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Una turista se partió la cabeza en un juego de Aquasol

Viernes, 02 de marzo de 2018 a las 09:44

No es la primera vez que ocurre en el parque acuático Aquasol, ubicado en las afueras de Mar del Plata. A pesar de los miles de turistas que los visitan todos los años, las autoridades del parque parecieran obstinadas en no tomarse en serio la seguridad de sus clientes.

Con solo llevar adelante un paneo general de los sitios turísticos que se refieren al parque, se pueden observar cientos de comentarios de turistas decepcionados. Clientes que deben advertirse unos a otros en las colas de los toboganes como tirarse y en qué momentos tener mayor precaución, dado que los guías y los trabajadores del predio no se molestan en instruir a nadie.

El 25 de febrero último, Rodrigo Guaraz y sus amigos sufrieron un día que no olvidarán. Luego de recorrer los 20 kilómetros que separan al casco céntrico de la ciudad de Mar del Plata con su vehículo personal, llegaron al predio. En la entrada, nomás, se enteraron que la entrada "para no residentes" de la ciudad balnearia es 200 pesos más cara, y que además debían abonar 170 pesos por un diminuto locker donde guardar sus cosas.

Una vez abonada la suma impuesta, decidieron comenzar el día con el tobogán Loop, que es el más visitado durante el verano. Nadie les dio indicación alguna o los previno de nada. De hecho, no les dirigieron la palabra a ellos o a cualquier otra persona que haya hecho la fila de espera. Al llegar al momento de arrojarse, el guardavidas que se encuentra a la entrada del predio estaba tomando una gaseosa y tampoco les advirtió nada. 

Rodrigo se lanzó, golpeándose fuertemente con el tubo. Al salir, se quedó en el borde de la pileta que marca el final del recorrido esperando a una de sus amigas, que aun se estaba por tirar. Segundos después, escuchó un grito escalofriante. Su amiga emergió por el tubo bañada en sangre, mareada y a punto de descompensarse.

Fue entonces cuando el guardavidas finalmente actuó y los acompañó a la enfermería, mientras le comentaba que "en este juego son muchos los cortes y los golpes. No es nada del otro mundo".

Pero en la enfermería no había nadie. Esperaron durante varios minutos mientras la sangre no dejaba de manar del profundo corte que su amiga tenía en la cabeza. Finalmente, llegó una enfermera que solo atinó a taparle la cabeza con algodón y papel higiénico. En ese momento, les advierte que "tienen que ir a un hospital porque acá no tengo nada para atenderla". Si bien les pareció insólito que un lugar en el que, según sus propios empleados, "son muchos los cortes y los golpes" no tenga cómo atender a un cliente herido, se subieron a su vehículo y corrieron al hospital más cercano.

Vale aclarar que la propia encargada de Aquasol les pidió que se vayan del lugar, les advirtió que no podían llamar a una ambulancia porque "tardan de dos a tres horas en llegar" y ni siquiera les permitieron quitar los conos del estacionamiento para poder salir más rápido.

Finalmente llegaron a la clínica más cercana, a unos cuarenta y cinco minutos de viaje de allí, con su amiga semi inconsciente y sin siquiera una disculpa de la encargada del predio. Un médico de guardia los atendió, le hizo una sutura de más de diez puntos y les dio un sabio consejo: nunca más vayan a Aquasol.