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El día que la bandera argentina flameó en Malvinas

Miércoles, 28 de septiembre de 2016 a las 10:51
Por Maximiliano Borches

 El 28 de septiembre de 1966, hace exactamente medio siglo, se llevó a cabo la acción comando más audaz de la resistencia peronista: el secuestro en pleno vuelo de un avión de Aerolíneas Argentinas por parte de 18 jóvenes militantes, obreros en su mayoría, que volaba con destino a Río Gallegos y terminó aterrizando en las Islas Malvinas. Una vez allí, siete banderas argentinas flamearon durante 36 horas en la rebautizada capital insular: Puerto Rivero en homenaje al gaucho Antonio Rivero que en 1833 se alzó contra los ingleses y gobernó las islas por unos meses. La acción se denominó Operativo Cóndor.

“Muchachos, aunque nos cueste la vida. Lo de menos es que nos lleven presos a Inglaterra. Lo más glorioso, que caigamos en el intento”, dijo por entonces el mítico dirigente Dardo Manuel Lito Cabo, que contaba con 25 años de edad, antes de salir para Aeroparque.
Partieron a la 0.30 del día 28 en un Douglas DC4 del vuelo 648 Buenos Aires-Río Gallegos de Aerolíneas Argentinas. Iban 48 pasajeros, entre ellos el periodista Héctor Ricardo García que brindó el primer testimonio periodístico de la épica acción.
Durante el vuelo, Dardo Cabo y Alejandro Giovenco, el segundo al mando, entraron armados a la cabina y ordenaron el cambio de rumbo al comandante Ernesto Fernández García. El piloto excusó falta de autonomía de vuelo, pero los integrantes del comando sabían de antemano que había combustible suficiente.
A las 8.42 de esa mañana, aterrizaron en Puerto Stanley, Malvinas, detrás de la casa del gobernador ingléssir Cosmo Dugal Patrick Thomas Haskard (ausente ese día), sobre una pista para carreras hípicas. Abrieron las puertas, se tiraron con sogas, desplegaron delante del avión en forma de abanico e izaron siete banderas argentinas.
El suceso convocó a kelpers y jefes de la milicia de la isla, inmediatamente tomados como rehenes “hasta tanto el gobernador inglés reconozca que estamos en territorio argentino”, advirtió Dardo Cabo desde la radio del avión. Bajo esa presión, se aprestaron a cantar el Himno Nacional.
El día elegido para llevar a cabo la acción comando, cuya consecuencia además dio inicio a la caída del gobierno dictatorial que por ese entonces encabezaba Juan Carlos Onganía, se basó en dos hechos. Estaba en el país el esposo de la reina de Inglaterra, Felipe de Edimburgo, en carácter de presidente de la Federación Ecuestre Internacional. Y el contralmirante José María Guzmán debía volar al territorio del que era gobernador, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur.
Una vez en tierra malvinense, de pie y frente a la mirada de todos, Dardo Cabo proclamó: “Ponemos hoy nuestros pies en las Islas Malvinas argentinas para reafirmar con nuestra presencia la soberanía nacional y quedar como celosos custodios de la azul y blanca (...) O concretamos nuestro futuro o moriremos con el pasado”, luego el comando, a viva voz, entonó las estrofas del Himno Nacional, la Marcha de San Lorenzo y Aurora.
Al cabo de 12 horas de ocupación simbólica a las Islas Malvinas, y a través de una mediación con el cura de la isla, el holandés Rodolfo Roel, los pasajeros fueron alojados en viviendas civiles mientras los militantes resistían bajo una fuerte lluvia. Unos 30 mercenarios belgas e ingleses, policías y civiles armados rodeaban la nave y exigían la
rendición. No hubo ningún disparo y 48 horas después la resistencia terminó, cuando el comando decidió rendirse ante el contralmirante José María Guzmán, y no ante las tropas de ocupación británicas en las Islas Malvinas.
Fin de la operación
Luego de 36 horas de permanencia en la Isla, el comando peronista firmó un acuerdo en el que también intervino el cura Roel, que antes había celebrado una misa en el avión para los miembros del comando. Después fueron hospedados en la iglesia del puerto durante una semana hasta que fueron trasladados al buque Bahía Buen Suceso en una lancha carbonera.
Una vez resuelta la tensión, el gobierno del dictador Onganía emitió un comunicado en el que expresó que “la recuperación de Malvinas debe ser resuelta por la vía diplomática y no por un acto de piratería”.
Los dieciocho jóvenes de entre 18 y 32 años, a quienes la CGT calificó de “héroes”, fueron llevados al penal de Ushuaia y luego juzgados en Tierra del Fuego. Como ése había sido el primer secuestro aéreo y en el país no había jurisprudencia al respecto, las figuras con que se los condenó fueron privación ilegítima de la libertad, portación de arma de guerra, asociación ilícita, piratería y robo en descampado. Tres años de prisión fue la condena para Cabo, Giovenco y Rodríguez; para el resto, nueve meses.
El comando peronista estuvo integrado por: Dardo Manuel Lito Cabo, hijo del dirigente metalúrgico Armando Cabo, Director de la Revista “El Descamisado” en los ´70 y dirigente metalúrgico (25), María Cristina Verrier, dramaturga y periodista. Esposa de Dardo Cabo (27 años), Fernando Aguirre,empleado (20), Ricardo Ahe, empleado (20), Pedro Bernardini, obrero metalúrgico (28), Juan Bovo,obrero metalúrgico (21), Luis Caprara, estudiante de ingeniería (20), Andrés Castillo, empleado de la Caja de Ahorro (23), Víctor Chazarreta, obrero metalúrgico (32), Alejandro Giovenco Romero (21),Norberto Karasiewicz, obrero matalúrgico (20), Fernando Lisardo, empleado (20), Edelmiro Jesús Ramón Navarro, empleado (27), Aldo Ramírez, estudiante (18), Juan Carlos Rodríguez, empleado (31), Edgardo Salcedo, estudiante (24), Ramón Sánchez, obrero (20), Pedro Tursi, empleado (29).
Los militantes populares Dardo Cabo, Aldo Ramírez y Edgardo Salcedo, con posterioridad al operativo realizado en las Islas Malvinas, fueron víctimas del terrorismo de Estado.