La policía reprimió a los hinchas en la Bombonera

Una hora antes del entrenamiento, la Bombonera dijo basta: colmó su capacidad y el club tuvo que cerrar las puertas. Sin embargo, los miles de hinchas que estaban afuera no desconcentraron. Se quedaron y, a las 17.30, hubo incidentes en una de las puertas de ingreso.

Una hora antes del entrenamiento, la Bombonera dijo basta: colmó su capacidad y el club tuvo que cerrar las puertas. Sin embargo, los miles de hinchas que estaban afuera no desconcentraron. Se quedaron y, a las 17.30, hubo incidentes en una de las puertas de ingreso.

Ocurrió en el portón 6 y 6bis, el que permite el acceso a la popular Sur, la que da al Riachuelo. La policía dispuesta en ese sector no logró armar un cordón y decenas de personas pasaron los molinetes e ingresaron.

La represión tampoco tardó en llegar. Con gases lacrimógenos, y pese a la presencia de bebés y niños, los efectivos amedrentaron así a todos aquellos que querían seguir los pasos de quienes habían logrado entrar a la Bombonera a minutos del entrenamiento.

En la puerta 7 también hubo lío. Hinchas tiraron abajo el vallado para ingresar directamente a las tribunas y hubo corridas cuando Boca anunció que cerraba los accesos.

Mientras tanto, en los alrededores del estadio, la gente se amontona. Ocupan las calles aledañas de vereda a vereda. Y decidieron quedarse pese a que ya saben que no podrán presenciar desde adentro el último entrenamiento del equipo de Guillermo Barros Schelotto antes de la Superfinal del sábado a las 17 en la Copa Libertadores.

Estaba previsto que la Bombonera abriera sus puertas a las 16 pero debido a la gran cantidad de hinchas que se agolpaban en las inmediaciones decidieron adelantarlo. Y finalmente fue a las 15 la hora señalada del ingreso por las calles Brandsen e Irala y por Palos y Espinoza, a través de las puertas 4 a 14.

Con el correr de los minutos la gente fue poblando las tribunas. Las primeras en habilitarse fueron las dos cabeceras medias y bajas. Y un rato más tarde la platea baja.

A las 16.30 el marco de la Bombonera era similar al de un partido de fútbol. La gente saltaba en las tribunas, los cánticos eran incesantes y cada vez más fuertes. La expectativa crecía al compás de una fiesta popular pocas veces vista.

"Abrir la cancha no es barato, cuesta casi como un dia de partido", contó Daniel Angelici. Y especificó: "Estaba planificado y hace 48 horas hablamos con la secretaría de Seguridad y se pagó el operativo".

Sin embargo, no fue suficiente. Los incidentes se produjeron y lo importante ahora pasará por la desconcentración.

Fuente: Clarín

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