“Esta ocurriendo lo mismo de toda la vida. Sólo que este fenómeno es noticia en los lugares donde es sentido el sismo. A los demás lugares no les interesa, como tal vez a nosotros no nos interesan las inundaciones o los incendios forestales que suceden en otros puntos del país”, explicó claramente la situación actual de los movimientos, el sismólogo argentino Mario Figueroa, del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), en diálogo con 24CON.
El martes 12 de enero, al caer la tarde en estas tierras, un fuerte terremoto afectó al pobre país del Centroamérica. El domingo 17, otro movimiento se registró a 350 kilómetros de las costas de Ushuaia. Y en las últimas horas, San Juan, Tucumán y La Rioja fueron víctimas de los epicentros de sismos. Los mismos llamaron la atención de los expertos, pero creen que no es algo para preocuparse.
“Cada provincia tiene su actividad sísmica. Algunas con mayor intensidad que otras, como las ubicadas en la región noroeste y oeste. Pero en Argentina hay entre 8 mil y 9 mil sismos por año con una magnitud igual o superior a 1,5 grados en la escala de Ritchter”, dijo Figueroa. A lo largo y ancho del territorio nacional hay 50 estaciones sismológicas, las cuales sólo registran los movimientos que alcanzan esa graduación, no se toman en cuenta aquellas de menor intensidad. “Menos del 5% de los movimientos se sienten”, remarcó.
Para tranquilidad de la población, aseguró que “no tiene ninguna relación la catástrofe de Haití, con los temblores de las regiones del noroeste”. El Caribe es una zona sísmica desde México hasta el norte de Sudamérica y fueron sus placas las que provocaron el desastre en aquel país.
“Todo el mundo esta flotando en placas (como las capas de una cebolla). Estás placas se están moviendo y provocan una energía que produce una ondulación en forma de vibración. La misma es tan grande que libera la potencia de una bomba atómica”, explicó el integrante del Instituto que pertenecer al Ministerio de Infraestructura de la Nación.
Según Figueroa, el terremoto haitiano habría alcanzado los 10 grados de magnitud, superando así a los 7 que se informaron en un primer momento. Por esa razón, la explosión habría tenido la fuerza de más 40 bombas atómicas similares a las que se lanzaron en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Por otro lado, sostuvo que las bases de los edificios y las casas son claves para la destrucción o no de las ciudades. “Los sismos son imposibles de predecir (no así los tornados), por eso hay que concientizar a la gente, que sus casas se encuentran construidas sobre una zona sísmica. Eso en primer término, y luego hay que saber edificar bien, y de esa manera evitar que más construcciones se derrumben”.
Sin dudas esa es una de las razones por las cuales la catástrofe de Haití es la mayor en muchos años. El alto nivel de pobreza, indica que los hogares de la mayor parte de los ciudadanos locales, no tienen las bases sólidas. Esto, sumado al impresionante movimiento de la tierra, provocó el derrumbe total de una buena parte del país, incluida la Casa de Gobierno.
Con respecto a la situación en Argentina, Figueroa dijo que “el Instituto creó una serie de normas preventivas que son adoptadas de manera independiente por cada provincia. Allí explicamos como se debe construir en cada zona sísmica. Muchos las tienen en cuenta, sobre todos los arquitectos más jóvenes que están concientes de la situación actual”.
“Buenos Aires está considerada como una zona asísmica, por lo cual, no se toman muchas medidas de precaución al respecto”, concluyó.
19 de Enero de 2010