El gobernador Axel Kicillof esperó hasta último momento para oficializar que finalmente pagaría en su totalidad el bono BP21 por 200 millones de dólares. Antes de eso, su ministro de Hacienda Pablo López y funcionarios del área mantuvieron conversaciones con acreedores durante todo el fin de semana y "a cualquier hora", deslizan en gobernación. El gobierno, sabía que no iba a caer en default pero esperó hasta último momento.
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Dicen, también recibió una advertencia de Nación para pagar. La última instancia fue entonces emitir Letras del Tesoro y "sugerir" a municipios que salgan a comprarlas. El lunes a media mañana notaban que la emisión "iba bien" y que tuvieron buena reacción de los mercados. Con eso, pudo pagar. Respiró, pero lo que viene no es un escenario diferente al que acaba de superar.
Kicillof terminó haciendo algo que -en público- reniega: mandarle un mensaje a los acreedores y al mercado internacional. Para el mandatario es más cómodo anunciar el programa Arriba Pyme (como hizo este miércoles en La Matanza) que tener que pagar una deuda extranjera -ajena- y, encima, mostrar que efectivamente la puede pagar. Además, para pagar tuvo que hacer otra cosa que tampoco le sienta cómodo. Pedirle ayuda a los intendentes. Fueron municipios y distintos organismos quienes salieron a auxiliar al gobierno nacional en el mercado interno.
La mayoría de los compradores de Letras del Tesoro que emitió el gobierno bonaerense el viernes último fueron municipios. Los llamados y el paso de algunos intendentes por gobernación fueron incesantes. A los alcaldes no les quedó más remedio que salir al rescate. El Ejecutivo respira. O al menos está seguro que Fidelity (el fondo que no adhirió al ofrecimiento que había hecho Kicillof de pagar ahora el 30% del bono y el 70% restante en marzo) no estaría dentro de las futuras negociaciones porque no tienen otros bonos de la provincia. Durante la negociación en Casa de Gobierno sostenían que el fondo en cuestión era "intransigente".
Discursivamente, Kicillof se encargó de remarcar que no se caía en default y que gracias a "recursos propios", evitaba esa condición. En lo que sigue, el Gobierno va a sostener que la deuda es insostenible y no descartan que las horas de tensión vividas por el bono BP21 vuelvan a repetirse. Esperan que no.