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La dolorosa historia fue relatada por la madre del menor, Roxana Isabel Márquez, a quien apodan “La Tana”. El chico, Maximiliano Alejandro Riquelme, nació el 23 de febrero de 1995 y, según hizo saber Nazarena, tiene un increíble parecido con su papá.
Si bien Maxi lleva el apellido de Riquelme, porque hubo un juicio de filiación de por medio, lo cierto es que el futbolista nunca lo quiso ver personalmente. La mujer aclaró que no está reclamando dinero, porque él cumple con la cuota mensual que le corresponde, pero sí quiso dejar en claro su reclamo afectivo. “Intenté acercarme a él, pero nunca quiso hacerse cargo”, aseguró.
La Tana también reveló cómo fue su relación y su separación con el 10 de Boca. “Vivíamos en el barrio San Jorge, yo tenia 17 años y él 16, jugaba en Argentinos Juniors. Éramos novios y a los 18 quede embarazada. El padre de él nunca quiso que se acerque a mí y decía que el bebé no era de su hijo. Nos vimos a escondidas hasta los cinco meses de embarazo, y ahí él me dijo que no me quería ver más porque iba a entrar en Boca”, relató.
Y continuó: “Lo fui criando sola como pude. Hasta que, cuando Maxi tenía dos años, empecé el juicio para que lo reconozca. La última vez en mi vida que vi a Román fue cuando estuvimos en el hospital para que se haga el ADN. Él estaba al lado del nene y ni lo miraba”.
Finalmente, el análisis dio positivo, y una orden judicial de San Isidro del año 2005 le exigió al jugador hacerse cargo de sus responsabilidades.
El adolescente, que también estaba en el estudio escuchando lo que contaba su mamá, dijo que, aunque le tiene “bronca”, le gustaría mucho conocer a Riquelme. “En el Mundial de Alemania 2006, la abogada de él me hizo escribirle una carta. Le puse que lo quería ver y que me regale una camiseta, pero nunca me contestó. En la escuela, algunos de mis compañeros no me creen que soy su hijo”, confesó.
Maxi es de Boca y quiere jugar al fútbol, pero “en Boca están los hermanos de Riquelme y no quiero que se crucen”, señaló La Tana, al tiempo que denunció que “su abogada me dijo que no vaya a los medios porque la iba a pasar mal”.
Pero esa no fue la única denuncia, ni la más fuerte, que la mujer disparó al aire. “Cuando Maxi tenía cinco y empezaba jardín, el padre de Román me ofreció plata para que le venda al nene”, sostuvo.
Además, meses antes, sufrió un intento de secuestro. “Vivía en Virreyes con mi marido y una mañana vi dos chicos en moto frente a la puerta. Me acerqué para ver qué querían y entraron a casa. Me cagaron a palos, pero al nene no lo largue”, relató. Y cuando le preguntaron si este hecho pudo tener relación con el otro, lanzó: “Del padre de Román puedo pensar cualquier cosa”.