Los policías primero tuvieron que calmar a la joven que estaba en avanzado trabajo de parto y se encontraba bajo un visible estado nervioso. Una vez que lograron controlar la situación solicitaron colaboración a los vecinos para que les acerquen diversos elementos.
Así nació Morena Valentina, en medio de aplausos y la emoción de vecinos y familiares, con un peso de casi dos kilos.
Valeria había estado internada hasta el sábado, pero no pasaba nada, tenía hambre y extrañaba a su hija, por lo que decidió volver a su casa. Aquella noche no pudo pegar un ojo por los dolores de cadera, pero el domingo la pasó bien, en reposo como le habían recomendado los médicos.
"Habían calculado que todavía faltaban dos semanas para que se produjera el parto", afirmó su mamá. "El lunes estuvo sin dormir, pero no pasaba nada, hasta que a eso de la 1.30 empezó a decirme que tenía ganas de ir al baño. Yo me imaginé que algo podría pasar, porque tengo el antecedente de mi otra nieta", relató. Con su prima Yéssica de un lado y su mamá del otro, Valeria caminó un par de cuadras en dirección a la salita médica del barrio, pero no pudo llegar.
Cuando, en medio de la desesperante situación las mujeres advirtieron que la ambulancia no llegaba, llamaron a la policía. Valeria no quería avanzar. Se puso su bolso bajo la cabeza y se dispuso a esperar. Cuando llegaron los efectivos de la comisaría Octava, los vecinos se pusieron a su disposición, llevaron agua caliente, toallas y le pusieron varias frazadas en la calle para que la joven pudiera estar más cómoda.
“Tengo un agradecimiento total con esos policías, que se llaman Matías Gonzalo Alonso y Daniel Drecher porque me trajeron a mi nietita. Estuvieron de primera, igual que los vecinos”, explicó la mujer, que es platense pero vivía en Brandsen y hace apenas dos meses volvió a la ciudad para instalarse en la casa de su hermana.
“Mi hija no tiene marido, está conmigo y es la más mimada porque es la más chica, pero necesita ayuda, porque no tiene trabajo”, dijo Ana María, quien explicó que viven gracias a la ayuda de sus otros dos hijos, que viven en Brandsen.
Valeria y Morena Valentina permanecían internadas en el hospital San Martín y la pequeña Milagros estaba ansiosa por ir a verlas. Ambas estaban sanas y salvas, aunque la nena había sido puesta en una incubadora porque nació prematura.
24 de noviembre de 2010