A todo el color, la pasión y el nerviosismo, Boca y River le sumaron un gran clásico que por momentos fue un partidazo y que terminó, ya con el 2 a 2 en el marcador, "regalando" los últimos quince minutos, donde entre el cansancio y la certeza de que toda esta historia se decidirá en el Monumental, ambos equipos parecieron irse conformes. Claro que en ese tramo final Darío Benedetto tuvo un mano a mano con Armani que el arquero de River tapó de manera impresionante, dejando entonces la sensación de que esa jugada no sólo fue la última chance de quebrar la paridad sino que queda registrada como influyente para los noventa minutos que le faltan a la final de la Copa Libertadores.
Ese caer de la tarde en La Bombonera, con los hinchas de Boca yéndose entre murmullos, sirve en el terreno de las especulaciones y en la batalla mental que envuelve a este tipo de cruces, para suponer que River se fue más satisfecho.
A la hora de jugar, también el equipo de Gallardo dejó sensaciones de superioridad, más allá de los avatares de los goles. Boca encontró la ventaja con un tanto de Wanchope Ábila luego de ser claramente superado por su rival en los primeros 25 minutos del encuentro, donde el arquero Rossi fue la figura clave.
El 1 a 0 a Boca le duró su soplo. Pratto puso justicia en el marcador con una buena definición cruzada. Ese fue el mejor momento del partido, porque los dos arriesgaron, cada uno con sus recursos, sobresaliendo River en el funcionamiento y en el trato de la pelota y contrarrestando Boca lastimando con los pelotazos largos para sus delanteros. En una pelota parada y en un centro frontal del colombiano Villa, Benedetto -que había entrado por Pavón, desgarrado- le ganó en el salto a Borré y la peinó lejos de Armani. Se terminaba la primera mitad y La Bombonera latía con la victoria.
El complemento empezó igual de vibrante, con chances para los dos, aunque parecía que por primera vez en la tarde Boca podría imponer su juego con un poco más de tenencia del balón, triangulación efectiva y toque corto.
Pero otra vez una pelota parada al corazón del área, buscando la cabeza de Pratto, obligó a Izquierdoz a estirarse tanto que la terminó peinando hacia atrás y dejando sin reacción a Rossi. Ese 2 a 2, aunque quedara mucho por jugarse, sí fue un punto de quiebre. El cansancio empezó a ser protagonista, el partido de vuelta también. Faltan 90 minutos y hoy no había manera de sellar la serie para ninguno de los dos.
Será entonces en el Monumental, dentro de dos semanas que habrá que seguir recorriendo entre los nervios y la incertidumbre, la esperanza y ese optimismo que tanto les cuesta a los hinchas de ambos equipos. Recién allí terminará esta historia única de la Copa Libertadores 2018