"Si liberan a Lagostena nos vamos a querer morir"

Hoy se cumplen dos años de la desaparición de Érica Soriano. Fue precisamente el 21 de agosto de 2010 cuando ella supuestamente salió de su casa en Lanús, en la que vivía con su pareja Daniel Lagostena, para ir a almorzar a la vivienda de su madre, en Villa Adelina. Estaba embarazada de dos meses.

A partir de ese día, nunca más se la vio. El hombre de inmediato confesó que habían mantenido una fuerte discusión, y que la joven había salido sin celular, documentos ni dinero.

Con el correr de las horas, las acusaciones de la familia Soriano comenzaron a acorralar a Lagostena, al punto tal de que se convirtió en el principal imputado en la causa, acusado de haberla asesinado y hecho desaparecer.

A penas un mes después, las pericias psicológicas que la Justicia le realizó, arrojaban un perfil aterrador: “Es un hombre golpeador y violento que simula constantemente”.

Pero no fue la única prueba en su contra. Tras varios allanamientos en su vivienda se encontraron restos de una bombacha de Érica quemada en la chimenea y a una mancha de sangre, que había sido lavada, debajo de una mesa ratona.

Los primeros meses de búsqueda fueron, prácticamente, caóticos. Hubo todo tipo de pistas, la mayoría falsas (como un supuesto mensaje en un billete de dos pesos). También se supuso que la joven de 30 años habría caído en una red de trata de personas, motivo por el cual Lagostena al principio aseguró haber viajado a Misiones con el dato de que estaría secuestrada en un prostíbulo. Además, profanaron varios cuerpos del cementerio municipal y hasta cotejaron el ADN de un cadáver encontrado en Caseros con el de la madre de Érica. 

En estos momentos, el empresario de Lanús permanece detenido, y también se investiga a su familia, dueña de un negocio funerario en la zona Sur. El Juez de Garantías que investiga la causa le dictó prisión preventiva, por lo que el caso fue derivado a la Cámara de Casación.

En tanto, la defensa del imputado apeló y la Justicia debe decidir su situación, es decir, si continúa preso o si lo liberan. “Soy inocente y estoy viviendo una pesadilla”, dijo en su momento el hombre.

En comunicación con 24CON, Verónica Soriano, hermana de Érica, fue contundente al respecto: “Nosotros nos vamos a querer morir si lo liberan, porque es un asesino suelto”.

“Mi familia está entera, estamos haciendo de todo. Esta noche, de 19 a 21, vamos a hacer un evento en la Plaza de los Inmigrantes en Villa Adelina, donde habrá música y videos alusivos, con un mensaje esperanzador. También se van a pedir donaciones para la Casa Galilea, una ONG que trabaja con los chicos más necesitados”, afirmó.

En una mirada retrospectiva de estos dos años sin Érica, remarcó el trabajo de la Policía y la fiscalía que investigaron “como si ella fuera de su propia sangre”.

21 de agosto de 2012

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