El lugar elegido para renacer fue el Hospital Raúl Larcade del San Miguel. Allí fue donde el equipo de cirujanos liderados por la doctora Graciela Azpiroz, realizó la primera intervención cardiovascular a una nena de 680 gramos de peso y 210 días de vida.
Aquejada por una “persistencia de Ductus arterioso Permeable”, una cardiopatía severa que generalmente ataca a los prematuros, según indicaron los especialistas, “la beba fue operada dentro de la incubadora a modo de mesa de operaciones”.
Azpiroz, la subjefa del Servicio de Neonatología del Larcade, explicó respecto del caso que “se determinó luego de realizar un diagnóstico en donde se estableció que era inminente la intervención quirúrgica”. A partir de ahí, comenzaron las gestiones para realizar la exitosa cirugía.
La importante decisión de operar a la beba en el Hospital Municipal fue debido a su bajo peso, hecho que imposibilitaba trasladarla a un lugar especializado.
Además, cabe destacar que el trabajo encabezado por Azpiroz fue realizado a la par de sus colegas del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”, quienes se mostraron muy contentos por el éxito de la hazaña.
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El ductus arterioso persistente o conducto arterioso persistente (CAP) o persistencia del conducto arterioso (PCA) es la persistencia, después de nacer, de la comunicación que normalmente existe entre el sistema arterial pulmonar y la aorta durante la vida fetal.
Se puede detectar por la existencia de un soplo o ruido cardíaco continuo (soplo en maquinaria). Inicialmente no hay cianosis, pero con el tiempo se desarrolla una enfermedad obstructiva de los vasos pulmonares, lo que produce una inversión del flujo sanguíneo y cianosis. El CAP debe cerrarse a la edad más temprana posible. La causa se desconoce y en el 90 por ciento de los casos se presenta como un defecto único.