Jimmy Jump se quedó sin dinero y dejaría de colarse

El saltador profesional habló con 24CON. Recordó su paso por Argentina, su estadía con los hinchas de Morón y cuando quiso entrar a Showmatch.

 

Saltar. Jimmy Jump vive para saltar. En ese verbo se envuelve su vida. Ahora, lo hace para esquivar la crisis. Al borde del retiro por problemas económicos, el catalán que se hizo conocido mundialmente por colarse en las canchas de fútbol busca sponsor para poder viajar a la Copa de Brasil. Allí, promete retirarse en un Maracaná repleto y con Lionel Messi campeón. Pero sabe que no será sencillo. Debió abandonar España y ahora vive en Alemania, alojado en casa de hinchas del club Saint Pauli y trabajando como lavaplatos para poder comer. Su sueño inmediato, asegura, es poder estar en la final de la Champions.

En la Eurocopa de 2004 fue su bautismo de fuego. En el estadio da Luz de Lisboa, en la final entre Portugal y Grecia, Jaume Marquet le mostró al mundo su barretina roja y comenzó un camino que daría la vuelta al planeta. Comenzó en el Viejo Continente, pasó por Asia y estuvo al punto de alcanzar la Copa del Mundo en Sudáfrica. Sólo le faltaba América y se dio el gusto en 2011, cuando viajó hasta Argentina para presenciar el certamen continental. En el camino quedaron más de 40 saltos. En Santa Fe, cuando le puso el característico gorro a Sergio Agüero, fue la última aparición de Jimmy Jump.

“Ya no hay plata para viajar y saltar. Se acabó todo. Invertí todo en este sueño y me lo gasté. Mis fuerzas a cambio de nada, pero así es la vida”, reflexiona el saltarín de 37 años. “Estuvo genial el salto en la Copa América, lástima que el capullo de Tevez no metió ese penal. Hubiera sido el talismán”, agrega. Sin demasiado dinero, Jimmy Jump pasó sus días en el país en casa de hinchas de Morón. Fue a la cancha del Gallito y le puso el gorro a Damián Akerman en un partido contra Temperley. Luego estuvo en la tribuna y se subió a un paravalanchas. “Fue un momento emocionante porque pude sentir lo que es estar metido allí, entre cuerdas saltando y alentando como un barrabrava. Fue una sensación histórica para recordar siempre. ‘El que no salta no es Jimmy Jump’, cantaban conmigo”, recuerda.

En cualquier espectáculo público donde haya cámaras encendidas, con escuadrones de seguridad expectantes ante un movimiento extraño, puede aparecer el saltarín. Lo hace, según él mismo explica, para divertir al público. Con el tiempo, a sus incursiones le agregó mensajes estampados en su remera. “En 2006 salté en una semifinal de Champions con la camiseta argentina que decía ‘Ánimo Pelusa’, porque Maradona estaba con problemas de salud. Ese día le puse la remera de Barcelona a Henry, que jugaba para Arsenal”, cuenta el hombre que se declara hincha de la selección de Catalunya. “Como no jugamos el Mundial, voy por Argentina. Es que Messi se merece ganar la Copa”, sostiene.

AL LÍMITE

11 de julio de 2010, Johannesburgo. En el estadio Soccer City, España y Holanda estaban a punto de jugar la final del Mundial. La Copa, dorada, estaba a un costado. Jimmy saltó al campo y lo cruzó en lo ancho. Llevaba la barretina en sus manos. A centímetros del trofeo fue detenido por un empleado de seguridad. Al instante, un racimo de hombres lo arrastró fuera de la cancha. “Aunque parezca muy fácil hacerlo, hay que tener agallas y tenerlos bien puestos porque te está viendo mucha gente. Pero lo más injusto es que  muchos saltan y no les enfocan porque los medios quieren controlar todo cada vez más y tener todo atado. Sólo el que paga puede salir en TV y nosotros saltamos esa norma. En fin, todo es un teatro. Hasta el fútbol se esta convirtiendo. Ya nada es real”, analiza Jimmy Jump, quien recuerda que la policía sudafricana lo tuvo más de un día detenido. Nunca había estado tanto tiempo tras las rejas: “Puede pasar de todo. Que la policía me de una paliza o que me pida autógrafos. Normalmente me retienen una noche en la comisaría y luego hay un juicio al día siguiente”.

Sus saltos no se ciñen a partidos de fútbol. El catalán también saltó, por ejemplo, en los premios Goya o en un encuentro de Waterpolo. Cuando estuvo en Argentina, quiso colarse en Showmatch: “Casi me matan los porteros de seguridad. Le quería poner el bonete a Moria y a un multimillonario freaky de chocolates”.

UNA VISITA ESPECIAL

En enero de 2012, Jimmy Jump visitó la casa de Lionel Messi en Barcelona. “Él no estaba, pero me atendió la madre. Una gran persona. Me presenté, pero me dijo que ya me conocía. Les dejé de regalo un gorrito, mi libro y una remera”, recordó el saltarín. A La Pulga le puso la barretina en 2007, en Munich, cuando Barcelona enfrentó a Bayern por la Liga de Campeones. Quiere repetir en el Maracaná, por eso busca sponsor.

 

MIRÁ LOS SALTOS MÁS RECORDADOS

 

En la final del Mundial de Sudráfrica

 

 

En la cancha de Morón

 

 

A Lionel Messi, en la Champions

 

 

Hasta en la final de la Copa del Rey de water polo

 

 

Con el Kun Agüero en la Copa América

 

 

 

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