El vendedor ambulante que le llenó el rostro de golpes a Maravilla y a Chávez padre

Silvio "El Mono" Rojas dio detalles de su vida de película a 24CON. Se crió en la pobreza, llegó a pelear con leyendas y hoy vive de changas.

Por Jonathan Raed

Silvio Rojas, más y mejor conocido como “El Mono”, nació en 1969 en Esteban Echeverría y pasó gran parte de su vida allí y en Lomas de Zamora. Aunque su vida de película lo llevó mucho más lejos: Bolivia, Colombia, Perú, Brasil, Ecuador, España, Francia, Italia y hasta Australia. En el medio, se dio el lujo de subirse al ring con glorias del boxeo y campeones de la talla de “Látigo” Coggi, “Tata” Baldomir, “Kojak” Silva, “El pibe de Oro” Crucce, “Maravilla” Martínez y hasta el mismísimo Julio César Chávez.


Rojas la peleó de abajo. Se crió en la pobreza y toda su vida fue vendedor ambulante, un "busca"; incluso por estos días. “Vendo en la calle. Como toda la vida. Vendo papel higiénico en la calle”, contó a 24CON y pidió espacio para agradecer a Gustavo Acevedo, de Desarrollo Social de Monte Grande “que me ayuda mucho”.

 

Realizó su primera pelea como profesional en 1990, en la cual se impuso por nocaut técnico en el segundo round. Mientras Maradona y Caniggia llegaban a la final del Mundial de Italia, Rojas realizó sus primeras nueve peleas, con siete triunfos y dos derrotas, una ante Ricardo “Kojak” Silva, en su primer gran combate.


Entre ’91 y ‘92 peleó 17 veces con 14 victorias, un empate y dos caídas. Esta racha ganadora lo llevó a realizar la gran pelea de su vida en 1993. La única de ese año. En Guadalajara, México, ante una leyenda: Julio César Chávez.


Su aventura en México no duró mucho, ya que el mexicano que hoy promociona y cuida a su hijo se impuso por KO en la tercera vuelta. Pero Rojas lo tuvo a maltraer en los dos primeros asaltos y contó sus atenuantes a 24CON.

 

“Me llevaron allá por 2 mil dólares. Yo nunca había visto tanta plata junta. Y allá ni me dejaron entrenar. Me metieron en un hotel 5 estrellas, me llenaron de mujeres, de alcohol…”, recordó y agregó: “Las manos de Chávez ni las sentí. He peleado con tipos como “Látigo” Coggi, que me pegaron mucho más duro que Chávez. Yo estaba para seguir peleando cuando caí, pero no me dejaron levantarme”, se quejó.


La derrota ante Chávez fue muy dura para él, ya que su producción cayó drásticamente y sólo logró rescatar cuatro triunfos y dos empates en cinco años, en un total de 22 combates. Una de ellas fue ante “El Cazador” Navarro (ganó sus 25 peleas por KO), en España, por el título del Mundo Hispano de la CMB. Cayó por KOT en el noveno asalto.


Aunque fuera del ring su vida corrió más que nunca. Se casó en Ecuador con documentos truchos, estuvo preso en ese país por problemas con su pasaporte y se volvió a la Argentina “sin pasaporte y sin documentos”, relató.


Dos de las mencionadas 16 decepciones boxísticas fueron ante el “Tata” Baldomir (’95 y ’98) y una ante otro púgil legendario: Juan Martín “Látigo” Coggi (‘98), ante quien cayó por decisión dividida. Pero ¿de qué se trata la vida de un boxeador si no es de resistir golpes, caer, levantarse y pegar?


“El Mono” tomó el envión de sus dos victorias en sus últimas dos peleas de esos años nefastos y apuntó a volver a las viejas glorias en 1999. Logró cuatro triunfos y tres empates que equilibró con cinco derrotas. Dos de ellas, ante un rival de mucho peso.


En junio enfrentó por primera vez a Sergio “Maravilla” Martínez, en Quilmes. Luego de una contienda dura, cayó en las tarjetas. En octubre se hizo la revancha con el hoy campeón del mundo y Rojas volvió a perder en las tarjetas.


“En la primera pelea me pegó bastante. Él se movía mucho, sacaba los ganchos en punta, manejaba las distancias. Yo era un boxeador más rústico. Ya ahí “Maravilla” era un boxeador muy vivo. Ya se veía que iba a ser campeón del mundo. Lo poco que lo conocí, me pareció una excelente persona. Un buen pibe”, recordó.


Pese a las derrotas con “Maravilla”, ese año le sirvió de trampolín para lograr, entre 2000, 2001, 2002 y 2003 un total de 14 victorias, dos empates y diez derrotas. En 2004 sólo cosechó dos caídas y en 2005 perdió su único combate. Fue momento de decir adiós, al menos por ese momento. Porque sostuvo su retiro durante dos años: 2006 y 2007, para regresar en 2008.


A sus 39 años, a Rojas le costó mucho la vuelta y ese año perdió sus tres peleas. Vale aclarar que Rojas ya no peleaba por la gloria, sino para alimentar a su familia. “Me tiraban un mango para ir a hacer una pelea, aguantar, pelear y yo iba. Sin entrenar, nada. Ahora, ya no voy”, sostuvo.


En 2009, la cuestión fue diferente arriba del ring, ya que ganó dos y empató una. Si bien sus mejores golpes los había dado años atrás, su última pelea la hizo en 2010, en una contienda a 4 rounds que terminó en empate.


“El Mono” Rojas se retiró luego de 20 años de duras batallas y con un récord nada despreciable de 45 éxitos con 19KO, 9 empates y 42 derrotas con 15KO; en 97 peleas. El boxeo no le dio mucho económicamente y sufrió la corrupción de los representantes, que lo obligan a hoy en día seguir como vendedor callejero.


Pero lo más importante que le queda a este luchador de Echeverría y Lomas es haber recorrido el mundo en una vida de película y haberse se subido al ring con grandes campeones mundiales argentinos y del exterior; entre los cuales se destacan “Látigo” Coggi, “Tata” Baldomir, “Maravilla” Martínez y Julio César Chávez; padre, claro.

 

La pelea con Julio César Chávez

 

 

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