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"Agarro del cuello, pongo el fierro en la boca y...fue"

Diego es un pandillero de Lanús y cuenta por qué roba y mata. Un relato estremecedor, donde se confunde el odio con el desamparo. "Quiero que mi hija conozca la calle. Sea pandillera", admite.
Jueves, 30 de abril de 2009 a las 13:27

Las Pandillas de Lanús, cuna del crimen. Segunda Parte.


En la película francesa El perfume (historia de un asesino), Jean Baptiste Grenouille (su protagonista) es arrojado a la basura como un feto, sobrevive como una bacteria adaptándose y aferrándose a su destino: vivir. Sabía que su olfato, su mayor virtud, lo llevaría lejos y por dónde pasaba, dejaba su huella mortal. Al igual que la vida, la muerte incluía a Jean Baptiste y sacrificaba a quienes quería conservar. Empecinado en retener los olores de quienes amaba, los ejecutaba para apresar su esencia, su alma. Así fue matando hasta su muerte. Para los pandilleros de Lanús, el amor y el odio se manifiestan en vida y muerte según la circunstancia. Diego es un chico que ha vivido demasiado. Empastillado es valiente, osado y lleno de odio. Sobrio, pide por su mamá. Y siente el temor de su propio olvido. Quiere ser alguien, por eso también mata, para trascender.


…si te estoy apuntando, quedáte tranqui. Ahí es donde muere la gente. Se hace matar al pedo. Yo te agarro del cuello y te pongo el fierro en la boca (señala con las manos como es el apriete)… y fue, perdiste.

24CON: ¿A qué edad empezaste a robar?
Diego:
 A los 14 empecé. A los 13 me empecé a drogar. A los 14 a meter caño… y a parar con los pibes grandes. Siempre me gustó parar con los grandes.

Diego y Esteban oscilan de víctimas a victimarios. Juegan a matar o morir y odian por falta de amor. Cierran filas cuando están en la calle y saben que también pueden perder.

D: Al chico hace poco la policía le dio con todo (Diego señala la herida en la pierna de Esteban). Lo paró la policía…él estaba en la moto y le pegaron con el palo ¿viste? y tiene la pata media corta…y con el palo le pegaron en la rodilla (señala la cicatriz de Esteban).

¿Te operaron? (la pierna parece un matambre).

D: ¿No ves que le sacaron la rodilla de lugar? Le pusieron clavos… Le rompieron todo a palazos…

¿Por qué?

E: Porque robé… ¿por qué va a ser?

¿Dónde robaste?


E: En Banfield. Me agarró la policía y me pegó, me pegó al que le robé, su familia…todos me pegaron. Todos… el que pasaba me pegaba, todos…y la policía no decía nada. Encima el de la ambulancia me hizo correr hasta el patrullero.

¿Cómo fue?

E: Un arrebato en moto. Cuando me iba el custodio de la calle me chocó de atrás. Ahí me agarró y me pegó palazos en la pierna. Y después me pegaron todos.


¿Y fuiste preso?

E: No, zafé porque era menor.


Esteban es menor y padre. Cómo Diego, los dos fueron papás antes de ser chicos. Hijos de familiares presos, el mandato es hacer pandilleros a los suyos.


¿Cómo se llama tu nena?

E: Morena. Va a cumplir un año ahora.

¿Y vos Diego también sos papá?

D: Sí. Una nena tengo… tiene un año y medio

¿Qué les gustaría para sus hijas?

D: Que aprendan la calle.

¿Qué sean pandilleras?

D: Sí, pandilleras.

Rebobinando: unas 5000 familias viven amenazadas por Las Pandillas de Lanús. Son casi un centenar de pandilleros que se disputan el territorio de Villa Esperanza. Las pandillas principales son tres: Los Primero de Mayo, Los Mokis y Los Tres de Febrero. Una zona liberada bajo el dominio de estos buenos chicos. Allí se disputan el crimen (que puede incluir hasta sicarios), el tráfico de drogas y alguna venta de armas. Los vecinos deben refugiarse en sus casas cuando las pandillas se pelean a tiros y a muerte.

