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Los Floggers también juegan a la pelota

No sólo es potestad de Cumbio. La moda que llevan los jóvenes con sus flequillos modernos, no ataca únicamente a Assmann, también a varios futbolistas del ascenso.
Domingo, 26 de octubre de 2008 a las 11:03
Por Andres Randazzo
Un estruendo lo despertó. Abrió los ojos y estaba en penumbras, sólo sentía los golpes de la lluvia contra la ventana de su cuarto. La luz de su pequeño reloj alumbra su cara y le dice que son las 6 de la mañana, hora de levantarse para ir al entrenamiento.

"Es jueves, hacemos fútbol y están todos los medios", piensa, no molesto, sino reflexivo. Se sentía distinto con respecto a la noche anterior. Entra al baño y se posa delante del espejo y, efectivamente, no estaba igual. Algo en su pelo había cambiado, como en sus pesadillas, o como en sus sueños más divinos donde marcaba el gol de su vida.

El futbolista se toca el rostro y analiza su nuevo look. Piensa cómo pudo cambiar, pero no se lo quita, al contrario, lo deja tal cual, con un poco más de gel y acompañado por el peine. Como si rendiría culto a Walter Assmann o Mauro Zárate, aquel jugador entraba en la moda Flogger de la redonda, sin querer pero sin resistirse. "Todos caen", parece decirle una voz por detrás, imperceptible.

Se desconoce cómo el arquero de Independiente cayó en la tendencia, derrotado ante la vanguardia que ataca a los jóvenes. Quizá porque se fijó en el delantero de Haedo, integrante de uno de los clanes de futbolistas más grandes de Argentina. Sí la mayoría de los Zárate están adelante en la moda, pero Mauro, foto mediante, es el líder Flogger por excelencia.

"No puedo creer que me pase a mí", dice, entre dientes, el jugador. Los futbolistas más reconocidos se adhirieron a la moda que Lionel Messi explota en Barcelona. Pero no es necesario ganar millones de dólares para entrar en el club Flogger-jugador. Tampoco es exclusividad de las capitales de las modas en el mundo. Pasa en el Conurbano, es cercano y palpable. Evitarlo depende del gusto de cada uno.

Maximiliano Oliva, el jugador de Tigre, no sabe cómo explicar el fenómeno pero mantiene su pelo vertido
hacia un lado, que casi tapa el ojo. Matías Vega, desde Platense, asegura que no le molesta para atajar y que no puede resistirse al flequillo Flogger. Porque ya no importa si las fotos aparecen en fotologs reconocidos por el mundo, la moda ataca, por las noches, a cualquiera.

Tampoco pudo escaparse Gonzalo Bustamante, una de las figuras de Los Andes en su victoria sobre Aldosivi, ni siquiera el querido Juanchi Beltrán de Central Ballester.

Los expertos no encuentran explicación. De la noche a la mañana, cual
"Metamorfosis", los futbolistas aparecen con flequillos Floggers, cada vez más instaurados en la sociedad. La lista puede ser interminable, pero mucho intentan preservar su problema con vinchas insolentes.