"El kirchnerismo se está transformando en el partido del Conurbano. Nada fuera de eso importa ni nada de lo que salga de ahí es exportable al interior del país", dijo un importante dirigente que suele transitar los despachos de la Casa de Gobierno, organiza más de una reunión virtual y tiene acceso directo a las oficinas de los más importantes ministros del gobierno de Alberto Fernández.
"Por eso no puede llamar la atención que sea el próximo candidato a diputado nacional", razona otro compañero que sí cumple funciones cotidianamente en uno de los tres ministerios que funcionan en el edificio de Yrigoyen y Paseo Colón.
Insaurralde, actual intendente de Lomas de Zamora, ya tuvo esa responsabilidad en 2013, cuando Unidad Ciudadana no podía encontrar un candidato en condiciones de competir con Sergio Massa y su acuerdo con Felipe Solá y Mauricio Macri.
Como su figura no es la que era y no tiene consolidados los aliados que tenía en el pasado inmediato en su propia sección electoral, la tercera, en las cercanías del Instituto Patria e inclusive Máximo Kirchner dejaron trascender las precandidaturas de Santiago Cafiero, jefe de Gabinete sobre el cual hay una fila de reemplazantes propuestos, o Gabriel Katopodis, de buena relación con todos y todas.
Ninguno de los dos se quiere ir de donde está. Primero porque saben que eso no lo quiere el presidente Alberto Fernández. Y también porque ya reconocen que casillero que se vacía el primer mandatario no lo puede reemplazar con un hombre de su confianza. El único que lo pudo hacer es Massa quien, por el fallecimiento de Mario Meoni, pudo colocar allí a Alexis Guerrera. Sin embargo, antes con el aeropuerto de El Palomar, como ahora con la Hidrovía, sus posiciones terminan siendo relativizadas y mimetizadas con las más extremas del Instituto Patria.
Esta maniobra de poner candidatos la describen como la del "chancho en la cárcel cuando los presos se quejan por lo malo de la comida que le dan. Le terminan sacando el chancho pero todo lo demás no sufre ningún cambio". En el caso de la política, un operador todo terreno del área presidencial lo compara con lo que hace, en estas épocas, Cristina Fernández de Kirchner.
"Te llena de pánico, pone nombres en la lista que no quieren estar, y luego aparece con una solución que era la primera que pensó. Entonces, vos hasta te quedás tranquilo, pero ella se salió con la suya. Y seguro que el candidato que ella ponga le hablara a su propia tropa", agregó la fuente consultada por MDZ.
La percepción que tiene el peronismo que aún participa del poder nacional pero que no acepta todo lo que propone el kirchnerismo es que todas sus acciones tienen que estar relacionadas a un público que se reduce a un sector territorial muy limitado pero vital: el conurbano bonaerense.
"Ahora la decisión es un país para ellos o para todos", es el cartel que se está empezando a ver desde ayer en varios lugares del Gran Buenos Aires, con lo que se marca una tendencia abierta por la vicepresidente en su primer reaparición de hace dos meses en Ensenada. Se avizoraba y se nota aún más una radicalización de la campaña.
El Conurbano, ese territorio que conduce el peronismo con mayoría absoluta, sólo derrotado en los momentos que se presentan más de una propuesta electoral con su sello, está cada vez más ansioso de soluciones y ya no aceptan sin debate lo que el poder le propone como solución.
Días atrás, en José León Suárez, en el vacunatorio por COVID levantado en una de las zonas más críticas del Gran Buenos Aires, los asistentes reaccionaban con mucha virulencia ante el primer atisbo de politización de la vacuna. Y la fila no solo se detuvo, sino que se desmadró por la tensión existente. Ni la escenografía que armaron para recordar el 9 de Julio de 1816 servía como consuelo ante el primer símbolo de direccionamiento político o mala organización.
Insaurralde, Victoria Tolosa Paz, Daniel Scioli, otras mujeres K o algún candidato incógnito o sorpresivo. Cualquier cosa puede pasar, y pocos pueden evitar que pase. Ni el presidente de la Nación, a pesar que es el único dirigente político oficialista que puede mantener un equilibrio casi exacto entre opiniones positivas y negativas.
Salud, seguridad y economía son los temas que ya están establecidos serán los símbolos de la campaña. Y todos los candidatos para estar en la lista tienen una idea más que radicalizada para la moderación necesaria en esta ocasión. Pocas veces se ha visto que los que mejor pueden representar al Frente de Todos no quieren participar de la lista por distintos motivos.
Desde Sergio Berni, porque "no puedo defender al gobierno nacional", o los funcionarios arriba mencionados, ya que ellos no pueden abandonar los lugares que ocupan.