"En la Villa Melo los pibes le temen, casi tanto como lo odian", resumió un experimentado ladrón, en el salón de visitas de la Unidad 47 de San Martín, donde el apodo del oficial de la Policía Bonaerense Iván Abel Urueña se repite con tenacidad.
Según consignó Tiempo Argentino, "El Siberiano", lo llaman los jóvenes de los barrios más pobres de Vicente López. Así señalan al enemigo.
Quienes lo conocen, quienes se animaron, contaron que ese morocho de ojos claros entró a la Policía el 26 de abril de 1993 y comenzó su carrera en Villa Martelli. Las fuentes añadieron que luego trabajó en las comisarías de la zona y que hasta llegó a ser garitero cerca de la cancha de Colegiales, en Munro. Su último ascenso en la pirámide azul está fechado el 11 de enero de 2004.
"Es brillante, no como 'La Vaca' López" explicó la secretaria de una fiscalía de Vicente López. De ese modo, la abogada se refiere a Héctor López, el jefe de calle de la comisaría de Munro, detenido en abril pasado por regular la venta de cocaína en el pool de Ricardo Federico Álvarez, más conocido como "Fillol", ubicado frente a la estación de trenes de Munro.
"Ese muchacho tiene un compañero que un día no quiso pagar 10 mil pesos y 'El Siberiano' junto a 'La Vaca' le balearon la camioneta”.
El apellido Urueña comenzó a sonar con insistencia luego de la publicación en Tiempo Argentino sobre la detención de su "socio" López. Aunque en el artículo sólo se mencionó su apodo, el alias generó gran interés desde distintos espacios. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), miembros del Movimiento Evita, funcionarios judiciales y madres de distintos barrios de zona norte insistieron en desnudar los modales de ese oficial de 50 años, Legajo 143.290, que actualmente cumple funciones en la Sub DDI de José C Paz, luego de ser relevado en la Sub DDI Vicente López. También se sumaron voces encarceladas, como la de Ariel Ponce, condenado por el crimen de Maximiliano Robak, el abogado asesinado en julio de 2009 en Florida, Vicente López.
"En el juicio –comentó Ponce vía telefónica-, no dije nada porque temo por la vida de mi hija. Pero yo conozco lo que hace "El Siberiano". A través de su primo, que vive en Melo, les entregaba laburos a los pibes del barrio. Cuando ellos venían de 'trabajar', él les pedía plata y cuando las papas quemaban, los metía en cana. Siempre les pasó fierros a través de su primo. También chalecos".
Todos coinciden en señalar que la "amistad" entre Urueña y La Vaca López es evidente.
"El Siberiano" –reveló un ex policía- tenía contacto con un pirata del asfalto de Villa Martelli. Le entregaba laburo. Ese muchacho tiene un compañero que un día no quiso pagar 10 mil pesos y "El Siberiano" junto a "La Vaca" le balearon la camioneta”.
Joaquín Noya, concejal en Vicente López por el Frente para la Victoria y militante del Movimiento Evita, no se sorprendió al escuchar sobre Urueña. "Por el trabajo territorial que hacemos en los barrios, y en el marco de la Campaña contra la Violencia Institucional, recibimos la demanda de los vecinos sobre este tema. La matriz parece ser una suerte de connivencia entre los servicios de calle y funcionarios del Poder Judicial de San Isidro, que son parte del mismo circuito. Desde nuestro espacio alentamos a que denuncien los excesos pero la gente tiene mucho miedo por las represalias que pueda llegar a sufrir", aseguró el concejal.
Relaciones peligrosas
América tiene 61 años y hace 56 que vive en Villa Melo. El 13 de noviembre de 2005 su hijo Orlando fue baleado por un oficial de la Bonaerense de apellido Noy, finalmente condenado a ocho años de prisión aunque jamás pisó una cárcel. "Soy una madre del gatillo fácil, no le tengo miedo a la Policía" dijo en el comedor de su casa. "Al Siberiano -advirtió- lo conozco hace más de diez años. Le pusieron ese apodo por los ojos, andaba en un Ford colorado, a los chicos del barrio siempre los hostigaba. Tiene la costumbre de tirar al piso a los pibes y encañonarlos en sien. Yo no le tengo miedo".
