En cartuchos de toner se escondían bombas destinadas a sinagogas
Otra vez el miedo paralizó a Estados Unidos. Aviones que partieron desde Yemén, llevaban artefactos explosivos a Chicago.
Tras rumores de un posible ataque, las oficinas de seguridad de aeropuertos y aviación de Reino Unido y Dubai, interceptaron unos paquetes bomba enviados de Yemen a Estados Unidos en lo que constituye "una amenaza terrorista creíble", según dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Las sospechas recaen directamente sobre la red terrorista Al Qaeda, que actúa en Yemen y que hace unas semanas se atribuyó la autoría de otro fallido ataque que intentó hacer explotar un avión de pasajeros en la navidad pasada.
"Los exámenes iniciales de estos paquetes han determinado que aparentemente contienen material explosivo", dijo el presidente estadounidense en cadena nacional desde la Casa Blanca en la que habló de "amenaza terrorista creíble contra nuestro país".
Además, la Casa Blanca había dicho que "los dos paquetes tienen su origen en Yemen" y que Obama fue notificado el jueves por la noche sobre una potencial amenaza terrorista.
Uno de los paquetes se encontró en un avión de carga de UPS en el aeropuerto de East Midlands, a unos 260 kilómetros al norte de Londres, mientras que el otro fue descubierto en unas instalaciones de FedEx en Dubái.
El explosivo descubierto en Gran Bretaña estaba escondido dentro de un cartucho de tóner de una fotocopiadora que funcionaría como bomba. El destino de ese vuelo era la ciudad de Chicago, y del paquete, una sinagoga de esa ciudad norteamericana.
El otro explosivo fue encontrado en Emiratos Árabes en un paquete similar, también con origen en Yemen y con destino a otra sinagoga de Chicago.
Otros dos aviones sospechados de transportar explosivos llegaron a suelo norteamericano pero fueron inspeccionados en los aeropuertos de Filadelfia y Newark, Nueva Jersey, aunque no se encontró ninguna bomba. Las investigaciones y pesquisas continuaron y se llegó a inspeccionar un camión de Fedex en la ciudad de Brooklyn, pero no se halló ningún material peligroso.
A raíz de los informes del FBi y tras la aparición de los dos artefactos explosivos, todo cargamento proveniente de Yemen se transformó en sospechoso por lo que serían requisados en las escalas previas a llegar a Estados Unidos.
El momento de máxima tensión se alcanzó con un vuelo de pasajeros de la empresa Emirates que en su bodega transportaba un paquete de Yemen destinado a una sinagoga. El vuelo fue desviado de su destino original al aeropuerto John F. Kennedy y escoltado por dos aviones caza F15 fuertemente armados para poder responder en caso de cualquier eventualidad.
Tras un fuerte operativo que fue transmitido en directo por varias cadenas de noticias de Estados Unidos, no se encontró ningún elemento peligroso en este vuelo.
Responsables estadounidenses dijeron que los paquetes sospechosos podrían ser una prueba de los procedimientos de revisión del material de carga en los aeropuertos, así como de la reacción de las autoridades, que los terroristas utilizaron para conocer las falencias del sistema y planear nuevos ataques.
Barack Obama tras confirmar lo que pudo haber sido un trágico ataque afirmó que "Al Qaeda continúa planeando atentados terroristas contra el país, sus aliados y sus ciudadanos. Vamos a reforzar la colaboración con el gobierno de Yemen para destruir a Al Qaeda, a promover un Yemen más seguro para que los terroristas no tengan espacio (…) Los profesionales de la lucha antiterrorista se toman esta amenaza en serio y vamos a trabajar para derrotar a Al Qaeda y sus afiliadas".
Este fallido ataque coincide con el momento en que se dio a conocer que el ex presidente George W. Bush ordenó durante el atentado al World Trade Center del 11 de septiembre de 2011 derribar cualquier avión de pasajeros que haya sido secuestrado.
Bush confirmó esta información a través de su libro “Decision Points” (“Momentos de decisión” en castellano), donde relata detalles de su vida como presidente estadounidense y su paso por el alcoholismo, adicción que confesó públicamente.
En su libro, Bush admite que ordenó a cazas militares derribar los cuatro aviones comerciales secuestrados. Todos volaban con su carga de pasajeros. Hasta confesó que en un primer momento creyó que aquel fatídico 11-S se había cumplido su orden y que habían sido cazas estadounidenses los que habían derribado el vuelo 93 de United Airlines (un Boeing 757-222 en rumbo a Washington) que se estrelló en Pennsylvania.
29 de octubre de 2010
Fuente: Reuters, EFE, Clarín e Infobae
Fotos: New York Times
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