Familiares y amigos de víctimas de la tragedia de Cromañón encienden velas por cada uno de las 194 personas muertas en el incendio, durante una misa en la catedral metropolitana. Padres y madres van en procesión por el pasillo central del templo, mientras el sacerdote guía les recuerda que esa luz "iluminará el camino hacia la verdad y la justicia".
Aquellas imágenes de final de 2004 aún perduran en la memoria. Quedarán por mucho tiempo, quizá para siempre. Será difícil olvidar por varios motivos: por las 194 víctimas fatales; por la incertidumbre que, cuatro años después, genera no ver culpables tras las rejas; por el video reconocido que muestra al grupo tocando cuando todo comienza a incendiarse. En fin, la noche del 30 de diciembre de 2004, cuando el boliche República de Cromañón ardió, se recordará con el horror y el dolor de los familiares de los chicos que perdieron la vida.
Callejeros tocaba y unas bengalas encendieron la media sombra del techo. Esa, al menos, fue la primera versión que se desmintió, se ratificó y se volvió a desmentir con el comienzo del juicio. El fuego tomó el boliche de Once y las pocas salidas se colapsaron. Las placas rojas de la televisión aumentaban el número de víctimas con el correr de los minutos y tanto bomberos como ambulancias no daban abasto. Pero la gente, muchos de ellos tiznados y ahogados por el humo, ayudaba.
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Fueron cuatro años de reproches cruzados. La tragedia le costó el puesto al Jefe de Gobierno de ese entonces. Aníbal Ibarra se fue y es uno de los señalados pero no el único. Omar Chabán, los integrantes de Callejeros, la seguridad y hasta los que tiraron la bengala también entran en la bolsa.
El juicio comenzó este año. Aún hay pocas certezas aunque muchas revelaciones. 194 vidas esperan por un culpable, 194 zapatillas siguen colgadas en forma del repudio a la negligencia y a la impotencia, 194 sueños que siguen en marcha esperan. Mientras, sus familiares marchan por ellos.
30 de diciembre de 2008