Los hogares son el germen del pandillero. Más tarde cada miembro armará su propio currículum para escalar y mandar a otros. Y para tener discípulos.

Dicen (para las cámaras) que ya no atracan, pero no es creíble.

¿Siguen robando?

D: No, ya basta…

E: Ahora mandamos a otros (a los más chicos, desde 12 años).

D: igual, cada tanto…

¿Robar es cómo un vicio?

D: Uno siempre te tienta (se ríe). Te tienta salir a caminar (a robar).

E: Te tienta tener un par de billetes fáciles en el bolsillo.

D: Te tienta, te tienta y más si hay plata. Te vienen y te dicen: “hay dos mil, tres mil, cinco mil”…me entendés? Es un toque nada más. Vas, lo agarrás y te venís.

¿En dónde están los dos mil, los cinco mil?

D: En las salideras bancarias, en las casas, te avisan y hay que buscar…

E. Hay que buscar, hay que caminar…

¿Por dónde caminan?

D: Por todos lados… hay gente que te entregan laburo ¿me entendés? Vienen y te dicen “allá hay 15 mil, hay 25 mil” te dicen…

¿Quiénes son los qué dicen?

D: Y hay un par de gente… (Se ríe y se refiere a los avisadores, ladrones de guante blanco, un eslabón en la cadena de delito que les avisan dónde hay plata fresca).

E. Un par de piernas…

D: ¿Me entendés? No te puedo decir nada. Viene un chabón caminando ahí y te dice, “andá y dale maza ahí” y te encontrás con 2 mil, 5 mil, 25 mil… están todos entregados… son los más fáciles…


Siempre se acusa a los medios de algo cierto: no indagar sobre las motivaciones de los crímenes. Los pandilleros de Lanús son el emergente coyuntural y estructural de una bomba de inmoralidad social que nos explotó en la mano.

Dice el escritor sueco Henning Mankell (de visita por estos días en La Feria del libro) “una escena del crimen tiene mucho que decir acerca de las contradicciones de una sociedad, de las contradicciones dentro del hombre y de los hombres”.

De saber por qué piensan como piensan.

¿Y qué pasa con el pandillero que mata por matar?

E: Ese no es chorro, ni pandilla, es asesino, asesino…

¿Pero ustedes también matan?

D: Pero por necesidad.

En la teoría darwiniana, las especies se sacrifican por sobrevivir. Cuando peligra el sistema, los ejemplares se matan entre sí. Y los más débiles se hacen fuertes matando.

¿Matarías por dinero, tipo sicario?

D: No, no, no creo (se ríe). Acá matamos cuando es un rati o alguien se resiste.

¿Asesinaste alguna vez?

D: Puede ser…

¿Estás arrepentido o tenés culpa?

D: No, yo no vi que se supera, que vos capaz que tu bocho es el que te labura… (Se señala la cabeza) te dicen pun, pun, pun, si vos sos el que laburaste el bocho… como que no paso nada…

¿La droga ayuda en eso?

D: No. tenés que estar careta… limpiarlo careta…

¿Por qué?

D: Porque si te drogas vas a querer seguir haciendo lo mismo… yo casi me olvidé… me olvidé… Hay que estar carteta! Toda la vida… para ir a robar… careta (repite con cara de culpa porque sabe que careta es más difícil apretar el gatillo).

Sin embargo ustedes me dijeron qué van a robar mejor drogados

E: No, mejor caretas, sino ahí corre la sangre nada más, no corre una pastilla, un trago… corre la sangre.

 

 

Al final de la película, antes de que Jean Baptiste (el perfumista) sea devorado por amor, había logrado retener lo mejor de sus víctimas: su alma, su esencia. “Poseía un poder más grande que el del dinero, el terror, la muerte. El invencible poder del regir el amor de la humanidad”. Había hecho el perfume más poderoso de la tierra. Podía hacerse pasar por el Mesías o hipnotizar a quien quisiera, pero no podía convertirse en una persona capaz de amar y ser amado.


Continuará..