| Bertoni y sus alumnas en plena práctica |
El equipo surgió de una manera similar a la iniciativa “Fénix” – primer conjunto de rugby formado por reclusos – a través de un convenio entre el Servicio Penitenciario bonaerense y la Secretaría de Deportes provincial. En esta última, Bertoni ya venía realizando otros trabajos en el área de Integración Juvenil, a cargo de Ricardo Ferraro, que coordina el programa “Deportes por penales”, en el que se enmarca este proyecto.
Aunque, más allá del aporte estatal, fueron las mismas reclusas las que dieron el impulso necesario para formar el grupo. “Jorgelina fue a hacer una de las tantas clínicas de hockey que se vienen armando en las cárceles, para que las internas conozcan otros deportes que no son tan populares como el fútbol. Pero en este caso se engancharon y pidieron jugar en serio”, contó a 24CON Marcos Blanes, director de Deportes del Servicio Penitenciario.
Desde entonces, las “Águilas 8” – el nombre remite al número de unidad penitenciaria de Los Hornos – practican en el patio de la prisión, con la ex jugadora de la Selección de hockey y los profesores de educación física que cumplen funciones en el penal. Entrenan dos veces por semana durante tres horas y en poco tiempo empezarán a recibir visitas de otras ex jugadoras, que les darán más charlas técnicas y clínicas.
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“Al principio, jugaban con caños de PVC y pelotas de plástico, hasta que hace poquito la Secretaría de Deportes les compró 20 palos de hockey profesionales”, recordó Blanes, que agregó que, como profesor, le “llena de orgullo que el deporte sirva para la reinserción social”.
El equipo está dando tan buenos resultados que ya piensan disputar partidos con otros conjuntos que compiten en la liga platense, a partir de la mitad de este año. “Hay que ver cómo van creciendo, pero esperamos que puedan competir con grupos que tengan un nivel similar”, explicó a 24CON Jorgelina Bertoni.
La ex leona usó la primera parte de los entrenamientos para enseñarles la técnica básica del deporte. Entre otras cosas, se familiarizaron con el palo y la bocha, “driblearon” en velocidad y practicaron penales. “Pero lo más importante es que las chicas tengan ganas de aprender y jugar”, aclaró.
Ya en estos primeros encuentros, Bertoni se sorprendió del compromiso y la destreza que encontró en sus particulares alumnas. “Eran muy pocas las chicas que ya habían jugado hockey, y aún así todas se entusiasmaron y ahora están muy motivadas. Hay varias que ya son grandes, pero son muy dúctiles. Si hubieran empezado a tiempo, habrían sido buenas jugadoras”, reconoció la profe.
Además, destacó las ventajas que tiene para ellas esta prueba piloto. “Sienten que ocupan de una forma distinta de su tiempo, les da más disciplina y les permite trabajar en equipo. Es muy importante para mejorar la relación entre ellas y fomentar la inclusión”, se alegró.
El próximo paso será organizar los partidos y llevarlas a entrenar a una verdadera cancha de hockey, para que se sientan aún más cerca de este deporte que tanto las ilusiona. Y así, seguir dándole un bochazo a la realidad que existe detrás de los barrotes.