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El Sur, desde el principio

El Corredor de los Lagos es uno de los más preciados del Sur argentino, pero el ripio hace que muchos salteen la región de Aluminé, en donde se emplaza Villa Pehuenia. Entre bosques puros, volcanes, turismo aventura para toda la familia, y panorámicas para no perderse.
Martes, 23 de diciembre de 2008 a las 16:03
Por Luciana Fernández Virginillo
En Pehuenia comienza todo. Tras ella el Sur se abre, lago tras lago, con un matíz distinto. Apoyando las plantas, las palmas y las pupilas sobre el verde y azul, que no es nunca el mismo en cada reflejo del sol, el iris llega a fundirse hasta encontrar un espacio siempre envolvente por la belleza que domina, en contraste, con la aridez que se extiende entre la variedad de lagos y bosques.

Villa Pehuenia, que ya es municipio, ronda los veinte años, tiene poco más de mil habitantes, y para quienes la descubrieron al este de la Cordillera de los Andes, se volvió un centro de esquí alternativo durante el invierno y un espacio para el turismo aventura, pero con varias opciones para que participe toda la familia en las todas las estaciones del año. 

El viaje por el Corredor de los Lagos del Sur, suele iniciarse en Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén por la facilidad de acceso a través de le extensa Ruta 40. Pero 170 kilómetros al norte se encuentra esta localidad patagónica. Llegar requiere animarse a transitar algunos kilómetros de ripio. 

En los caminos que llevan a la Villa se expresa la transición de la aridez, todavía arcillosa, seca, rocosa, hacia donde gobiernan los ríos y lagos que permiten la vida boscosa. Aquí de a poco despiertan los pehuenes, especie característica del lugar, que energizan la tierra con el verde petróleo de sus hojas de pino, que al contrario de sus primos, curvan sus brazos al cielo.  

Para llegar a Pehuenia se puede tomar la RP 13, recorriendo 117 Km. desde Zapala, por zonas de alta montaña, entre los 1500 y 2000 m.s.n.m. o la ruta 23 desde Aluminé, donde se transita el valle del río del mismo nombre recorriendo sus márgenes. En invierno, la única opción es el camino de 197 km. por la RN 40, luego la RP 46, pasando por el Parque Nacional Laguna Blanca, luego la RP23, para finalmente tomar la RP13.

La marca de esta villa son las bahías que conforma la unión de los Lagos Aluminé y Moquehue (también con alojamiento y acampe), por medio de lo que se llama La Angostura. Esta forma es apreciable desde distintos puntos panorámicos, como un anticipo y perfecta postal de lo que hacia el sur se erige salpicado o demasiado amplio para abarcar en una sola mirada. Es difícil volver a encontrar una visión tan completa de un enclave lacustre como en Pehuenia.  

Tres miradores (del Abanico, Ciprés y Pehuenia III) situados en puntos estratégicos de la Villa, a los que se puede llegar a pie, en bici o auto. Todo es posible por estos tres medios (y otro tanto a caballo) en Pehuenia, que hace alarde de su nombre a cada paso por ostentar los mejores bosques puros o mixtos de araucarias araucanas.

Desde el último mirador se divisa un punto de visita obligado, el volcán Batea Mahuida, ubicado a 8 Km., sobre tierras pertenecientes a la Comunidad Mapuche Puel. Su nombre significa "fuente en lo alto", en referencia al cráter del volcán, ya extinguido, que alberga en su interior una laguna. Se puede caminar por sus playas y observar los extraños colores, tanto de la arena como del agua, relacionados directamente con la erupción del volcán.

Pero su belleza no es egoísta y desde su altura regala la visión de los volcanes Lanín, LLaima y Villarrica en Chile, país al que se puede cruzar por el paso de Icalma a muy a escasos kilómetros de Pehuenia.

El Batea Mahuida posee además desde el año 2000 un centro de esquí y otras actividades en su cerro, lo que permitió que la Villa creciera en apenas 5 años gracias al aprovechamiento de ambas temporadas turísticas. Pero la tranquilidad y las tarifas accesibles se conservan. 

Más allá de su altura, 1900 m.s.n.m., el volcán cuenta con nieve temprana y en gran cantidad, dando una de las más extensas temporadas, que comienza en el mes de junio y finaliza en octubre.

Pero allí no sucumbe la vida de este enclave, la pesca deportiva es otra razón de concurrencia. En los alrededores de Aluminé existen innumerables arroyos, ríos y lagos (Moquehue, Aluminé, Ñorquinco, Pulmarí, Quillén, Litrán, Kilca, Relén, Malalco), donde los pescadores  pueden capturar: trucha arco iris, marrón, fontinalis y perca criolla sin olvidar la regla del “Catch & Release” (pesca y devolución).

El rafting no es menos que otros deportes de aventura, ya que el río Aluminé esta categorizado con rápidos que van desde un grado 4 a 2. Para los expertos está el circuito “Aluminé Superior” y para los que se quieren divertir en familia o con amigos, el circuito “Abra Ancha”.

Si los días en la Villa son varios o si el llamado del camino ya tira hacia abajo, vale seguir el ripio y recorrer 57 kilómetros por donde aparecerán los lagos Nompehuén y Ñorquinco, este último de aguas azules rodeado de montañas cubiertas de bosques de araucaria.

A esta altura esta la seccional norte del Parque Nacional Lanín y desde la casa del guardaparque hay un sendero señalizado que conduce a “Las Cascadas”, una caída de agua que al estrellarse contra las rocas genera innumerables arco iris con los rayos solares.

Más adelante se encuentra el pequeño lago Pulmarí y el río del mismo nombre que es afluente del río Aluminé. Desde esta confluencia regresamos a la localidad de Aluminé por el mismo camino que iniciamos el recorrido o ahora sí vamos a Junín de los Andes.