El caso de Adrián Dorado, conocido en Melo como "Puchulo", podría ser otro de los capítulos de la historia negra del oficial Urueña.
Graciela Norma García tenía 48 años y era hermana de Jorge García, fiscal de Martínez. La asesinaron el 26 de julio de 2013 en la puerta de la casa de sus padres, en Vergara al 1900, Florida, Vicente López. Dos días más tarde, "Puchulo", de 21 años y en libertad condicional, fue detenido en su casa. Una testigo de identidad reservada lo señaló como el autor del crimen. Fuentes territoriales y judiciales juran que esa mujer fue coaccionada por "El Siberiano" para esclarecer el hecho. En noviembre de 2014, Dorado fue condenado a 29 años de prisión por el Tribunal Oral Criminal (TOC) Nº 2 de San Isidro. A los jueces no les bastó con el resultado de los peritajes sobre el Ford Ka negro que los testigos del asesinato dijeron haber visto en la escena del crimen. "Tanto las huellas que se encontraron en ese auto, como el examen de ADN sobre una colilla de cigarrillo hallada en su interior fueron cotejados con las de Dorado y dieron negativo. Igual que la prueba de parafina. Tampoco el joven fue identificado en las ruedas de reconocimiento, ante varias víctimas del raid delictivo previo al homicidio. Y no fueron incorporados a la causa, por ´extemporáneos´, los informes que establecen la ubicación del celular de Dorado en el momento de los hechos", reseñó Luciana Rosende, periodista de El Argentino Zona Norte, en la crónica de la sentencia.
En su oficina de los tribunales de San Isidro, la defensora oficial de Dorado, María Dolores Gómez, recordó que el acusado y Urueña se conocían desde mucho antes que la hermana del fiscal García fuese asesinada. “Ya lo había baleado cuando Dorado tenía 16 años. De esa causa, salió absuelto”, detalló Gómez, que alertó sobre posibles irregularidades en el proceso que llevó a Dorado tras las rejas.
La posible connivencia entre un sector de la justicia ordinaria de San Isidro y algunos oficiales de la Bonaerense hace tiempo inquieta a los vecinos de las barriadas más humildes. Las madres, cansadas de ver a sus hijos involucrados en delitos, comenzaron a observar cierta sistematicidad en el trabajo policial.
“Es simple. Los dejan ´crecer´ robando y después, cuando los pibes se zarpan, enseguida los agarran. De no tener pruebas, las inventan. Después los fiscales y jueces avalan esa conducta presionados por el poder político”, opinó un fiscal federal de zona norte.
"'El Siberiano" –resumió un experimentado abogado de policías y narcotraficantes- es funcional al sistema. Integra una banda de tipos complicados, muy audaces. Hay que tener en cuenta que la DDI San Isidro hace tiempo que está podrida. Lo mismo la de San Martín, sino fijate el caso de "Tomy" de villa La Rana, asesinado en Melo. Ese nene murió a los 15 años con cuatro homicidios, tres de ellos en ocasión de robo."
"Tomy" era Tomás Vinardel. Su caso podría ser el paradigma de la falta de prevención del Estado, representado por oficiales de la talla de Urueña, quien en la Auditoría de Asuntos Internos de la Bonaerense sólo tiene denuncias por violencia de género que jamás fueron ratificadas.
La ley de la ferocidad
Liliana Corvalán fuma nerviosa en el living de su casa, en la Villa La Rana de San Martín. Tiene el pelo mojado y los dedos largos. Detrás suyo, "Tomy" sonríe inmortalizado en el poster que se llevó de recuerdo en su último año como jugador de baby fútbol.
"La primera vez que cayó fue a los 13 años. Se escapó y volvió a caer. Y se volvió a escapar. Hasta que lo mataron los policías en Melo. Yo le decía que no fuese ahí porque algunos pibes trabajaban con la Policía. Mi hijo jamás hubiese trabajado para ellos", aseguró la mujer antes de llorar.
En los últimos dos años, "Tomy" participó en, al menos, tres homicidios en ocasión de robo. Todos bajo la misma modalidad. "Había empezado a robar con unos pibes de Melo. Siempre hacían lo mismo, descubrían algún distraído y le daban. El pibito de La Rana –desnudó un ladrón de coches que paga sus pecados en un penal federal- laburaba con un "reduce" de Loyola pero los otros tenían toda la cabida con la yuta".
