Domingo. 4 de la tarde. El Plaza Oeste Shopping está que arde. Es imposible encontrar un solo rincón libre. Hay gente que hace compras, gente que mira vidrieras, gente que entra o sale de las salas de cine, gente que busca sin éxito una mesa desocupada en el patio de comidas o gente que simplemente pasea. De repente, todo se altera. Unos cien chicos que lucen raros peinados nuevos emergen de la escalera mecánica y se reúnen en el patio de comidas. Son los integrantes de la movida flogger local que desde hace casi un año eligieron el shopping como punto de encuentro de cada domingo.
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¿Por qué? Las respuestas pueden ser de lo más variadas, aunque en muchas de ellas predomina un alarmante espíritu discriminador. “Yo no la quiero porque es lesbiana”, dispara sin anestesia Solana, de 15 años, en alusión a las preferencias sexuales de Cumbio, que hizo pública su bisexualidad. Y su sentencia parece no tener disidentes. De hecho, al escucharla, las chicas que la rodean la apoyan a coro.
Rateka, un adolescente de 17 años lookeado con anteojos oscuros y un sector de la cabeza rapado y otro del que le cuelgan dos mechones de pelo largo teñidos de amarillo, es uno de los líderes de la movida flogger local. Para muchos es una suerte de Cumbio. Pero a él no le simpatiza nada la comparación.
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Lo paradójico de su postura y la de muchos de sus amigos es que ellos mismos dicen ser víctimas de la discriminación. “Cuando vas por la calle hay muchos que te gritan de todo. Te insultan sólo por el hecho de ser flogger. Yo ya estoy acostumbrado y me la banco, porque sino tenés que vivir agarrándote a piñas”, cuenta Rodrigo.
Las reuniones en el Plaza Oeste surgieron a mediados del año pasado, cuando floggers de Morón y de barrios vecinos comenzaron a autoconvocarse inspirados en los encuentros semanales que desde hace tiempo la propia Cumbio y sus seguidores organizan en el Shopping Abasto, en Capital. Y, vía Internet, la noticia se propagó enseguida. Ahora hay domingos que se juntan más de 200 chicos de entre 11 y 18 años.
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“La idea es conocer gente que tiene la misma onda que vos. Y además, la verdad, es un buen lugar para levantar minas”, se sincera Rateka, quien también es uno de los principales animadores de un clásico de cada domingo: los duelos.
Es común que se organicen desafíos en la puerta
Así, la moda flogger no para de sumar adeptos en el Oeste. Domingo a domingo crece entre competencias de baile, levantes y… una dosis de intolerancia. Esto es lo triste.