Los Carvotta: así es por dentro el taller de autos más famoso del Conurbano
Tienen su show en Discovery en el que remodelan autos antiguos. Por qué nunca trabajaron para Pappo y cómo llegaron a la fama desde San Isidro.
En un lugar fuera de tiempo, los únicos tiempos que importan son los de entrega. Los demás pueden esperar. “¿A dónde fuiste anoche?”, pregunta papá Luis; “Qué te importa, problema mío”, responde un despeinado y madrugado Diego hijo. Son casi las 12 del mediodía y para los Carvotta el fanatismo por los “fierros” y el horario flexible son dos cláusulas no negociables. Como tampoco los es Chevrolet, marca que “ni se nombra” en el taller Ave Fénix de Villa Adelina. Allí restauran autos antiguos desde hace 34 años y su trabajo llegó a Discovery Channel. Hoy son el primer “Overhaulin’” local. Ya tienen chapa y show propio. ¿Qué más pueden pedir?
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El iniciador de todo fue Luis. Un fanático de Ford que se “tiró a la pileta” cuando dejó el colectivo, compró su primer taxi, después otro y otro hasta llegar a cinco. Y más tarde vendió todo, abrió un taller, le fue bien y fundió. Muy rápida su vida. Pero tal como le ocurre a los vehículos que llegan a su galpón, se reinventa constantemente. “Compré una quiebra con 17 autos y 4 camiones. Llegaron unos alemanes y me levantaron”, revela el hombre de bigotes pronunciados y manos engrasadas las 24 horas.
Los Carvotta lograron su espacio en la TV tras un casting. “Había varios talleres y nos eligieron a nosotros por nuestra forma de trabajar”, asegura el dueño de casa. Además, el taller es un perfecto set (y ya está armado) para la pantalla chica. En pocas palabras, de garage no tiene nada: hay cientos de carteles antiguos, patentes, faroles, surtidores de nafta, dos máquinas registradoras de antaño, un flipper y hasta una barra de algún viejo bar de los años ’30. “Esta me la quisieron comprar por $200 mil, pero no la vendo. Es única en el país”, dice Luis mientras acaricia el estaño que sostiene una bacha y una chopera de cerveza que, de vez en cuando, escupe una pinta.
Estrellas que arreglan estrellados
Diego y Luis son los protagonistas del programa que lleva su apellido. Los Carvotta ocupan una hora semanal en la grilla del canal de los documentales por excelencia. "Cuesta acostumbrarse. Son ochenta horas filmando para que después salga todo muy comprimido. Pero con el tiempo le fuimos agarrando la mano a la TV", cuenta el padre. Cada emisión refleja sus días de trabajo. Un interesado llega con los restos de un auto antiguo, preferentemente de entre 1910 y 1940, y les plantea sus deseos. La familia analiza las alternativas y lanza el presupuesto. Una vez acordados los números, comienza el trabajo para revivir los fierros.
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Con el auto desarmado, rebuscan entre las miles de piezas que descansan en el galpón para saber si cuentan con los repuestos originales necesarios. Si no los encuentran, deben emprender el viaje hacia algún pueblo del interior del país para remover entre desarmaderos y terrenos invadidos de chatarra. “Cuando yo paso un presupuesto tengo que tener en cuenta los gastos que voy a tener. Si sé que voy a viajar, contemplo los tanques de gasoil de la camioneta, alojamiento y comida”, cuenta Luis. Muchas veces, en esa búsqueda nacional de repuestos originales, regresan con las manos vacías. “Una vez me fui hasta a Brasil, pero no encontré nada. Realmente quedan pocas cosas”, agrega.
Amigo de Pappo y Vitico, Luis admite que nunca aceptó hacer un trabajo para El Carpo porque él era de Chevrolet. Sin embargo, durante el rodaje del programa, sí restauraron una camioneta Apache de Charly Alberti. “Tenemos un amigo en común. Pero ya habíamos hablado antes de comenzar a filmar”, asegura Carvotta padre: "A veces, según la oferta que te hacen, no se puede decir que no".
Diego lleva en la sangre y en la piel su pasión por los autos. Nunca se le pasó por la cabeza hacer otra cosa que no sea trabajar en un taller. “Si estuviera en otro lugar no puedo llegar a esta hora”, bromea mientras termina de acomodarse el pelo, pasado el mediodía y previa discusión con su papá. El mameluco arremangado revela sus brazos tatuados: además de un correcaminos y la imagen de Los Beatles, tiene una bujía y varios pistones. “La música y los autos, mis dos pasiones”, asegura. Según Luis, el joven de 25 años es el especialista de la mecánica. El padre, el encargado de pelear los precios para comprar los repuestos.
Locos por los autos... de verdad
Hace tres semanas, History Channel lanzó su nuevo show “Locos por los autos”. El taller de “el conde Gary” vive de los dólares que se revientan en Las Vegas. La clara diferencia: “Lo de ellos es todo mentira, lo nuestro no”, perjura el dueño de Ave Fénix desde su búnker fierrero del Conurbano.
La apreciación “no tiene nada que ver con competencia de señales”, es que “allá (en Estados Unidos) arman todo para la tele”. Según Luis, las transformaciones que ellos hacen “son de verdad y en tiempo real”. Como por ejemplo, en el episodio Nº5 de Los Carvotta, donde la familia tiene que reconstruir un auto del ’38 en veinte días. Así lo pidió el cliente, y así “tuvimos que hacerlo”, asentó el protagonista.
Lógico, los roces entre padre e hijo se duplican cuando los tiempos aprietan. “Me tenés podrido viejo, hacé la tuya”, apunta tajante Diego ante la insistencia de Luis por saber qué hizo anoche. “Viste, los insultos en el programa también son de verdad, como los trabajos que hacemos”, finalizo el joven.
EPISODIO DE LOS CARVOTTA CON LA PARTICIPACIÓN DE CHARLY ALBERTI:
7 de marzo de 2013