El 11 de marzo a las 22:30, en Céspedes 3128, Villa Adelina, fue asesinado Gustavo Carranza, supervisor de Espacios Públicos en la municipalidad de San Isidro. El 27 del mismo mes, "Tomy" cayó baleado en una casilla de Melo. Tenía un revólver calibre 22 con tres balas disparadas, según el parte policial. "Ya sabe como es la Policía", le dijo la fiscal Alejandra Toymil a Liliana.
"Fuimos a Melo. Entramos a la casilla donde lo mataron y vimos su boca marcada en el piso. No fotografiamos el cuerpo por respeto pero tenía la mitad de la cara inflada y un agujerito en cada sien", recordó la hermana, llevando su índice derecho a la cabeza.
El día que velamos a mi hermano en la casa de mi mamá, los policías pasaban y se reían, ya nos habían avisado que lo iban a mandar en una bolsa.
"Los vecinos sólo escucharon dos disparos y el pibe que estaba en la casa con mi hermano nos dijo que no va a decir nada porque teme que le pase lo mismo. El día que velamos a mi hermano en la casa de mi mamá, los policías pasaban y se reían, ya nos habían avisado que lo iban a mandar en una bolsa. Él sabía que iban a matarlo pero jamás creí en tanta maldad", se quebró Sergio, hermano mayor de "Tomy".
Un perro fiel
Miércoles, tres y media de la tarde, Avenida de los Constituyentes y San Martín, estación de servicio. Cortado por medio, un viejo asaltante de bancos se ríe "de las vueltas del destino".
"En este mismo lugar, "El Siberiano" cambiaba de coche para ir a cobrarle a los transas de Melo. El tipo -desmenuza el morocho de ojos grises, apurado por irse a la cancha a ver a Colegiales- hace lo que saben hacer los perros de la calle: morder para cobrar. Qué loco que después de tantos años alguien se anime a denunciarlo. Acá en Vicente López hay una familia muy conocida de transas, que tiene carnicerías y otros negocios. Ellos son protegidos de esta gente. Sin ellos jamás podrían haber llegado tan alto", largó antes de subirse al auto y despedirse con un apretón de manos.
El vínculo de Urueña y la familia vinculada al narcomenudeo también llegó a oídos de algunos fiscales de drogas. En estricto off the record, un funcionario que investiga la venta de drogas en zona norte, reconoció que varios policías se acercaron a su oficina para comentarle las relaciones íntimas entre el oficial y los "transas".
"Un suboficial se presentó y pidió hablar conmigo. Me confesó que Urueña había llevado en su propio auto a la esposa de un hombre que habían detenido por drogas. No podemos investigarlos porque para eso tendríamos que recurrir a la propia fuerza. Parece que el oficial Urueña resuelve las cosas que hay resolver, sin importar los modos", señaló la fuente, ensayando excusas para explicar porqué ningún fiscal o juez se animó jamás a poner un freno a las prácticas de un perro fiel a las costumbres de la calle.
Contra la prensa también
La modalidad de Iván Abel Urueña para "resolver" delitos parecería no ser una novedad.
El 31 de agosto de 2004, la revista Gente publicó una nota sobre la vida y la muerte "del secuestrador más buscado de la Argentina". El protagonista de la historia era Cristian "Hígado” Muñoz, baleado cuatro días antes a la salida de un robo en un banco de San Miguel. La publicación mencionaba que antes de morir, Hígado le había dicho a su abogado: "Estoy seguro que me la van a dar." En la entrevista a los familiares de Muñoz, el periodista Miguel Ángel Braillard mencionó a dos policías, Vicente Ferrari y Abel Urueña, que habían sido procesados por "digitar pruebas". Los policías iniciaron acciones legales por calumnias y pidieron 100 mil pesos como indemnización.
Sin embargo, la Editorial Atlántida –dueña de la revista– y el periodista Braillard presentaron como prueba el fallo de la Sala III de la Cámara de Apelaciones de San Isidro que ordenaba investigar a los policías por la "posible comisión del delito de falso testimonio". Y aunque finalmente los policías no fueron procesados en esa causa, los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Higthon de Nolasco, Enrique Petracchi y Juan Maqueda, de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, confirmaron el rechazo a la demanda por calumnias.