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Los detalles del recital "sorpresa" de Charly García

Viernes, 16 de febrero de 2018 a las 09:39

Charly García presentó anoche, otra vez, una nueva versión de su ser. A los 66 años y después de mil y más batallas Charly volvió a los escenarios luego de un largo período, más allá de su show sorpresa de marzo del año pasado, para 200 personas y en plan apoyo de la salida de su último álbum, Random. Anoche, García volvió al teatro que, treinta años atrás, lo vio buscar su destino con La Máquina de Hacer Pájaros y lo consagró para siempre como artista nacional.

Desde temprano, los que habían conseguido entradas para tamaña ocasión se instalaron en los alrededores del teatro y mientras los más grandes se preguntaban con qué Charly García se iban a encontrar, la mayoría del público, millennials por naturaleza, disfrutaba de ser testigos de un evento histórico, de esos que hoy se instagramean como si fuera el último día de la humanidad. Creer o reventar. Charly García sigue siendo un artista para adolescentes y jóvenes. Un sociólogo a la derecha, por favor. 

A la hora programada, apenas quince minutos antes de las 21, el telón sube y comienza a develarse la pregunta que todos se hicieron en la previa desde que se anunció este regreso. Sentado en una suerte de sillón de masajes para estrellas de rock, Charly arranca con "Instituciones". Un clásico de Sui Géneris para las nuevas generaciones: "Yo miro por el día que vendrá, hermoso como un sol en la ciudad y si me escuchas bien, creo que entenderás por qué yo esperé en vano que me dieras tu mano", canta Charly y la procesión va por dentro.

En la platea, una veinteañera canta las estrofas de principio a fin. "¿Conocés esta canción?" "Sí, obvio. 'Instituciones'". Pero sos muy chica. "Sí, pero ahí está mi papá", dice a su compañero de butaca mientras salta emocionada.

Con una réplica de la Torre Tesla como principal escenografía, García arremete con otro clásico de su discografía, y "Cerca de la revolución" suena a mensaje para quienes no confiaban en este regreso. Un alarde compositivo para las nuevas generaciones antes de introducirse en su último disco, Random.

Entonces sí, suenan "La Máquina de ser feliz", "King Kong" y "Lluvia", tres temas de la última cosecha. El García de hoy está concentrado y no habla con su público. Sigue el guión programado como nunca antes. Pero más allá de todo, Charly es García y las primeras palabras que le dedica a su público son: "Cuánta civilización".

Llega "Rezo por vos" y ya se presiente que este será un show a la medida del García del nuevo milenio. Ordenado, demasiado puntual y certero para su estilo, con esa nueva camada de fans cantando sobre su voz ronca las canciones que ya son himnos nacionales.

Los músicos que lo acompañan vestidos de punta en blanco (Fabián "Zorrito" Quintiero, la cantante Rosario Ortega y los músicos chilenos Kiuge Hayashida, Carlos González y Toño Silva) muestran su oficio canción tras canción y siguen la pauta de un show ensayado hasta la última coma.

"Me siento mucho mejor", "Promesas sobre el bidet" y "Demoliendo hoteles" dan por finalizado oficialmente este regreso y el público agradece. Esto más que un concierto es una celebración. Y se siente. Todos sonríen y gozan del momento.

Charly vuelve y emociona, como ayer, como siempre, cantando "Los dinosaurios", mientras en la pantalla se reproducen imágenes del juicio a las juntas militares y él mismo cambia su letra para conmover a todos los presentes: "la persona que amas NO va a desaparecer", dice, gruñe, canta. García sigue sentado y concentrado en no perder el foco. Y así, dará un show de poco más de hora y media que, con los años, hará historia, una vez más.

El final será con los casi dos mil asistentes cantando las estrofas de "Inconsciente colectivo" y "El fantasma de Canterville" (quién les ha enseñado esas canciones a estos veinteañeros sigue siendo un misterio) y esos versos atemporales quedarán sonando hasta la próxima ilusión de este mago sin final. García está de vuelta. Otra vez. Que sea por siempre.