Vicente López

Mató a un ladrón y debió abandonar su casa y trabajo por miedo a una venganza

Era dueño de un cyber y se defendió a balazos de un asalto. Días antes se había reunido con el intendente. "Es más negocio dejar que te asalten que defenderte", explicó a 24CON.

En un segundo, la vida de Cristian (cuyo apellido prefiere que se mantenga en reserva por temor a represalias) cambió para siempre con la velocidad de un disparo. Cuando pasó el shock, el miedo y la adrenalina, se dio cuenta que ya nada sería igual. Una decisión de un instante, casi tan automática como su pistola, le valió proteger su vida y la de los clientes de su negocio para “poder contarla”. Aunque tuvo que pagar el precio de cambiar de vida para siempre por temor a una venganza. Hoy, comparte ese instante crucial junto a 24CON.


 

“Más o menos 20 días antes del robo me reuní personalmente con el intendente (Enrique) García por el tema de la seguridad. Sobre la calle Laprida están todos los negocios y ya había habido varios robos. El se comprometió a poner una de las cámaras de seguridad en el lugar. Pero después los robos siguieron, hasta la noche que me asaltaron”, recordó el hombre de 32 años.

La noche del 22 de marzo de este año Cristian había ido a su cyber-locutorio de la calle Laprida y Valle Grande en Florida, Vicente López, después de un domingo en familia para cerrar el negocio hasta el otro día. Se encontraba haciendo cuentas para terminar de “cerrar la caja” mientras su empleado lo esperaba en una de las máquinas “para jugar una carrera antes de terminar”. Habían pasado algunos minutos de las 23 y faltaba poco para bajar la persiana. Sólo quedaban 7 clientes hasta que alguien tocó el timbre.

“Al principio dudé en abrirle porque no se sacaba el casco de la moto”, recordó el comerciante. Una vez adentro, el hombre pidió una máquina y repentinamente sacó un arma (un revólver plateado) y lo apuntó con disimulo mientras le pidió el dinero del día. Los clientes –concentrados en sus computadoras- no advirtieron la sigilosa acción. Pero una mujer (de unos 64 años) se acercó al mostrador, reconoció que transcurría un robo y amagó a irse. En ese momento, el delincuente perdió la calma y se dio vuelta para sujetarla.


“Ahí sin pensarlo saqué el arma que tenía debajo del mostrador (una pistola que había comprado cuando ingresó a la policía cuyas balas llevaban 14 años dentro), le apunté y sin pensar grite ‘Alto, policía’”, recordó el hombre que se dio de baja de la fuerza debido a un accidente automovilístico que limitó su movilidad y al día de hoy tramita su retiro por invalidez.

Cristian aún no sabe por qué dio la voz de alto. Sin embargo, fue la primera reacción que le salió en ese momento límite. El delincuente, al escuchar la advertencia, dio un paso atrás y le apuntó al comerciante a la cabeza. Fue un segundo. Cristian disparó primero.

El estruendo resonó en el local y puso en alerta a los clientes. Herido en el pecho, el asaltante trastabilló sobre unas máquinas y sin soltar su revólver amagó dirigirse a la salida. Sin embargo, en su carrera sujetó a un joven de una de las máquinas (a modo de escudo humano) y volvió a apuntarle al comerciante que lo mantenía en la mira desde atrás del mostrador. Otra vez Cristian fue más rápido. Y el segundo disparo –que ingresó por una de las fosas nasales- resultó letal.

“Quedó tirado en el piso. Me acerqué y con la punta del pie pisé el caño del revolver que aún tenía en la mano y lo tiré para atrás. Ahí pedí que llamen de manera urgente a la policía”, explicó.

“La verdad que todavía me pregunto qué quiso hacer, ya estaba sin chances. Yo en todo momento esperaba que se fuera, uno jamás se levanta con la idea de dispararle a otra persona”, se lamentó.

Después de los disparos


Sin embargo, lejos de terminar, la pesadilla del dueño del cyber apenas empezaba.

La policía llegó rápido al lugar y pudo constatar la versión del comerciante con la de los testigos que aún continuaban en el lugar. Uno de ellos aseguró que después de los disparos vio una moto que se acercó con dos hombres y escuchó que uno dijo “seguí que está muerto” antes de arrancar a toda velocidad.

Después de la policía, llegaron también un grupo de personas que decían ser familiares del hombre tendido en el piso. “Era la novia, cuñados y hermana de la víctima y a los gritos decían que él no robaba, que el arma no era suya y que lo habían asesinado a sangre fría”, aseguró. En el amontonamiento quisieron pegarle al fiscal, el subcomisario terminó con una mordida en el brazo y todo derivó en un enfrentamiento con el personal policial que acabó con unas corridas hacia el lado de la vía.

“Quedé demorado hasta el otro día a las 9 de la mañana y hasta ahora espero que se me realice la indagatoria para que se pueda cerrar la causa”, explicó el hombre que por consejo de su abogado y del propio personal policial comenzó a organizar desde ese instante una nueva vida por temor a una posible venganza. “Gritaban que se iban a vengar y hasta me dejaron una “macumba” en la puerta del negocio”, explicó el comerciante.

Al otro día del asalto puso en venta el Cyber. Por temor, su mujer y su hijo se fueron de dónde vivían (a pocas cuadras del negocio) y se alojaron momentáneamente con su suegra en una casa el partido de La Matanza en donde ahora planifica formar su nuevo hogar. “Yo me quedé los primeros días en la casa solo, esperando a que me vengan a buscar, hasta que por fin pude venderla y  me fui del barrio”, explicó Cristian.

“Es triste pero cuando te entran a robar el tipo es dueño de tu vida. Yo tuve que dejar mi casa, mi trabajo y gastar más de 10 mil pesos en abogados. Es más negocio dejar que te asalten que defenderte”, sentenció. “Como policía jamás herí a nadie, en mi legajo lo único que tenía eran llegadas tarde y retos por usar pelo largo, y encima ahora con lo que me pasó jamás pondría otro comercio”.

Por lo pronto, Cristian buscará rehacer su vida en la zona oeste del Conurbano mientras jura que no volverá a pisar esas calles de Vicente López.  Enfrente de su ex negocio pusieron un destacamento de policía a raíz del asalto que sufrió.  Un recordatorio del instante exacto en el que volvió a nacer.

 09 de mayo de 2011