Sin embargo, el testimonio acerca de las presuntas irregularidades en la guardería Adela Salaberry de Bernal salió a la luz hace poco y casi de casualidad, por medio de una carta de lectores a un medio local en la que Fabiola instaba a los padres a investigar en manos de quién quedaban sus hijos mientras ellos iban a trabajar.
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Por ejemplo, los métodos para lidiar con los chicos –bebés de hasta 3 años-, no eran de los más pedagógicos. “Una vez uno de los nenes rompió una planta y lo sentaron solo, apartado, en donde se quedó llorando 10 minutos seguidos”, recordó. “Otra de las veces, un nene mordió a otro y la directora empezó a gritarle ‘Por qué no me mordés a mí si te animás’, siempre de mala manera”.
Según el testimonio, la encargada también prohibía que los chicos jueguen con plastilina, ya que manchaba las mesas, no se les daba el desayuno si llegaban tarde, se los obligaba a dormir después de comer y no dejaban que los nenes jueguen con peluches y juegos que había en el lugar.
Las condiciones de la casa tampoco eran las mejores. A pesar de las fumigaciones, jura que el lugar estaba invadido de cucarachas, en especial el lugar donde cambiaban a los bebés. “Una de las nenas entró en pánico un día cuando uno de los insectos le caminó por la pierna”, recordó, y aseguró que la plaga incluso rompió el grabador del lugar.
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La tensa relación que había con la encargada, de quien asegura haber recibido junto a otras cuidadoras un constante maltrato psicológico, repercutía en discusiones y reproches que en muchos de los casos se dirimían en presencia de los nenes, a la hora del almuerzo. Incluso presenció irregularidades como que hacían figurar nenes que ya no iban, para que no les bajen la cuota de mercadería.
Pero la gota que rebalsó el vaso fue a partir de un supuesto caso de maltrato físico que comenzó a circular al interior de la guardería. El tema se planteó en una de las reuniones, pero los testigos no apoyaron sus dichos y todo quedó en la nada. Sin embargo, como habría sucedido en otro turno y no pudo atestiguarlo, Fabiola asegura que algunos nenes no se querían acercar a esa coordinadora.
Desmentida oficial
Desde el interior de la guardería salieron al cruce de las acusaciones y negaron enfáticamente el testimonio de la ex empleada. Sin querer referirse en profundidad al tema, Olga Salim dialogó con 24CON y explicó que “ya se habló con los padres y se les llevó tranquilidad acerca del funcionamiento en la guardería”.
“Incluso el lugar estuvo cerrado y abrió sus puertas dos meses después, en mayo, porque se estuvo trabajando en arreglos para el comedor y la cocina”, aseguró la mujer, quien agregó que trabaja en el municipio desde hace 23 años.
Desde el Municipio, la subsecretaria de Equidad de género (a cargo del establecimiento) por medio de Alejandro García, le restó importancia a la acusación y aseguró que hacen un seguimiento constante de lo que sucede en las guarderías.
“Como no hubo ninguna denuncia formal no hay elementos firmes que indiquen que hubo algún caso de maltrato. Sin embargo, estamos permanentemente encima del lugar, por lo que creemos que se debe más a una disputa interna que a un hecho comprobado”, aseguró el funcionario, quien agregó que hace dos años, cuando llegaron al lugar, la casa estaba abandonada y que, aunque faltan cosas, está en buenas condiciones.
9 de junio de 2010