de la compasión que genera un menor abatido por el hambre, borracho –como estaba en aquel momento el chico- o drogados, como aparecen la mayoría de los chicos delincuentes de hoy.
Ese debate, el que tiene la sociedad, que pedía clemencia para aquel niño aturdido y peligroso, es el que comienza a darse en la Justicia. Diputados debate si bajar o no la edad de imputabilidad en los menores. Sin embargo, los hechos recientes no se parecen demasiado a aquel “emblemático” de la delincuencia juvenil. Hoy se discute con otros sucesos, mucho más escalofriantes.
Daniel Capristo recibió seis balazos en la puerta de su casa la semana pasada. El camionero murió, a manos de un chico de 14 años que intentaba robarle el auto. El joven fue detenido y se rumoreaba que podía salir en libertad, algo que el juez Raúl Donadío, quien entiende en la causa, desmintió.
El hecho puso el dedo en una llaga que se agrandó en octubre del año pasado, cuando un grupo de delincuentes juveniles mataron en su casa, delante de su señora y sus cuatro hijos, a Ricardo Barrenechea. Algunos integrantes de aquella banda, que después cometió otros robos por la zona, fueron atrapados y contaron cómo habían matado al hombre de San Isidro. “El ingeniero se enojó y forcejeó para sacarle el arma al otro chico. Entonces se metió el hijo. Primero, mi compañero le disparó al hijo. Después le tiró al padre", dijo el joven de 16. Lógica de pandilla, irrefutable. Ver la nota "Pandillas de Lanús, las escuelas del crimen"
Otro de los acusados detenido fue Kitu. Días después del crimen se supo que la madre del chico de 16 años fue apresada por robar, entre otras cosas, joyas de muy alto valor. La familia, en muchos de los casos, suele ser la mala consejera de los jóvenes. Josecito y Chucky son dos mellizos de La Plata,
quienes viven en un instituto de menores por cometer varios robos en la zona de Punta Lara, partido de Ensenada. En esos atracos, los Mellizos golpearon a sus víctimas para robarles dinero y objetos de valor. Los adolescentes simulaban fusilar a sus víctimas y le producían quemaduras, precisó la fuente policial.
Daniel Scioli es un ferviente partidario de bajar la edad de imputabilidad de los menores. Muchos piensan igual y otros no tanto. Lo mismo pasa en la Corte Suprema y por la cabeza de los distintos jueces. Diputados debate sobre el tema. Los crímenes perpetrados por menores están en el ojo de la tormenta y se decidirá si esos casos pueden tener un juicio penal como cualquier adulto.
Cuatro horas duró el episodio. Cuando fue detenido, Miguel Ángel Buro estaba borracho y vomitó delante de la policía. Fue internado en un instituto de menores, salió y el año pasado lo volvieron a apresar, acusado de encabezar una banda de delincuentes que había realizado al menos cuatro secuestros exprés.
Miguelito tuvo la fama que otorga el convulsionado mundo de la información. Fue tapa de diarios, icono de múltiples informes y luego “desapareció”. Los rehenes salieron del supermercado pidiendo que cuiden a Chucky, que lo entiendan. ¿Síndrome de Estocolmo? Algo parecido. Pero también pudo tratarse de la compasión que genera un menor abatido por el hambre, borracho –como estaba en aquel momento el chico- o drogados, como aparecen la mayoría de los chicos delincuentes de hoy.
Ese debate, el que tiene la sociedad, que pedía clemencia para aquel niño aturdido y peligroso, es el que comienza a darse en la Justicia. Diputados debate si bajar o no la edad de imputabilidad en los menores. Sin embargo, los hechos recientes no se parecen demasiado a aquel “emblemático” de la delincuencia juvenil. Hoy se discute con otros sucesos, mucho más escalofriantes.
Daniel Capristo recibió seis balazos en la puerta de su casa la semana pasada. El camionero murió, a manos de un chico de 14 años que intentaba robarle el auto. El joven fue detenido y se rumoreaba que podía salir en libertad, algo que el juez Raúl Donadío, quien entiende en la causa, desmintió.
El hecho puso el dedo en una llaga que se agrandó en octubre del año pasado, cuando un grupo de delincuentes juveniles mataron en su casa, delante de su señora y sus cuatro hijos, a Ricardo Barrenechea. Algunos integrantes de aquella banda, que después cometió otros robos por la zona, fueron atrapados y contaron cómo habían matado al hombre de San Isidro. “El ingeniero se enojó y forcejeó para sacarle el arma al otro chico. Entonces se metió el hijo. Primero, mi compañero le disparó al hijo. Después le tiró al padre", dijo el joven de 16. Lógica de pandilla, irrefutable. Ver la nota "Pandillas de Lanús, las escuelas del crimen"
Otro de los acusados detenido fue Kitu. Días después del crimen se supo que la madre del chico de 16 años fue apresada por robar, entre otras cosas, joyas de muy alto valor. La familia, en muchos de los casos, suele ser la mala consejera de los jóvenes. Josecito y Chucky son dos mellizos de La Plata,
Daniel Scioli es un ferviente partidario de bajar la edad de imputabilidad de los menores. Muchos piensan igual y otros no tanto. Lo mismo pasa en la Corte Suprema y por la cabeza de los distintos jueces. Diputados debate sobre el tema. Los crímenes perpetrados por menores están en el ojo de la tormenta y se decidirá si esos casos pueden tener un juicio penal como cualquier adulto.