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Trabajó en la Máquina de Dios y explica cómo se creó

Carlos Christiansen es de La Plata. Dialogó con 24CON sobre el histórico acontecimiento. Por qué lo compara con El Secreto de sus Ojos.
Miércoles, 31 de marzo de 2010 a las 14:57
Dentro de los cientos de científicos de todo el mundo que hicieron su aporte para el funcionamiento de “La máquina de Dios”, equipos de ingenieros y físicos argentinos colaboraron a lo largo de los años con el ambicioso proyecto que finalmente se puso en marcha el martes.

Uno de ello es  Carlos Christiansen, Director del Laboratorio de Electrónica Industrial, Control e Instrumentación de la Universidad de La Plata, quien dialogó con 24CON sobre su participación en el histórico acontecimiento.

“Es un proyecto que llevó muchos años, desde fines de los años 70 que empezamos a trabajar con el CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear). El primero en establecer el contacto fue Mario Benedetti, después estuve yo cuatro años y luego otros miembros del  laboratorio realizando diferentes trabajos para los aceleradores”, explicó el Ingeniero.

“El LHC (Large Hadron Collider) es el acelerador más poderoso pero es alimentado por otros aceleradores previos.  A lo largo de la historia del CER se han construido aceleradores cada vez más potentes hasta llegar a ese último.  Solamente un grupo del laboratorio, dirigido por Miguel Mayosky, trabaja actualmente para el CER, pero los demás hemos colaborado en diversos períodos”, aseguró.

Consultado sobre cómo siguió la noticia, Christiansen  explicó que la transmisión en vivo estaba más orientada al público en general (con imágenes de brindis con champagne y entusiasmo) aunque se mantuvo al tanto de los pormenores gracias a amistades vinculadas al proyecto con las que se comunicó por Email.

“Había mucha expectativa después de que falló el año pasado y tardaron más de un año en volverlo a poner operativo. Son procesos lentos, con imanes y superconductores que hay que enfriar con helio líquido. Si hay que arreglar algo se tarda semanas en llevar a temperatura ambiente y de nuevo al cero absoluto, para enfriar por 27 kilómetros a mil doscientos imanes de treinta toneladas cada uno”.

Experiencia sin precedentes

Acerca de la importancia del dispositivo, explicó: “Los ingenieros nos abocamos a la construcción de la máquina y los físicos a analizar los resultados. Como pieza de ingeniería, no tiene antecedentes en cuanto a la cantidad de países involucrados”.

Incluso recordó que en los ‘90 trabajó en la construcción de un acelerador en Estados Unidos tres veces más grande que no se terminó de hacer–aunque su realización estaba avanzada- ya que el financiamiento destinó esos recursos a la estación espacial y a descifrar el genoma humano, prioridades para el Congreso Norteamericano.

En cuanto a “La máquina de Dios”, Christiansen explicó: “Incluye las más diversas ramas de la tecnología, ingeniería de alta precisión, electrónica, todo al extremo del conocimiento disponible en ese momento. El haz se mueve en el túnel con precisión milimétrica, si chocara con las paredes se produciría un accidente gravísimo, la energía que trae es la de un avión de línea volando a 500 km/h, si choca sería un desastre”.

Satisfacción personal

En cuanto al plano personal, demostró sentirse orgulloso del logro. “Uno siente que es parte de lo máximo de su especialidad, como un actor que va a hollywood por ejemplo. Es una emoción muy particular, con complejidad, inversión y riesgo similares a los de la NASA. Poder participar y que a uno le tengan la confianza que lo que va a hacer es conducente al éxito del experimento, es una satisfacción muy grande”.

Con respecto al plano nacional, explica que la situación argentina es mucho más modesta en el concierto global y lo compara con lo que sucedió con la película de Campanella, que si bien ganó el premio Oscar, el cine de acá maneja otros números que los de Hollywood. "Nuestra Ciencia y tecnología, si bien tienen el estado de avance necesarios, es chiquita a nivel mundial, nuestros presupuestos son despreciables y trabajamos en condiciones muy desfavorables”

Sin embargo, considera que la contribución nacional fue importante para el logro. “Si bien fueron cientos de personas las que trabajaron, uno se siente orgulloso de dar su pequeño aporte”.  

31 de marzo 2010