Lomas de Zamora

A los 60 años, una masajista cruzó a pie la Cordillera de los Andes

Beatriz hizo 110 kilómetros en tres días y subió un volcán de 2.200 metros. Se entrena todos los días y promete seguir su pasión. "Si no puedo caminar, lo haré en silla de ruedas", dice.

 Beatriz Larraburu entrena todos los días en el Parque Municipal “Eva Perón”, de Lomas de Zamora, desde hace dos décadas. A principios de febrero, realizó una travesía de tres días y 110 kilómetros, con la que logró cruzar a pie la Cordillera de los Andes. Y todo con sus 60 años a cuestas, aunque su excelente estado físico le permite aparentar mucho menos de esa edad.

Si bien no es la primera vez que concreta una travesía de este tipo (lo viene haciendo desde 2002), no tiene pensado abandonar su pasión y, ahora, quiere ir por más en un rally en Salta, que se desarrollará en abril. “La fortaleza me la da el deporte. Si alguna vez no puedo caminar, lo haré en silla de ruedas. Total, alguien me empujará”, bromeó durante una entrevista para el sitio “Urbano” de Esteban Echeverría.

Beatriz combina su exigente preparación deportiva con su trabajo (es masajista) y con el cuidado de su familia y su hogar (tiene un hijo y un marido discapacitado). A pesar de lo difícil que puede parecer el ocuparse de todas las tareas a la vez, en estos veinte años sólo abandonó una carrera, en Tandil, “porque hacía mucho frío, el viento me tiró la bicicleta, me la rompió y no pude terminar”, recuerda.


“Yo entreno para una carrera, no importa cómo me vaya, el hecho es poder llegar al final. El logro es lo que sentís después, no importa si tenés o no podio”, reflexiona. 

Para su aventura en los Andes, comenzó los preparativos seis meses antes, junto a su compañero Livio Martín. “El resultado se vio, porque fueron tres días muy duros. Si no hubiéramos estado tan bien entrenados, no habríamos quedado enteros. Hay que hacer un poco de sacrificio. Mucha gente piensa que hacer una carrera de aventura es hacer un trekking, pero tenés que estar física y mentalmente preparado”, explica.

La travesía la realizó en parte corriendo y en parte caminando. El primer día, además, incluyó el ascenso a un volcán de 2200 metros de altura. “Había mucha nieve y tuvimos que hacer un esfuerzo bastante grande. No me faltó el aire, pero a la montaña le tengo mucho respeto”, comentó.

Y agregó: “Me pasó que vi ese volcán desde abajo y dije: ‘ahí arriba, no sé si voy a llegar”... y ahí arriba estuve. Los seres humanos somos muy chiquitos y la naturaleza es muy grande. Si la respetás, te va a dar la posibilidad de estar de su lado”.

Horacio Tammaro, subsecretario de Deportes de Lomas, fue uno de los entrenadores de Beatriz en esta aventura. “La preparación es integral: está la resistencia aeróbica, la parte preventiva de lesiones, hay que trabajar la musculación, la espalda, porque durante tres días tenés que llevar una mochila. Y tenés que aclimatarte rápidamente, porque hay de 30 a 35 grados durante el día, y a la noche tenés temperaturas bajo cero, durmiendo en carpa”, explicó.

Un día de entrenamiento normal para Beatriz comienza a las 6 de la mañana y, después de desayunar mates y tostadas, llega al parque Eva Perón para correr entre 10 y 12 kilómetros. Los sábados descansa, pero los domingos vuelve a correr 15 kilómetros más y, si se está preparando para una carrera, las distancias son aún mayores.

Sin embargo, dice que no se cuida con las comidas y no consume “nada light” porque no le gusta. “Sigo comiendo igual que hace 50 años”, asegura.

En cuanto a su futuro, no piensa ni un instante en el retiro. “Hasta el día que tenga la fecha de vencimiento, voy a seguir haciendo algo. Y si tengo algún problema de salud, voy a seguir igual”, afirma, convencida. “Yo vi gente ciega o con una sola pierna haciendo estas carreras. Acá no existe la frase ‘no puedo’”.

 

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