Una causa por lavado y evasión salpica a Mirtha y Sofovich

Dos joyerías están en la mira de la AFIP por uso de testaferros y negocios fraudulentos en el fútbol. Los conductores son la imagen de ambas marcas.

La AFIP encaró su investigación en un caso de presunto lavado de dinero y evasión impositiva, que involucra indirectamente a Mirtha Legrand y Gerardo Sofovich. El organismo recaudador busca establecer qué tipo de actividad económica existe y quiénes son los verdaderos operadores detrás de las joyerías Ricciardi y Paul Baker, del coqueto barrio de La Recoleta, y que respectivamente promocionan la diva de los almuerzos y el célebre productor televisivo.

Con ese fin, ambas figuras recibieron en sus domicilios un requerimiento del fisco para que, en un plazo breve, brinden detalles sobre el vínculo comercial que tienen con esas marcas, particularmente para que expliquen quién es la contraparte en los contratos publicitarios, según publicó el diario Tiempo Argentino.

La diva de los almuerzos fue notificada el viernes pasado en su domicilio de Avenida del Libertador, en tanto que Sofovich recibió el aviso en su vivienda de la calle Quintana. Consultados por el matutino, sus respectivos secretarios dijeron desconocer el tema.


El pedido encuentra justificación, ya que tanto Legrand como Sofovich son la cara visible de las joyerías, tanto en medios gráficos como en el propio sitio online de las firmas.

El pedido de informes fue revelado por una fuente que tiene relación directa con ambas figuras. Sin embargo, los requerimientos no se quedarían allí, sino que podrían incluir a otras figuras del ámbito mediático que promocionan actualmente a Ricciardi.

De todas formas, los famosos no son el centro de la investigación, sino una punta a partir de la cual indagar sobre los verdaderos operadores detrás de la centenaria marca de joyas. Consultada al respecto, la AFIP ni negó ni aseguró la información, y amparándose en el secreto fiscal, se excusó de dar cualquier tipo de detalles.

La familia Benzadón, actual propietaria de Ricciardi, utilizaba un testaferro jubilado y monotributista que figuraba como titular de la firma. La AFIP empezó a investigar posibles maniobras de evasión impositiva y el uso de personas físicas que operarían como pantallas de otros negocios. Desde principios de la semana pasada, inspectores del ente recaudador se instalaron en los locales de Ricciardi y Baker de la Avenida Alvear controlando los movimientos de caja y otros detalles que están bajo secreto fiscal.

El objetivo del fisco es develar si las joyerías Ricciardi y Paul Baker son una pantalla para otros negocios espurios, y el camino para hacerlo es rastreando el nivel de ingresos, gastos y negocios de los que hoy aparecen vinculados al manejo de ambas firmas. Razones para sospechar no le faltan: la familia Benzadón es investigada por la Unidad de Información Financiera (UIF), por la presunta utilización de sociedades offshore para multimillonarios negociados con futbolistas, y varias denuncias por la quiebra de Rosario Central.

En este negocio aparece la conexión rosarina de los dueños de Ricciardi. Juan Carlos Alvares, cuñado de Benzadón, figura involucrado en un préstamo fraudulento al club canalla, razón por la que fue denunciado penalmente bajo el cargo de asociación ilícita, en la misma causa en la que se pidió indagar la participación de Benzadón.

Curiosamente, el fisco rosarino concurrió la semana pasada a controlar el local comercial de Rosario que se le atribuye a Alvares. Sin embargo, la joyería El Lingote, a su cargo, apareció cerrada desde entonces hasta la fecha, al igual que 0800 Center Cash, también propiedad de los Alvares-Benzadón.

En los locales de Ricciardi y Paul Baker, ubicados en Alvear 1572 y 1585, Tiempo Argentino pudo constatar la presencia del presunto dueño de ambas firmas, Jeffrey Alberto Benzadón (alias “el Gordo Tony”), de su supuesto testaferro (Osvaldo Fernando Flores), y de quien está a cargo de Paul Baker (Brian Benzadón, hijo de Jeffrey Benzadón).

Entre los funcionarios cercanos  a la investigación sobrevuela cada vez con más fuerza el dibujo de una operatoria diseñada no sólo para evadir impuestos, sino para lavar activos. Las sospechas de la AFIP coinciden las pesquisas seguidas por la UIF, y que también apuntan a una operatoria en las sombras que conecta el negocio de las joyas y el oro con el manejo de activos por fuera del circuito legal, y que son blanqueados a partir de la compra de futbolistas.