Estados Unidos vive horas de tensión y alerta, después de la masacre más grande en la historia de ese país, perpetrada por Omar Mateen, un neoyorquino que le había confesado a su padre que odiaba a los gays.
Mir Seddique, el padre de tirador, contó a la cadena NBC News que su hijo le había contado que se había enfurecido cuando vio a dos homosexuales besándose en Miami, pocos meses atrás.
Mateen asesinó a 50 personas dentro de un boliche gay de Orlando e hirió a más de 53, algunos en grave estado y peleando por su vida. El joven era investigado por el FBI e intensamente buscado, al punto que fue asesinado por el escuadrón del SWAT en pleno operativo.
El padre del joven, de origen afgano, dijo que el ataque no tiene que ver con motivos religiosos, como se había barajado en un primer momento con un ataque terrorista, y apuntó a su abierta homofobia.
"Esto no tiene nada que ver con la religión", sentenció el padre en declaraciones a la cadena local NBC News, en las que además recordó que hace dos meses, cuando estuvieron juntos en Miami, Mateen se enojó al ver a dos hombres besándose, según reprodujo la agencia de noticias EFE.