Boca empató en Brasil y se metió en los cuartos de final
El equipo de Carlos Bianchi igualó con Corinthians para clasificarse. Riquelme metió un golazo.
Y una noche, en Brasil, el Boca de Carlos Bianchi volvió a protagonizar una gesta copera con tintes heroicos. Cauteloso y sólido, con un Juan Román Riquelme encendido durante toda la primera parte, hizo valer la diferencia obtenida en la ida para meterse en los cuartos de final de la Copa Libertadores. Con un gran despliegue físico, eliminó a Corinthians, su verdugo en la final del año pasado y flamante campeón del mundo. Fue 1 a 1 en el Pacaembú. El Diez abrió el camino con un golazo.
Boca salió dispuesto a esperar. Se tomó todo el tiempo del mundo cuando tuvo la pelota y esperó ordenado cuando el balón pertenecía al rival. Con el correr de los minutos, creció en confianza y seguridad. Entonces se animó más. Riquelme, participativo, asumió su rol de conductor y se hizo cargo de cada avance. De sus botines salieron las situaciones que creó el equipo de Bianchi en la primera parte. Primero intentó con un buscapié y luego asistió a Nicolás Blandi. Pero su mejor obra llegó a los 24’, cuando recibió de Cristian Erbes y metió un golazo.
La idea del Virrey, durante los primeros 45’, se plasmó a la perfección en el campo del Pacembú. Con un gran despliegue de sus mediocampistas (sobre todo de Walter Erviti), pudo aplacar las intenciones ofensivas de Corinthians, que prácticamente no llegó con riesgo. Además, el local se vio perjudicado por dos decisiones arbitrales: no le sancionaron un penal por una mano de Leandro Marín y le anularon un gol válido a Romarinho por posición adelantada.
En el arranque pudo empatar el encuentro Danilo tras un rebote, pero Agustín Orion hizo su presentación con una atajada salvadora. Pero, con el ingreso de Alexandre Pato incluido, Corinthians estaba decidido a llevarse por delante a Boca. Y llegó a la igualdad a los 6’, con un cabezazo de Paulinho.
El desenlace tuvo un solo color. El dueño de casa se hizo dueño de la pelota y arrinconó a Boca, que evidenció su cansancio con el correr de los minutos. Orion agigantó su figura y tuvo un puñado de intervenciones vitales. Pato, a los 30’, se erró un gol increíble con el arco a su merced. A partir de entonces, el Xeneize supo que nada le quitaría la clasificación a los cuartos de final.
El equipo de Bianchi se aferró a la diferencia y la defendió con uñas y dientes. Apeló a la mística el Xeneize, que una noche en Brasil y de la mano de Riquelme, volvió a soñar con la Libertadores.
15 de mayo de 2013
Boca salió dispuesto a esperar. Se tomó todo el tiempo del mundo cuando tuvo la pelota y esperó ordenado cuando el balón pertenecía al rival. Con el correr de los minutos, creció en confianza y seguridad. Entonces se animó más. Riquelme, participativo, asumió su rol de conductor y se hizo cargo de cada avance. De sus botines salieron las situaciones que creó el equipo de Bianchi en la primera parte. Primero intentó con un buscapié y luego asistió a Nicolás Blandi. Pero su mejor obra llegó a los 24’, cuando recibió de Cristian Erbes y metió un golazo.
La idea del Virrey, durante los primeros 45’, se plasmó a la perfección en el campo del Pacembú. Con un gran despliegue de sus mediocampistas (sobre todo de Walter Erviti), pudo aplacar las intenciones ofensivas de Corinthians, que prácticamente no llegó con riesgo. Además, el local se vio perjudicado por dos decisiones arbitrales: no le sancionaron un penal por una mano de Leandro Marín y le anularon un gol válido a Romarinho por posición adelantada.
En el arranque pudo empatar el encuentro Danilo tras un rebote, pero Agustín Orion hizo su presentación con una atajada salvadora. Pero, con el ingreso de Alexandre Pato incluido, Corinthians estaba decidido a llevarse por delante a Boca. Y llegó a la igualdad a los 6’, con un cabezazo de Paulinho.
El desenlace tuvo un solo color. El dueño de casa se hizo dueño de la pelota y arrinconó a Boca, que evidenció su cansancio con el correr de los minutos. Orion agigantó su figura y tuvo un puñado de intervenciones vitales. Pato, a los 30’, se erró un gol increíble con el arco a su merced. A partir de entonces, el Xeneize supo que nada le quitaría la clasificación a los cuartos de final.
El equipo de Bianchi se aferró a la diferencia y la defendió con uñas y dientes. Apeló a la mística el Xeneize, que una noche en Brasil y de la mano de Riquelme, volvió a soñar con la Libertadores.
15 de mayo de 2013